Entrevista | Felipe Romera Director general del Parque Tecnológico de Andalucía ‘Málaga TechPark’

«Google está cada vez más integrada en el ecosistema de innovación de Málaga»

La labor de Felipe Romera en el PTA confluye con su vínculo con la Universidad de Málaga en su reciente nombramiento como Doctor Honoris Causa. El pasado, el presente y el futuro de la tecnópolis atraviesan las reflexiones de este ingeniero de telecomunicaciones soriano que acumula casi medio siglo de trayectoria profesional en tierras malagueñas. «Las empresas se ubican donde quieren, donde están más a gusto y tienen más oportunidades», asegura Felipe Romera para restarle importancia al hecho de que el gigante tecnológico no haya radicado sus instalaciones malagueñas en el propio PTA

El director general de Málaga TechPark, Felipe Romera.

El director general de Málaga TechPark, Felipe Romera. / Gregorio Marrero

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

Llegó a Málaga hace ya 44 años, en 1978 ¿le ha pasado a usted como al andaluz Antonio Machado en su Soria natal y ha vivido en esta ciudad del sur sus momentos más felices?

Vine a Málaga a trabajar como diseñador en Secoinsa -que luego se convirtió en Fujitsu- para desarrollar un proyecto de comunicación de paquetes. Luego, fui nombrado director de laboratorio de I+D. En Málaga, han nacido mis hijos, casi toda mi vida profesional la he desarrollado aquí y, por lo tanto, también es mi tierra. Al mismo tiempo que sigo siendo muy soriano, me he convertido en malagueño al 100%. He vivido de forma muy satisfactoria en esta ciudad maravillosa.

¿Qué hubiera pensado si, hace tres años, alguien le vaticina que su nombramiento como Doctor Honoris Causa de su querida Universidad de Málaga coincidiría en el tiempo con una pandemia y con una guerra europea?

Todo esto no era algo previsible. Si alguien me lo hubiera dicho, no me lo hubiera creído. Como ninguno de los demás españoles. Estamos pasando por tiempos muy imprevisibles y, al final, nos encontramos en una situación muy diferente. Tenemos que afrontar todo lo que nos viene por delante.

Antes de su entrada en el Parque Tecnológico, ya estuvo vinculado a la UMA, ¿cree que la apertura del PTA hace 30 años le puso la guinda al pastel de modernidad que la Universidad había empezado a cocinar en 1972?

Sí. Al mismo tiempo que estaba en Fujitsu, fui profesor de la Escuela Universitaria Politécnica. Desarrollaba proyectos más avanzados que hacíamos en Fujitsu para la Universidad y hacíamos proyectos fin de carrera. Porque el profesor José María Alonso Pedreira estaba empeñado en crear una diplomatura de Informática en Málaga. Y la creó. Nosotros, un compañero de Fujitsu y yo mismo, fuimos un poco las avanzadillas para desarrollar aquella diplomatura de Informática a través de los microprocesadores, que es lo que había en aquel tiempo. Luego, fui miembro del Consejo Social y eso me permitió acercarme más a la Universidad y tener mucho más conocimiento sobre ella. Casi al mismo tiempo en el que se empezó a desarrollar el PTA, a finales de los 80 y principios de los 90, se crearon la facultad de Informática y la Escuela de Ingeniería de Telecomunicaciones. Fuimos juntos en el desarrollo del PTA y los estudios politécnicos de la Universidad de Málaga.

"No somos un Silicon Valley. Ahora, sí somos un ecosistema de innovación pequeño-mediano a nivel europeo, que está creciendo"

Felipe Romera

— Director general del Parque Tecnológico de Andalucía ‘Málaga TechPark’

¿Cuánto ha cambiado Málaga desde aquel día de 1992 en el que la tecnópolis fue una realidad?

En aquella época, Málaga era una ciudad que no tiene nada que ver con la que tenemos ahora. Cuando los turistas llegaban al aeropuerto, tomaban la dirección de la derecha, hacia la Costa del Sol, y muy pocos iban hacia Málaga. Málaga no tenía atractivo para que la gente fuera. Entonces, la calle Larios a las siete o las ocho de la tarde se quedaba vacía. La ciudad que se ha transformado en los últimos 10 ó 15 años no tiene nada que ver con aquella. La de hoy es una ciudad atractiva y está considerada por muchos periódicos internacionales como una ciudad de moda. Como una ciudad especial para venir a vivir y a trabajar. El progreso le ha permitido ponerse a Málaga en la situación actual y el PTA ha tenido mucho que decir.

Felipe Romera, nuevo doctor honoris causa de la Universidad de Málaga

Felipe Romera, nuevo doctor honoris causa de la Universidad de Málaga / Gregorio Marrero

¿Qué balance haría, a vuela pluma, de sus 32 años como director general del PTA?

Siempre tuve la ilusión de que el parque fuera un gran instrumento para el desarrollo de Málaga, como hoy lo es. Nunca pude pensar hasta dónde llegaría. Pero sí era consciente de que era la gran oportunidad de Málaga. Ese entusiasmo que tuve desde el principio ha llegado hasta el día de hoy. Era muy difícil precisar cómo sería el parque 30 años después. El parque ha cambiado de una forma muy clara por las distintas olas de innovación tecnológica desarrolladas en el mundo. Empezamos por la electrónica y, a finales de los 90, surgió internet que fue lo que provocó una mayor transformación del parque. Entre 2007 y 2015, la crisis también fue un elemento positivo para el parque. Aunque perdimos 3.000 trabajadores, ganamos 5.000. El parque aprovechó muy bien que, por la crisis, las empresas tuvieran que ser más productivas para poder competir mejor en los mercados. Y, a partir de 2016, la transformación nos ha llegado por las tecnologías digitales. Todo eso era imposible de prever más allá del entusiasmo que yo tenía para hacer un proyecto con las mayores posibilidades.

"Nuestra ambición es que el parque pueda acoger 50.000 trabajadores. ¿Cuándo? Eso no lo sabe nadie"

Felipe Romera

— Director general del Parque Tecnológico de Andalucía ‘Málaga TechPark’

¿Le sorprende que, tres décadas después, usted siga al frente del proyecto o nunca pensó en una fecha de caducidad?

Entré con la maleta hecha, con el tique de salida. Era un proyecto de mucho riesgo, incluso para mi propio desarrollo profesional. Afortunadamente -gracias a los accionistas, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga, fundamentalmente- han decidido mantenerme en mi puesto y he podido desarrollar el proyecto de mi vida, de una forma completa, en estos 30 años.

¿Lo pasa mal cuando una empresa del parque tecnológico anuncia el despido masivo de trabajadores que conlleva un ERE?

Claro que sí. El parque son las empresas, las instituciones y los trabajadores, que son quienes mantienen el desarrollo económico de la propia ciudad. Cada vez que perdemos algo, se siente. Hemos perdido muchas empresas en todo este tiempo. Ahora mismo hay 600 y pico y por el parque han pasado más de 1.500 empresas. También es verdad que el desarrollo de un proyecto innovador conlleva riesgos. Muchas empresas se quedan por el camino. Cada vez que se despiden trabajadores por la situación económica de cada momento, no es algo agradable.

La tecnópolis superó antes de la pandemia los 20.000 trabajadores y acoge ahora a unas 650 empresas, ¿hasta qué punto puede disparar estas cifras la ampliación en la que se trabaja?

Nuestra ambición es que el parque pueda acoger 50.000 trabajadores. ¿Cuándo? Eso no lo sabe nadie. Nuestra obligación es tener la infraestructura para cuando haya una ola de innovación de gran potencial para el desarrollo empresarial. Nadie lo sabe. El año pasado, todavía en una situación de pandemia, hemos crecido un 10%, 2.000 trabajadores más. Todo depende de los ciclos económicos, de la tecnología que en ese momento esté y de nuestra capacidad para leer los mercados que se estén creando. Es verdad que las ventanas de oportunidad en esos mercados son cada vez más pequeñas y nuestro esfuerzo pasa por preparar infraestructura para cuando haya un boom, estemos nosotros ahí. Como ocurrió entre 2000 y 2007, cuando el parque tuvo un crecimiento brutal.

¿Corre esa expansión de las instalaciones el riesgo de verse lastrada por el inagotable reloj de arena de las obras faraónicas?

Nuestro trabajo va más enfocado al largo plazo que al corto plazo. Consiste en tener las infraestructuras listas cuando viene la oportunidad. Pero, evidentemente, el riego existe. La burocracia administrativa es cada vez más compleja. Y tenemos que ser capaces de convivir con ella. Claro que tenemos riesgos. En el riesgo trabajamos continuamente, desde que empezó a funcionar el parque.

¿Tiene algo de contrasentido o paradoja que la sede de Google sobre ciberseguridad haya sido emplazada junto al Puerto de Málaga y no en el PTA?

No. Estamos construyendo lo que yo llamo ‘un ecosistema de innovación malagueño’. La mayoría de ese ecosistema está en el parque. Pero no exclusivamente en el parque. Nosotros miramos a ese ecosistema de innovación en la provincia de Málaga en general, en Málaga capital en particular y en el parque como motor. A nosotros nos da igual dónde se ubican las empresas. Las empresas se ubican donde quieren. Donde están más a gusto. Dónde tienen más oportunidades. Eso no es el problema. Dentro de la fundación que se acaba de crear, Google es el representante del sistema de ciberseguridad malagueño y no está en el parque. Pero da igual. Lo importante es que las empresas de ese ecosistema de innovación cooperen entre ellas para darle un impulso al posicionamiento local. Además, la ciudad de Málaga va a ser un complemento importantísimo para el desarrollo de este ecosistema de innovación. Porque las empresas van a poder elegir. Al que le guste estar delante de la playa, irá delante de la playa. Pero, como se puede ver, el parque está creciendo de una forma muy importante y seguiremos creciendo así. Lo que sí sería un problema es que Google se aislara del ecosistema de innovación malagueño. Y es todo lo contrario. Google está cada vez mucho más integrada.

Ahora que tanto se habla de Málaga como ciudad tecnológica, ¿le parece beneficioso que la llamen ‘el Silicon Valley europeo’ o es una de esas comparaciones odiosas que, además, le restan valor a lo que está sucediendo?

La propaganda está muy bien. Que esto es un Silicon Valley, está bien. Ahora, ¿somos un Silicon Valley? No. No lo somos. Vivimos en otra dimensión. Esto es como cuando nos quieren comparar con Barcelona o con Madrid: es otra dimensión. A nivel de promoción, está bien. Lo del Silicon Valley le da la idea al no experto de que aquí están pasando cosas. Pero, evidentemente, no somos un Silicon Valley. Ahora, sí somos un ecosistema de innovación pequeño-mediano a nivel europeo, que está creciendo. Tenemos una gran oportunidad en los mercados internacionales y la vamos a aprovechar. En este sentido, esa idea de Silicon Valley está bien. Ahora, compararla con la realidad... Silicon Valley es otra cosa. ¿Podemos decir que Málaga puede aspirar a serlo? No. Podemos aspirar a coger las enseñanzas de Silicon Valley. Que, por cierto, las enseñanzas de Silicon Valley son las que yo he cogido desde que empezó el parque para poderlo desarrollar y poder hacerlo crecer más. Este es el mensaje. No es tanto ‘un Silicon Valley europeo en Málaga’. Sino un ecosistema de innovación que crece mucho. Que tiene una gran fuerza. Que estamos organizados. Y que todo esto es el instrumento de valor para que las empresas vengan aquí y para que podamos empezar a crear grandes empresas desde aquí.

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