Entrevista | Francisco Franco Doctor en Ciencias y director de la cátedra de Cátedra Ciencias del Litoral Costa del Sol

«Las playas de la Costa del Sol son por su naturaleza de las más sensibles a los temporales»

Este experto en dinámicas de las playas de la Universidad de Málaga reconoce que la provincia sufrió esta semana los efectos de unos episodios inéditos durante décadas, con unas olas de más de cinco metros de altura, después de un primer temporal que hace dos semanas ya castigó la estabilidad de multitud de tramos del litoral costasoleño

Franco es doctor en Ciencias y director de la cátedra de Cátedra Ciencias del Litoral.

Franco es doctor en Ciencias y director de la cátedra de Cátedra Ciencias del Litoral. / Álex Zea

Fran Extremera

Fran Extremera

La Costa del Sol ha tenido que emplearse a fondo a las puertas de la Semana Santa, después de que sus playas hayan sufrido los efectos de uno de los peores temporales que se recuerdan en décadas. Para comprender la naturaleza de los arenales malagueños hemos recurrido al doctor en Ciencias Francisco Franco, director de la Cátedra de Ciencias del Litoral Costa del Sol. En esta entrevista nos recuerda que muchas playas venían de un primer temporal, registrado hace casi tres semanas, y arroja luz sobre la singularidad del litoral malagueño ante estos episodios naturales.

Usted es químico de formación e hizo su tesis en minerales de arcilla. Si una playa está integrada al 50% por agua y arena, ¿qué es lo que condiciona llegar a perder toda la arena en pocas horas, como hemos vivido a principios de esta semana?

Hay muchos factores que pueden hacer variar la afectación de una playa a otra dentro de un mismo temporal. Estamos viendo que uno es la dirección y energía del oleaje. Hemos tenido un oleaje de hasta cuatro metros, con picos de cinco y medio. Y también observamos que las más afectadas son las que están orientadas hacia el sureste, como lo están la mayoría en el litoral malagueño. Pero además teníamos la situación especial de que algunas estaban ya muy debilitadas, porque tenían un contenido de arena muy pequeño.

¿No ha habido excepciones?

Sí. En la capital, por ejemplo, la de Huelin. Fue regenerada hace poco más de un mes y ha resistido bastante bien el temporal. Pero sin embargo podemos ver la zona de Marbella, que hace dos semanas ya sufrió los efectos de un primer temporal, donde este segundo embate ha afectado muchísimo.

¿Hay más condicionantes estructurales?

Las playas de la Costa del Sol son por su naturaleza de las más sensibles e inestables. Por su propia estructura. Tenemos una parte del continente europeo que no la vemos, que se encuentra sumergida y es plataforma continental. Pues la misma no suele tener una profundidad muy alta y representa la continuidad de las playas. Después de esa placa cuya profundidad máxima es de 50 metros, nos encontramos un escalón y llegamos rápidamente a profundidades de unos 200 metros. Si usamos Google Maps veremos que a la altura del Delta del Ebro la franja de placa es muy amplia, con una extensión que alcanza hasta cientos de kilómetros. Sin embargo, en la Costa del Sol esta plataforma continental es muy pequeñita. Esto hace que cuando un temporal de Levante se lleva nuestros sedimentos, gran parte de ellos caigan de esa plataforma y se coloquen en profundidades importantes. De esa forma no vuelven a reintegrarse a las playas de manera natural, al contrario de lo que ocurre en muchas playas del Levante español, donde aunque pueda perderse toda la arena, dos semanas después la playa vuelve a regenerarse automáticamente.

¿Eso obliga a que las regeneraciones deban repetirse todas las campañas, año tras año?

En parte es por ese motivo del que hablamos, porque tenemos un litoral muy muy sensible. Y así tenemos que trabajar en estabilizarlo. Pero las estrategias van evolucionando. Antiguamente teníamos espigones perpendiculares a la costa que permitieron en su momento estabilizar las playas. Todos recordamos que al Levante se formaban playas con arena fina y a Poniente otras de guijarros, con cantos rodados, arena mucho más gruesa y aguas transparente. Eso generó ecosistemas marinos propios. Pero esos espigones se quitaron porque afectaban a la regeneración de las playas en otros lugares. Era una técnica que permitió crear playas. Y hoy es impensable quitar esos espigones que se quitaron en el pasado. Porque hay ciertas especies protegidas, por ejemplo algunas variedades de lapas, y las normativas van evolucionando. Costas ahora mismo no permitiría quitarlos.

Este experto abunda en las características singulares de las playas malagueñas. | ÁLEX ZEA

Este experto abunda en las características singulares de las playas malagueñas. | ÁLEX ZEA / FRAN EXTREMERA. MÁLAGA

¿Cuál es entonces la alternativa a esos antiguos diques?

La filosofía del espigón, para que no afecte a la regeneración de playas contiguas, ha cambiado hasta no permitir los que son perpendiculares a la línea de costa. Ahora se construyen paralelos a la playa, a unos 60 o 70 metros, y sumergidos. Así propician las corrientes que permitan el arrastre de sedimentos a esas playas contiguas. Con estas características había pendiente de instalación varios espigones en Marbella. Y podemos poner como ejemplo de éxito la playa de La Rada, en Estepona. Es una playa urbana muy inestable durante años. La pasada temporada se instaló un dique paralelo a la costa y ha propiciado una estabilización adecuada, con arena de calidad en la zona

¿Cómo justificamos hoy por hoy esa continua inversión millonaria que se realiza en regeneraciones ?

Si tenemos en cuenta que tenemos que regenerar tras cada temporal, es cierto que el coste es inferior si construimos una serie de diques exentos que estabilicen de forma definitiva. Además, estas estructuras permiten crear nuevos ecosistemas marinos o que favorecen la cría de distintas especies marinas entre las rocas. Porque estas zonas son perfectas para el alevinaje y luego se convierten en espacios ideales para prácticas deportivas como el submarinismo. A la larga son las soluciones más recomendables. Pero hay que analizar situación por situación, playa por playa. No podemos generalizar.

De hecho, en los últimos años se ha logrado estabilizar la playa de Ferrara, en Torrox-Costa, al unir el efecto de un dique perpendicular, a la altura del faro, con otro exento.

Cada playa recibe sedimentos de distintas zonas, cada una tiene su propia orientación o morfología. Para construir estos sistemas hay que hacer un estudio de impacto que permita un resultado eficaz. Hay así que recurrir a expertos en dinámica para encontrar la solución más idónea.

¿Cómo contribuye asimismo el hombre a variar las dinámicas con la apertura de un nuevo puerto o la ampliación de uno ya existente?

El ser humano a través de su actividad genera impactos en el medio terrestre y marino de manera constante. E incluso no sólo afecta a la dinámica marina lo que se construye en la costa, sino lo que se construye en el continente. Afecta la construcción de un embalse, porque los sedimentos de un río hacen variar las playas. La creación de nuevos puertos también genera un impacto medible. Los técnicos cuando se promueve la expansión de un puerto antiguo o la creación de un nuevo evalúan los efectos. La cuestión es que si se toman estas medidas, conjuntamente a la creación de nuevas actuaciones debemos compensar esos impactos. Tenemos a través del conocimiento que genera la ciencia la posibilidad de actuar para compensar las variaciones que propician esas obras de ampliación o creación de puertos.

¿Se nos queda en el tintero algún otro factor medioambiental que afecte a estas dinámicas de las playas en la provincia?

En este temporal, el más reciente, no sólo han podido propiciar mayores daños las infraestructuras que tenemos a lo largo del litoral. También afecta el cambio climático en el que estamos inmersos. El calentamiento global hace que el agua tenga mayor expansión térmica. Ocurre cuando calentamos un metal y se expande. El calentamiento global de las aguas tiene ese mismo efecto. Ese aumento del nivel del mar también está presente en estos episodios que acabamos de vivir en la provincia. Al final el problema es muy complejo.

En nuestras manos tenemos entonces, hacia una mayor sostenibilidad, corregir uno de los factores que pesan en las playas.

El hombre, el ser humano, genera un impacto, que es medible, pero sabemos hoy por hoy que nosotros podemos compensarlo con medidas correctoras. Estamos en disposición de mejorar nuestro entorno y debemos hacerlo por nuestra responsabilidad, pensando en las futuras generaciones.

¿Justo con ese planteamiento estamos a tiempo de poder impulsar iniciativas a medio y largo plazo que eviten un deterioro casi definitivo?

El malagueño desde hace décadas ha vivido en la provincia de espaldas al mar. Hemos pensado que el patrimonio natural está en nuestros montes. Pero tenemos un patrimonio natural precioso en nuestro litoral. Ya que explotamos ese entorno, porque sabemos que el sector turístico ha convertido a la Costa del Sol en el destino emblemático de Andalucía, justo ahora debemos empezar a pensar en su sostenibilidad. Y tenemos que empezar a planificar acciones que permitan definitivamente mejorar ese entorno. No olvidemos que es parte de nuestro patrimonio natural.

De hecho, ustedes como investigadores insisten siempre en la necesidad de divulgar los conocimientos que en la última década nos han hecho ver con otros ojos incluso a las tradicionales natas de nuestras playas.

Debemos evitar el desconocimiento, ciertamente. Sin la investigación científica podemos encontrarnos con que se invierte muchísimo dinero en eliminar unas natas que, en efecto, no dejan de ser una parte del tipo de sedimento mineral que es propio de nuestro litoral malagueño.

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