Centro 42 Málaga

Una universidad sin profesores y con un cien por cien de empleabilidad en el sector tecnológico

Así es el centro 42 Málaga, abierto por la Fundación Telefónica en Tabacalera para facilitar el reciclaje profesional en mundos como la programación, los videojuegos, el Big Data o la inteligencia artificial

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

Una 'universidad sin profesores', con una metodología diferente y con todas las salidas laborales que ofrecen el sector tecnológico. Una ventana abierta "con un cien por cien de empleabilidad" para reciclarse profesionalmente en los mundos nuevos y cambiantes de la programación informática, los videojuegos, el Big Data, la inteligencia artificial o la ciberseguridad. Esas son las señas de identidad con las que ha despegado 42 Málaga, un centro de la Fundación Telefónica que ha sido puesto en marcha en Tabacalera con la colaboración del Ayuntamiento, la Junta de Andalucía y la Diputación Provincial. 

El estudiante como protagonista

El director de 42 Málaga, Luis González, rompió el hielo -en una visita guiada a las instalaciones- con una de las realidades más llamativas a las que se enfrenta el alumno: "No existe la figura del profesor, el estudiante es el protagonista de su desarrollo y es quién debe marcar el rumbo de su aprendizaje".

Sus palabras fueron refrendadas por una estudiante, la malagueña Laura García, quien destacó la importancia de la presencialidad y el trabajo en equipo dentro de estas actividades tan enfocadas al mundo virtual: "No puedes avanzar si no te apoyas en tus compañeros y si ellos no se apoyan en ti, aquí no se está con la cabeza agachada sino con la oreja pegada a todo, todo es cien por cien colaborativo y la autogestión es absoluta", resume.

El universo que respiran adquiere una dimensión de lo más ilustrativa cuando el itinerario llega a la zona de break, un espacio de descanso donde varios alumnos compartían al mediodía de este lunes una palmera gigantesca. 

La importancia de esta zona de esparcimiento fue también resaltada por el director de Málaga 42, Luis González, quien defendió que "a veces, cuando se cambia de ámbito fluyen más las ideas" "Hay zonas para ocio, comida, descanso, camas o duchas, se está a dos minutos de la calle y muy cerca de la playa; se podría vivir aquí perfectamente, aunque no está habilitado expresamente para vivir pero sí para pasar mucho tiempo", aclaró Luis González.

Mientras en el centro seguía latiendo su actividad, su director explicó que hay 210 ordenadores y capacidad para más de 600 alumnos. 

Eso sí, los 172 privilegiados que ocupan ya una de esas computadoras han tenido que pasar un exigente periodo de pruebas con preselecciones.

4.500 solicitudes

Tras una 4.500 solicitudes iniciales, hubo una amplia preselección y luego llegó la definitiva 'piscina' en la que, según recalcó Luis González, los aspirantes "tienen que invertir tiempo, dar lo mejor de ti y ser generosos con los demás".

Se refería con el término 'piscina' a la criba definitiva: "A 26 días previos en los que se lanzan sin saber lo que hay, pasan muchas cosas en este centro y se llegan a identificar cuáles son los verdaderos perfiles 42".

De hecho, de los 400 que afrontaron sendas 'piscinas' han quedado menos de la mitad para el inicio del curso: 172 alumnos de diversa procedencia geográfica y profesional, con sectores como la restauración o la hostelería entre aquellos desde los que se da uno de los saltos más vertiginosos al mundo de la tecnología. Para otros alumnos, la evolución es más natural porque ya saben programar.

En verano, se celebrarán nuevas pruebas para ampliar el alumnado y hay sendas 'piscinas' previstas para el 4 de julio y el 8 de agosto: "Espero que muchos piensen que la tecnología es para ellos y se animen a zambullirse", dijo el director de este espacio ubicado en la zona tecnológica del complejo de Tabacalera

Las posibilidades de futuro de los estudiantes son asociadas a "un cien por cien de empleabilidad" por la Fundación Telefónica.

Luis González aseguró que, según los datos que se desprenden de lo sucedido en otros campus españoles, "en el primer año, recibirán entre seis y ocho ofertas de trabajo al mes".

Además, la duración del curso es flexible y no está cerrada: "Es en función de las horas que el alumno viene cada día y, más adelante, ya empiezan las especializaciones; la media suele ser de tres años, aunque hay quienes lo han finalizado en varios meses", expuso Luis González.

Junto a él, uno de los estudiantes proclamaba su disposición a "trabajar" porque "el objetivo es meternos en el mundillo de la tecnología y conseguir lo máximo posible". Su nombre es Antonio Herrera Jurado, es de Almería y tiene 33 años. Trabajaba en un call center atendiendo llamadas hasta que se quedó en el paro y vio en internet la posibilidad de enrolarse a Málaga 42.

El entusiasmo lo comparte Laura García, también de 33 años, una malagueña licenciada en Periodismo que procede del diseño gráfico: "El curso lo vamos a disfrutar todavía más que la piscina, disfrutar hasta formarnos como un profesional reciclado", afirmó antes de seguir relatando su experiencia. Tras ocho años en la publicidad y el diseño gráfico, sintió que se agotaba su ambición y que era el momento de tomar una nueva vía.

Mucho más joven es Félix de Federico, un malagueño de Rincón de la Victoria y con 19 años que estudiaba Ingeniería de la Energía, pero "como fue todo el curso online por la pandemia" descubrió que la metodología de la universidad no funcionaba con él y terminó perdiendo la motivación. Luego, le dio otra oportunidad a la universidad de forma presencial pero tampoco se sintió cómodo. Iba a dedicarse a la Formación Profesional pero, finalmente, lo ha apostado todo al proyecto 42 Málaga: "Esto te hace evolucionar como persona y te hace ver cosas de ti mismo que no conocía", apuntó con mucha ilusión.

Otra historia que saltó a la palestra entre los estudiantes fue la de Teresa Ruiz, de 45 años y madre de tres hijos. Siempre quiso dedicarse a la informática pero le decían que no era algo para ella "sino para el hermano o para el primo". 

Tras muchos años en el sector turístico, se decidió a luchar por su suelo tras corroborar que "los hoteles son demasiado demandantes".

Esta madrileña -que se afincó en Málaga durante la pandemia- se pagó varios cursos de informática y al ver que "esto era gratuito" se lanzó "a tope". "En cuanto dije en una entrevista que estaba estudiando programación, cambió todo", dijo antes de glosar el motivo de la alegría que desprende. "Con un poco de suerte", le llegará dentro de unas horas un contrato en una consultora informática y lo compaginará con el proyecto 42 Málaga. 

"Esto es como un scape room, hay mucho secretismo y vas superando una y otra prueba, esta es la verdadera magia de estar aquí", apuntó Teresa Ruiz para invitar a todo aquel que desee reciclarse en el sector tecnológico para, al menos, intentar entrar por la ventana que ofrece 42 Málaga.

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