Salud

El consumo de tabaco en Málaga no alcanza los niveles de venta previos a la pandemia

En 2021, la compra de cigarrillos, puros o tabaco de liar comenzó a recuperarse pero no llegó a las cifras preCovid - El año de la pandemia, la venta de tabaco cayó casi en un 10%

Un hombre fuma un cigarrillo en la calle Larios. | ÁLEX ZEA

Un hombre fuma un cigarrillo en la calle Larios. | ÁLEX ZEA / ana i montañez. málaga

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

El parón mundial que generó la expansión de la Covid-19 se ha estudiado ya desde multitud de perspectivas: efectos económicos, sociales, sanitarios, psicológicos... Entre todo ello, hay un factor que desprende un análisis interesante ya que puede emplearse como termómetro para la salud, la economía y la interacción social de una parte importante de la sociedad: El tabaco.

La crisis sanitaria provocó un descenso en las ventas de tabaco por unidades de casi el 10% en Málaga con respecto a 2019. Cuando el año antes del estallido de la pandemia se vendieron más de 142 millones de unidades, ya sea de cigarrillos, cigarros, paquetes de liar o puros, en 2020 se compraron en torno a 129, según las estadísticas sobre el mercado de tabaco elaborada por el Ministerio de Hacienda.

En términos económicos, la ciudadanía pasó de gastarse unos 451 millones de euros en tabaco el año previo a la pandemia a 400 millones en 2020.

Hay diferentes factores que pueden explicar esta caída. Por ejemplo, la concienciación sobre la importancia de tener un sistema respiratorio fuerte, que aumentó entre los ciudadanos ante los estragos provocados por el Sars-Cov-2.

El aislamiento, el estrés ha hecho que muchos pacientes, como esto tiene un componente también psicológico, hayan empeorado en la adicción

«Los pacientes sí que han sido más conscientes de lo que son las enfermedades respiratorias y se han cuidado más. Los pacientes con EPOC [enfermedad de obstrucción pulmonar crónica] han tenido menos agudizaciones porque se han cuidado más, también los asmáticos», explica Esperanza Doña, neumóloga en el Hospital Regional de Málaga y responsable de la consulta de Tabaquismo, aunque hace una puntualización: «Pero por otro lado el aislamiento, el estrés ha hecho que muchos pacientes, como esto tiene un componente también psicológico, hayan empeorado en la adicción. Y otra cosa añadida es el acceso a las consultas, durante mucho tiempo los pacientes no han ido al hospital, solo para patologías muy agudas, con lo cual en ese aspecto también hemos perdido».

La falta de sociabilización aumentó las adicciones en algunos pacientes aunque también pudo contribuir al descenso en las ventas, ya que fumar, en algunos casos, también se concibe como un acto social, que se acentúa durante ciertas actividades de ocio.

La calle Larios, propuesta por la AECC para ser espacio libre de humos. | ÁLEX ZEA

La calle Larios, propuesta por la AECC para ser espacio libre de humos. | ÁLEX ZEA / ana i montañez. málaga

Y, por último, los problemas económicos. La pandemia vino acompañada de una crisis económica que aún no ha remitido, por lo que ciertas personas se vieron obligadas a disminuir la compra de tabaco por la falta de ingresos.

Las ventas no se recuperan

El año pasado, las ventas de tabaco empezaron a recuperarse aunque no llegan a alcanzar los niveles prepandemia.

Según los datos de Hacienda, el año pasado se vendieron aproximadamente 133,2 millones de cigarrillos, cigarros, puros...

Por tanto el consumo sigue siendo un 6% menor de lo que era habitual en 2019. Los malagueños se gastaron unos 416,2 millones a lo largo de 2021.

En lo que va de 2022, en la provincia se han comprado ya 41,6 millones de unidades, lo que ha supuesto un gasto de 133,8 millones de euros.

Málaga es la sexta provincia española donde más tabaco se consume, por detrás de Barcelona, Madrid, Valencia, Alicante y Girona. Por cierto, un ranking que los efectos de la pandemia en el consumo no ha modificado.

Una mujer fuma un cigarrillo electrónico. | L.O

Una mujer fuma un cigarrillo electrónico. | L.O / ana i montañez. málaga

Lo primero es ser consciente de que esto es una enfermedad. El tabaquismo no es un vicio es una enfermedad crónica, adictiva y recidivante. Como tal, hay que pedir ayuda, porque hay profesionales que nos dedicamos a esto

¿Cómo curarse?

A diferencia de lo que se suele pensar, dejar de fumar no es un trance que se deba pasar por cuenta propia y a base de fuerza de voluntad. Existen recursos sanitarios y apoyo especializado dedicado a acompañar al paciente en el abandono de la adicción.

«Lo primero es ser consciente de que esto es una enfermedad. El tabaquismo no es un vicio es una enfermedad crónica, adictiva y recidivante. Como tal, hay que pedir ayuda, porque hay profesionales que nos dedicamos a esto», recalca Esperanza Doña, que habla de dos vías para acceder a los servicios sanitarios, según la situación de la persona.

«Si es un paciente que está yendo a su centro de salud, puede solicitar ayuda, que hay unidades de tabaquismo. Si el paciente está ingresado exactamente igual, si eres personal del hospital exactamente igual, a nivel de todos los estamentos pueden acceder a las unidades de tabaquismo».

En el caso concreto de la unidad de tabaquismo del Hospital Regional, se atienden a pacientes derivados de otras unidades o centros sanitarios, asícomo al personal del hospital que quiera dejar de fumar.

En septiembre del año pasado, después del último pico de la Covid-19, la consulta retomó su ritmo de asistencia habitual, hasta entonces muy limitado por la necesidad de centrar los esfuerzos en la atención a pacientes con Covid-19.

En esta consulta se hacen seguimientos muy estrechos y continuos, con revisiones médicos cada 15 días, un mes o dos meses.

La doctora Doña explica que los pacientes reciben una atención combinada, en la que se trabaja, por un lado, la dependencia física, producida por la nicotina, además de una intervención psicológica.

«Hay que reconocer la fase en la que está, hay que tener en cuenta las características personales de cada uno, es una intervención muy individualizada. Cada paciente es un mundo», continúa la neumóloga. «Cuando uno va al dentista a quitarse una muela no le dice que no le ponga anestesia, pues en esto igual. Si estás pensando en dejar de fumar pide ayude para que sea un poquito más fácil y más exitoso el proceso».

Esperanza Doña asegura que cualquier cualquier etapa vital es un buen momento para dejar de fumar, independientemente de la edad o las enfermedades que tenga la persona que se esté planteando abandonar el tabaco.

«Estamos a tiempo de dejar de fumar porque en cualquier esfuerzo que hagas no tienes nada que perder y mucho que ganar».

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Vapeos, cachimbas, pipas de agua, cigarrillos electrónicos... son las nuevas formas de fumar que se están extendiendo cada vez entre población más joven.

Tanto es así que los profesionales sanitarios advierten de que se han convertido en la puerta de entrada hacia el tabaquismo para los jóvenes.

«Fumar con este tipo de dispositivos es fumar de otra manera pero también tiene consecuencias nocivas para nuestra salud. Nuestros pulmones no están hechos para respirar humo, están hechos para respirar aire sano y limpio», alerta la neumóloga del Hospital Regional, Esperanza Doña.

De hecho, esta profesional especialista en la asistencia a fumadores que quieren dejar el tabaco aporta unos datos de una encuesta realizada a nivel nacional con alumnos de Secundaria:

«Los datos nos dicen que uno de cada dos jóvenes entre 14 y 18 años ha probado el cigarrillo eléctrónico y el 75% de este margen de edad ha probado las pipas de agua», expone la doctora.

«Y luego le preguntas si ha fumado cigarrillo convencional te dicen que no, es decir, que la vía de inicio está siendo esta, luego esta población salta al cigarrillo convencional».

No obstante, el principal problema es que los jóvenes que empiezan a usar estos dispositivos no consideran que estén fumando por lo que son ajenos a las consecuencias negativas que pueden producir en su organismo.

«Si le preguntas a la población joven si fuma te va a decir que no pero pregúntale si consume cigarrillos electrónicos», añade Esperanza Doña.

«Nos queda mucho camino por hacer. Todos los avances que se han hecho han tenido un impacto positivo de hecho las cifras de tabaquismo van disminuyendo pero tendrían que bajar todavía más. Todos los esfuerzos que hagamos son bienvenidos pero tenemos que pensar que esta es la principal causa de morbi mortalidad en occidente que es prevenible. Tenemos que atacar aquí. Ahora tenemos un problema de salud pública en el que nos tenemos que implicar todos», añade la sanitaria, que sostiene que después de la pandemia ha vuelto a normalizarse el consumo de tabaco.

La población empieza a fumar a edades más tempranas con estos nuevos dispositivos

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