Educación

Ganas e ilusión el primer día de colegio en Málaga

Los alumnos de Educación Infantil, Primaria y Especial comienzan en la capital la vuelta a la rutina con unos horarios reducidos para hacer más llevadero el fin de las vacaciones de verano

Ana Barranco

En la calle, ya son muchas las mochilas de colores brillantes y ‘muñequitos’ que se pasean de camino al colegio. Los alumnos de Infantil, Primaria y Educación Especial son los primeros en arrancar la vuelta a la rutina después de las vacaciones de verano. En Málaga son 146.635 los alumnos que finalizan las vacaciones de verano, repartidos en 467 centros docentes

A la mayoría parece que el domingo les llevó más tiempo de la cuenta hacer caso a la cancioncilla de la Familia Telerín de los 70 y 80 que decía aquello de: «Vamos a la cama que hay que descansar, para que mañana podamos madrugar». 

Y así lo parece porque muchos de ellos no paran de bostezar y restregarse los ojos. Aún así, las ganas de reencontrarse con sus amigos y estrenar los nuevos rotuladores vencen en el 90% de los casos, al menos hoy que las clases no empiezan antes de las once. 

Naevia tiene cinco años. Es muy presumida y según su madre ha pasado un buen rato escogiendo su ‘look’ para el regreso a las clases. «Ella tiene que elegir su ropa, me dice ‘estás cosas no pegan, mamá». Clara asegura que su hija estaba «en modo verano» y que no tenía demasiadas ganas de volver a la rutina. Sin embargo, «en cuanto vio los libros se puso a hacer la cuenta atrás». 

Estará en el colegio desde las 12.00 horas hasta las 14.00 horas, pero mañana tocará madrugar: «Lo que lleva mal es madrugar, a partir de mañana será peor», insiste su madre. Por su parte, en el caso de Jairo y Raúl, que estudian en un colegio de Carranque, la principal motivación para levantarse ha sido «volver a ver a los amiguitos de todos los años», según narra su padre. El más pequeño de los dos, de seis años, sin duda el más travieso, comienza primero de primaria y su padre, Jesús, dice que «se le va a hacer más cuesta arriba»: «Ha visto al hermano paso y paso y agobiado algunos días por los exámenes y los deberes y no quería».  

Al menos, tiene el consuelo de poder estrenar mochila y cartuchera nuevas. A Ale le pasa algo muy parecido, aunque él empieza segundo. Su madre, Loli, asegura que ayer «estaba un poquillo desanimaíllo», pues dice que insistía en que «las vacaciones le habían sabido a poco». Al preguntarle, parece que solo necesita ver a sus amigos y a su profesora, la misma del curso pasado, para tener ilusión. Su hermano, Rubén, que ha ido a acompañarle, tendrá que esperar hasta el próximo jueves para volver al instituto. 

El comienzo de las clases significa también para muchos poder estrenar todo el material escolar nuevo, desde los bolígrafos y los rotuladores, hasta la fiambrera para el desayuno de media mañana. Sin embargo, la ilusión que para un niño o una niña puede suponer estrenar 'El Letrilandia', el mítico cuadernillo para practicar la escritura y el abecedario, para muchas familias puede suponer unos gastos difíciles de soportar, más aún en un contexto marcado por la inflación económica.

El inicio del curso escolar 22/23 en Málaga, en imágenes

Padres, madres y niños en la entrada a un colegio de Málaga / Álex Zea

Desembolso en papelería

Como ya informó La Opinión, según un informe elaborado por la Unión de Consumidores de Andalucía, el gasto medio de las familias sería, este curso, un 8% más alto. 

Sin embargo, la mayoría de los padres resaltan que, en general, «les han pedido cosas razonables». Esta es también la percepción de Nuria, dueña de una papelería en el barrio de Miraflores de los Ángeles. «Según las listas que yo he atendido, casi todos los colegios han sido muy prudentes a la hora de pedir material». 

De entre todo lo necesario para regresar a las clases, los libros son lo más caro. Nuria razona que «los libros valen lo que valen y ahí el colegio no puede decir nada». 

Clara detalla que se ha gastado en torno a 180 euros. Del total, solo cuadernillos y libros de lectura del último curso de Infantil para todo el año escolar le han costado 120 euros.

De hecho, este año solo disfrutan del cheque-libro de la Junta de Andalucía, que permiten la gratuidad de dichos materiales para las aulas, los alumnos de primero y segundo de Primaria. El resto de cursos, también de la secundaria, reutilizarán, en la mayoría de los casos, los libros del curso pasado que ya emplearon sus compañeros.

A su elevado coste, se suman el de las libretas, rotuladores y lápices, así como los uniformes o la ropa «de todos los días». Jesús, padre de Jairo y Raúl calcula que solo en prendas de vestir para sus hijos se habrá gastado en torno a 100 euros, teniendo en cuenta que ha tratado de reutilizar algunas de ellas: «Lo de Jairo que ha estado mejorcito lo lo he ido guardando para Raúl». 

«Va a haber más de todo, será covid o será gripe o faringitis»

Los padres y madres temen que, como advierten numerosos expertos en biología y medicina, pueda darse una nueva ola de coronavirus en la provincia en los próximos meses, motivada también por el regreso a los centros docentes.  

El doctor en Bioquímica y Biología molecular, Diego Arroyo, advirtió a este periódico que «sin duda, el próximo otoño-invierno habrá una nueva ola de covid». 

Clara, madre de una niña de cinco años, opina que «lo que va a haber es más de todo, será covid, o será gripe o faringitis» y añade: «Mientras dé flojito». 

Por su parte, Loli, madre de un niño de siete, asegura que durante el último mes de clase del curso anterior, trataba de que su hijo siguiera llevando la mascarilla pero que tampoco «quería que se obsesionara» al no ser ya de uso obligatorio. Además, la mayoría de sus compañeros y profesores ya no la llevaban. 

Es por eso que justifica: «Voy a dejar el cuartelillo que el colegio vaya marcando (...). Si hay que ponérsela, nos la pondremos». 

En este sentido el biólogo Diego Arroyo sostiene que, de hecho, es la mascarilla una de las soluciones en algunos problemas asociados a la convivencia con el virus y sus distintas cepas. 

Es por eso que declaró a este medio: «Creo que deberíamos mantener determinadas medidas, que no paralizan la actividad económica ni afectan a la vida cotidiana de una manera grave, si lo que queremos es atajar un nuevo pico del virus»

Entre ellas, cita la ventilación: «Estar en un lugar bien ventilado es casi una garantía de que no se va a producir una transmisión. A veces medidas tan sencillas, como que una persona que tenga un resultado positivo use una mascarilla, puede ser tal vez suficiente para prevenirlo», expuso. 

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