Crónicas de la ciudad
El basurero dedicado a Rimsky-Kórsakov
En San Julián y en el vecino Polígono Villa Rosa sobreviven dos prometedores focos de suciedad, el primero, vía de paso de los niños que van al campo de fútbol
Estos días de ruido y furia deberíamos tener claro que una cosa es el actual gángster del Kremlin que se enfrenta al mundo civilizado y otra bien distinta la gran cultura rusa, a años luz del despiadado dictador.
Sin ir más lejos, aquí va una propuesta para el fin de semana que les hará conectar con la Madre Rusia de una forma bastante peculiar y malaguita. De hecho, si quieren ahorrarse hasta la gasolina sólo deben acercarse por calle Córdoba y subirse a la línea 5 de la EMT que, en un pispás, les conducirá a «La Loma», como los «lomeños» han conocido toda la vida la Loma de San Julián o San Julián a secas.
Nada más bajarse en la entrada del barrio deberán tomar una calle a la derecha que a los pocos metros está flanqueado por aparcamientos de tierra. En ese momento deberán colocarse unos pinganillos y escuchar el famoso ‘Capricho español’ del genial Nikolái Rimsky-Kórsakov, 15 minutos llenos de ritmo y gracia que parecen compuestos por sus colegas Granados o Albéniz.
No es ningún capricho, el camino por el que escuchan esta pieza rusa tan española es precisamente la calle Rimksy Kórsakov, aunque difícilmente se encapricharán de ella porque con la pertinacia de una sequía, desde hace tiempo vegeta por el lado de la derecha un grupo de contenedores a cuyo alrededor ha florecido un ‘ecosistema de vertedero’ con un espurreo preocupante de basura, escombros y cacas, sobrevolado por nubes de avispas.
El incivismo de algunos mamíferos con DNI y el hecho de que la calle dedicada a este compositor ruso no esté a la vuelta de calle Larios han forjado este paisaje degradado, atravesado forzosamente por los niños que juegan en el vecino campo de fútbol, al final de la calle, pese a que no sea un trayecto muy higiénico.
Pero si este capricho les ha sabido a poco, pueden escuchar del mismo autor la preciosa obertura de 'La Gran Pascua Rusa', aunque nada haya que festejar si se adentran por el siniestro Carril de Cruzcampo, en el vecino polígono Villa Rosa, muy cerca ya del Guadalhorce y que pese a albergar las instalaciones de Canal Sur, es una continua exposición de muebles, escombros y palés en diferentes estados de descomposición.
Se adivina, eso sí, la huella de alguna excavadora, evidencia de que la limpieza es cíclica, pero los incívicos son más rápidos, así que el aspecto de desolación, suciedad y abandono del carril parece la conciencia de Putin.
En resumen, de la mano de Rimsky-Kórsakov, exponente de lo mejor de Rusia, se puede conocer una realidad malaguita que aspira a mejorar. Ánimo.
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