Vivir a través de la pantalla

La ‘nomofobia’ afecta cada vez más a los jóvenes

La normalización del uso continuado del móvil ha llevado a que, aunque coincide en características con otras adicciones, no aparezca siquiera reconocido como patología en el manual de psiquiatría de referencia a nivel internacional - Su consumo excesivo perturba nuestros hábitos de descanso e incluso nuestras relaciones sociales - Ansiedad, agresividad y alucinaciones auditivas, los psicólogos y trabajadores sociales advierten sobre ‘la ultraconexión’ a los teléfonos móviles

La ‘nomofobia’ afecta cada vez a los jóvenes.

La ‘nomofobia’ afecta cada vez a los jóvenes. / L. O.

Ana Barranco

Perder la noción del paso del tiempo, dejar de lado otras necesidades básicas, provocar un conflicto familiar por no poder usarlo o consumirlo, tener una actitud agresiva o sufrir abstinencia. Los expertos advierten de que estas son las principales consecuencias de ser adicto a algo, no necesariamente a una sustancia tóxica como el alcohol o las drogas.

"Que tire la primera piedra al que nunca le haya pasado, al menos, una sola de ellas". Con casi total seguridad serían pocos los que se atreverían a contradecir esta expresión, pues existe un dispositivo al que tenemos acceso las 24 horas del día, de pequeñas dimensiones, que está cada vez más ligado a las actividades cotidianas de nuestro día a día. En cierto modo, podría decirse que es la versión moderna del ‘gachetobrazo’ del peculiar inspector de la serie de animación de finales de los años 80. «Ya forma parte de ti, es una extensión de ti mismo», razona la psicóloga malagueña Olivia Cerezo, que añade: «El móvil es lo primero que vemos cuando nos levantamos y lo último que revisamos antes de acostarnos».

El móvil es lo primero que vemos cuando nos levantamos y lo último que revisamos antes de acostarnos

Como herramienta, concentra todas, o casi todas, las tareas o necesidades que podemos tener a diario: «Lo usamos hoy día para casi todo y cada vez más, eso es una realidad. Compramos por el móvil, hacemos gestiones del banco por el móvil, sacamos una cita para el médico por el móvil, nos facilita nuestra vida en muchos sentidos», detalla Virginia Pérez, responsable del Área de Prevención de Proyecto Hombre en Málaga, que trabaja con adolescentes de 13 a 18 años.

Desde su puesto, la trabajadora social atiende a menores de edad que necesitan recuperarse de cualquiera sea la adicción que tengan. Actualmente, el uso excesivo y perjuidicial del móvil no se encuentra registrado como patología en el ‘Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales’ (DSM5), que elabora la Asociación Estadounidense de Psiquiatría y que es el referente en cuestiones de salud mental. Los psicólogos valoran que llegará a considerarse enfermedad.

Sin embargo, y a pesar de su falta de catalogación, el teléfono móvil tiene un papel importante en los tratamientos que aplican a adolescentes el equipo interdisciplinar de Proyecto Hombre (entre ellos psicólogos y educadores sociales). Y es que, puede contribuir a una adicción o puede formar parte de ella, según explica Virginia Pérez: «No podemos depender de él. Nuestra vida no puede girar en torno al móvil».

La ‘nomofobia’

Actualmente, el interés por conocer los efectos del uso continuado de las tecnologías ha llevado a crear un concepto que la RAE (Real Academia Española de la Lengua) define como "el miedo a estar incomunicado sin el teléfono móvil", aunque también baraja la acepción ‘esclavos’ de este dispositivo. Este se denomina ‘nomofobia’. La compañía de smartphones OnePlus asegura en un estudio que los jóvenes españoles son los segundos en Europa, detrás de los italianos, que más la sufren.

«Revisar el móvil constantemente es una forma de calmar la ansiedad que nos genera. Es como un ansiolítico», justifica la psicóloga Olivia Cerezo. «Te acostumbras a tenerlo todo al momento (...). Por eso es un elemento de fácil adicción», aclara.

La ultraconexión a este dispositivo lleva incluso a sufrir lo que la profesional denomina «pequeñas alucinaciones auditivas», que no es más que «tener la sensación de que ha sonado el móvil, que te ha llegado una notificación». De hecho, la dependencia al móvil lleva incluso a padecer ansiedad cuando no tenemos wifi para acceder a internet, cobertura o incluso batería. De acuerdo con el estudio de OnePlus, la mitad de los españoles admite haber recurrido al móvil de un familiar o amigo cuando tenía batería baja o incluso buscar bares o restaurantes donde poder cargar el suyo.

Origen de la ‘ultraconexión’

La cuestión que subyace a los efectos del uso de las tecnologías podría ser, ¿es una adicción que ha generado la presión social, la forma que tenemos de relacionarnos? «La presión social o de grupo, sentir que no estamos en la onda (...). El móvil es la forma de relacionarse de muchas personas hoy en día», sostiene una de las responsables de Proyecto Hombre, que añade: «En cierta forma existe esa presión de que no nos sentimos integrados si no disponemos de estos medios, del móvil».

En cierta forma existe esa presión de no sentirnos integrados si no disponemos de un móvil. Sentir que no estamos en la onda

La inquietud por revisar los mensajes o las notificaciones de las redes sociales ya salpica a los más pequeños. «No permitimos que los niños se aburran, cuando el aburrimiento es la antesala de la imaginación (...). Es distracción, tienes el premio al momento», aclara la malagueña Olivia Cerezo.

¿Cuáles son, entonces, las iniciativas que podemos llevar a cabo para disminuir las horas de uso del teléfono móvil? Atajar la adicción es un proceso complicado, pues tal y como explica el profesor de Sociología Antonio Santos «las tecnologías corren tanto que ya no entendemos los efectos que produce (...). Pensamos que ya no hay tiempo para actuar».

Aun así, hay ciertas acciones cotidianas que nos pueden permitir vivir la vida ‘offline’ o fuera de la pantalla. Serían algo así como las respuestas a la pregunta que Alicia, la protagonista de la famosa novela de Lewis Carroll le hizo al gato Cheshire en su ímpetu por salir del que, para ella y el lector, resulta ser el confuso mundo del País de las Maravillas: «¿Podría decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí?»

En el caso de la ultraconexión al móvil, la entidad Proyecto Hombre de Málaga recomienda «establecer horarios, establecemos una negociación, si son menores, acerca de cuánto tiempo pueden tener el móvil al día, si pueden tener acceso a ciertas aplicaciones».

Por su parte, los psicólogos destacan «alejar el móvil en las horas de dormir, mantener el teléfono en una habitación aparte». Asimismo, aseguran que tiene un impacto positivo la creación de «zonas libres de móviles en las casas», para conseguir «tiempo de calidad en familia»: «Nuestro familiar tiene que estar en prioridad sobre el móvil. Ya lo revisaremos después».

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