Crónicas de la ciudad

Nube de alienígenas desde una cama de hospital

Los avistamientos de ovnis se pusieron de moda en Málaga en los 70 y decayeron cuando la moda pasó, aunque todavía quedan nostálgicos como Juanjo

Nube sobre el Camino de Antequera, desde el Hospital Regional.

Nube sobre el Camino de Antequera, desde el Hospital Regional. / Juanjo

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Hubo una época en España en la que los amigos de la Naturaleza no salían al campo a coger setas o a cazar gamusinos sino que con toda su alma esperaban ser los protagonistas de algún Encuentro en la Tercera Fase, el contacto con extraterrestres fetén.

En los años 70, mientras el investigador J.J. Benítez daba sus primeros pasos en la materia y al doctor Jiménez del Oso le salían las primeras ojeras, es cuando de forma metafórica, los platillos volantes aterrizaron con fuerza en la imaginación de los españoles y todo objeto volante ya era identificado como de origen marciano, aunque hubiese despegado un cuarto de hora antes del Aeropuerto de Málaga.

También el firmante, cuando contaba 12 años y España jugaba un verano en casa su Mundial, vio un objeto que fue incapaz de identificar. Era algo luminoso y alargado que, en plena noche y en mitad del campo estrellado, se desplazaba a gran velocidad pero de pronto se detenía, para luego continuar a toda leche. Sería la inflación.

Lo cierto es que la moda pasó, los malagueños dejaron de echarle imaginación cuando oteaban el cielo, los avistamientos cayeron en picado y con ello, en el olvido.

Si hay vida extraterrestre, seguramente se cuidará de frecuentar el Congreso de los Diputados o cualquier otra concentración de humanos malsonantes. Pero en Málaga, de higos a brevas se producen avistamientos ‘oníricos’ que nos hacen soñar con civilizaciones menos borricas.

La imagen de hoy nos la envía Juanjo, un amable lector, mientras aguarda una operación para este jueves en el Hospital Regional de Málaga

La imagen, al completo.

La imagen, al completo. / Juanjo

Desde la habitación del hospital, en la avenida de Carlos de Haya, se aprecia enfrente la calle que recuerda al poeta y religioso antequerano del Siglo de Oro Pedro Espinosa. Por esta calle del Camino de Antequera con algunos árboles de gran porte se suceden casas de poca altura y bloques de urbanizaciones hasta llegar al frente de bloques que, al fondo, se asoma a la calle Cómpeta.

Pero lo más llamativo, subraya Juanjo, es la blanca criatura que domina los cielos a modo de perfecta ‘nave espacial 9.0’, aunque los menos acostumbrados a los avistamientos de ingeniería alienígena lo confundan con una simple aunque elegante nube.

Con el telón de fondo de la Sierra de Mijas, la nave se dirige a un ignoto destino. Como señala Juanjo, confiemos en que no sea el Cortijo Jurado, pues entonces volveríamos a sufrir el show de lo paranormal. 

Vaya a donde vaya, disfrutemos de este cielo del fin del Veroño y de la vista. Mucha suerte, Juanjo, con la operación. 

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