La pugna por hacerse con el paisaje

En este año se ha constatado la pugna entre quienes quieren cambiar a toda costa el paisaje de Málaga y los que piensan que mejor preservarlo antes que empeorarlo. En esta desigual ‘guerra’, en plena ‘segunda ola desarrollista’ de una ciudad que está de moda en toda España, el segundo bando ganó al menos una modesta batalla cuando consiguió desterrar una descomunal pérgola que restaba todo el protagonismo a la torre octogonal barroca de la iglesia de Santo Domingo. Nuestros cargos públicos tuvieron que rectificar y la insensatez fue desmontada. Todo lo contrario ha sucedido con las mediocres Torres de Martiricos, promocionadas -faltaría más- como un gran regalo para Málaga. La realidad, sin embargo, ha constatado que se trataba de un regalo envenenado, al provocar un terrible impacto paisajístico que ya bloquea las vistas de los Montes de Málaga. El único consuelo con estos bloques es que muchas personas, como la líder de Ciudadanos, Noelia Losada, han comprobado lo que puede pasar si sigue adelante la Torre del Puerto y han retirado su apoyo al mayor atentado paisajístico de este siglo contra Málaga. Mientras tanto, menos mal, el Parque de San Rafael gana terreno. Ojalá nuestros políticos tuvieran sensibilidad por el paisaje. Ganaríamos todos.