Mirando atrás
De Escuela Franco a IES La Rosaleda
David Delange Segura, antiguo profesor del centro, completa con ‘IES La Rosaleda II. El final de la Escuela Franco y el viraje hacia la modernidad’, un libro lleno de testimonios personales, la historia de esta institución, clave en la Formación Profesional en Málaga
Contaba José Manuel Frías (67 años) en la presentación del libro, en el Ateneo de Málaga hace unos días, que ingresar en la entonces Escuela Franco le supuso dejar atrás un horizonte laboral de niño aceitunero en Periana pero también, «el tomar su primera ducha, el poder comer dos platos y el hacer realidad su sueño de asistir a un partido del Málaga», recuerda David Delange, que señala que tras una maestría en Delineación, José Manuel realizó estudios universitarios: hizo Periodismo «y le está eternamente agradecida a la Escuela por la oportunidad que le brindó».
El de José Manuel Frías es uno de los muchos testimonios recogidos por el historiador malagueño David Delange Segura -profesor de Historia durante cuatro cursos en el IES La Rosaleda- para su nuevo libro ‘IES La Rosaleda II. El final de la Escuela Franco y el viraje hacia la modernidad’ (Jákara Editores).
Se trata de una segunda entrega de la historia de este famoso centro, creado en 1947 con el nombre oficial de Institución Sindical de Formación Profesional Francisco Franco, aunque fue popularmente conocido como la Escuela Franco. En 2018 Delange publicó la primera entrega, ‘IES La Rosaleda (Antigua Escuela Franco). 70 años al servicio de la sociedad’, también de Jákara.
«En un principio mi intención era escribir un solo volumen y aunque hice una valoración general, en ese primer volumen me centré fundamentalmente en la etapa fundacional: los orígenes y las dos primeras décadas», detalla a La Opinión.
Por este motivo, en este segundo libro se centra «en el periodo del tardofranquismo, la Transición y me asomo de puntillas al siglo actual». Con un amplio estudio inicial del contexto de la época, la obra cuenta «cómo la escuela se va despojando de los restos del antiguo régimen, se abandonan ciertas prácticas de adoctrinamiento y formación de carácter militar, de saludos fascistas, de cantos cara al sol porque se irá aclimatando a esa nueva Málaga que se va reconstruyendo con la Transición».
El festival de música folk
Y en esos años de cambio, incluye testimonios como el del conocido sindicalista Juan Antonio Triviño, antiguo alumno e hijo de un conserje de la escuela que además trabajó en su construcción, quien recordó la osada organización de un festival de música folk en 1976, en el polideportivo de Carranque, con la colaboración de la locutora María Teresa Campos. «Se hizo para recaudar dinero para el viaje de estudios de los alumnos», cuenta el autor de libro a este diario.
Lo llamativo es que el festival incluyó la participación del famoso grupo onubense ‘Jarcha’ como broche del acto. Pero apareció un grupo de sindicalistas reclamando el derecho de huelga en Citesa, que se hizo con las huchas de los alumnos y en lugar de para el viaje de estudios empezaron a recolectar para la causa.
Como resultado, apareció la policía con un poco tranquilizador mensaje: O se disuelven o les disolvemos.
Alumnas y profesoras
Otra cuestión muy relevante en esos tiempos de cambio fue la incorporación de la mujer, la llegada de las primeras profesoras y las primeras alumnas que tuvieron que abrirse paso «en un mundo de hombres», cuenta el historiador.
Precisamente, a raíz de la presentación en 2018 del primer volumen, recordaba en La Opinión la anécdota de un profesor que bromeaba diciendo «que si ahora que tenía tres alumnas, si había que poner tres macetas para adornar la clase».
David Delange reflexiona en nuestros días para señalar que «poco a poco, esa situación se fue normalizando y hoy es uno de los centros más grandes de la provincia con un 50 por ciento de hombres y otro tanto de mujeres en el claustro».
En cuanto al sexo del alumnado, también se ha ido equilibrando, aparte de que ha habido «un salto cualitativo», pues de los cerca de 300 alumnos del año 47 «ahora está en torno a 2.500; es una mini ciudad», recalca.
Y aunque el IES La Rosaleda ya no juega tan a menudo ese papel de auténtica ‘tabla de salvación’ como jugaba para tantos malagueños de las primeras décadas, «sigue siendo un referente porque tiene una oferta envidiable en cuanto a grados y medios que abarcan todo tipo de ámbitos y también por las facilidades que ofrece al alumnado con sus distintos turnos y por haberse adaptado a los nuevos tiempos».
Unos tiempos en los que la Formación Profesional ha dejado de ser la hermana menor de la enseñanza y de ella sale «gente fantásticamente formada» y con un horizonte laboral esperanzador. Además, como explica David Delange, ahora mismo se da el caso de alumnos que tras acabar la FP«dan el salto a la Universidad» pero también el camino contrario, el de ingenieros que quieren conocer «de primera mano, cómo se desmonta un motor», pone de ejemplo.
Por su faceta de historiador, David Delange, quien en la actualidad es profesor en el Politécnico Jesús Marín, detalla que ha tratado de ser «riguroso» y explicar todo ese contexto de cambio de la ciudad que va desde Pedro Aparicio a Francisco de la Torre.
Además, comenta que no descarta en un futuro «la oportunidad de hacer un volumen integrador» que refunda las dos partes.
Eso sí, como confiesa, «mi mayor satisfacción ha sido el contacto con una gente tan entrañable, antiguos alumnos que mantienen la llama viva de la camaradería». De hecho, cuenta que trata de no perderse los dos encuentros semestrales que los antiguos alumnos celebran en la Venta del Túnel, evidencia de la profunda huella que deja este centro ejemplar.
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