Entrevista | José Luis Pinzón Endocrinólogo

«Hasta mediados de los años 80 la insulina se extraía del páncreas de los animales»

El doctor José Luis Pinzón explica como han evolucionado los tratamientos para la diabetes, donde la insulina sigue siendo fundamental

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El doctor José Luis Pinzón. | LA OPINIÓN

El doctor José Luis Pinzón. | LA OPINIÓN / arancha tejero. málaga

Arancha Tejero

Arancha Tejero

El descubrimiento de la insulina en 1921 fue un hecho revolucionario que permitió salvar a millones de personas. Cien años después, sigue siendo un fármaco fundamental para el tratamiento de la diabetes, según el endocrinólogo y responsable del hospital de día de diabetes del Hospital Clínico Virgen de la Victoria, José Luis Pinzón.

¿Cómo ha evolucionado el tratamiento de la diabetes en estos últimos 100 años?

El descubrimiento de la insulina fue fundamental. Antes, muchos de los pacientes que tenían diabetes necesitaban insulina y se morían porque no había tratamiento para ellos. Por lo tanto, este descubrimiento salvó la vida a millones de personas en el mundo. Pero esas antiguas insulinas eran bastante terribles en comparación con las de ahora, porque había que sacarlas del páncreas de animales (del cerdo y de la vaca) y, aunque se purificaban, muchos pacientes no la toleraban. Fue un proceso que se fue mejorando con los años, pero hasta mediados de los 80 la insulina se extraían de los páncreas de los animales. A partir de ahí, se produjo otro avance revolucionario al conseguir una insulina de recombinación genética, que era la más parecida a la que produce la especie humana.

Y, actualmente, ¿en qué estado se encuentran los tratamientos?

Hoy lo que tenemos son muchas opciones. Y, aunque la mayoría de los pacientes se siguen pinchando, ya no es con jeringa como antiguamente, sino que son con bolígrafos de insulina, unos dispositivos mucho más cómodos que permiten que el paciente haga una vida normal. Luego también hay muchos pacientes, sobre todo de tipo 1, que ya utilizan bombas de insulina, que son sistemas que están automatizados. Es decir, que la propia bomba, mediante la información del sensor, hace determinaciones de glucemia continua, lo que da mucha autonomía a los pacientes.

Todo el mundo ha oído hablar de la insulina, pero ¿qué es exactamente?

Es una hormona que produce el organismo. Lo que ocurre es que la persona con diabetes pues, o bien no la produce, o su función no es la adecuada. Y la insulina es lo que permite metabolizar los hidratos de carbono, los azúcares, que son la base de nuestro suministro de energía.

Gracias a la insulina entonces, ¿los diabéticos pueden comer con normalidad?

Hacen una dieta mucho más amplia que antiguamente, cuando era una dieta mucho más restrictiva. Hoy, afortunadamente, pueden tener una alimentación más variada y, por tanto, hacer una vida más normal.

¿Cuál es la diferencia entre el diabético tipo 1 y tipo 2?

En el diabético tipo 1 la parte del páncreas que produce la insulina se destruye en poco tiempo y dejan de producirla. Y en la diabetes tipo 2 lo que hay es un mal funcionamiento, es decir, que a lo mejor producen algo de insulina, pero no es «de calidad». Normalmente, son personas con sobrepeso. No obstante, hoy día tenemos muchos fármacos eficaces para los diabéticos tipo 2, aunque también hay un porcentaje que al final acaba necesitando el apoyo de insulina.

¿Eso significa que ambas son igual de perjudiciales?

Claro. Las personas muchas veces me preguntan si tienen la diabetes buena o la mala. Y yo siempre les digo que diabetes buena no es ninguna. La ‘diabetes buena’, en todo caso, es la que uno lleva bien en cuanto al control, tratamiento y revisiones con el médico.

España fue uno de los países de Europa donde su población más engordó durante la Covid-19

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¿Diría que la mala alimentación se está convirtiendo en un problema de salud pública?

Sí, desde hace varios años además. Y con la Covid-19 ha empeorado de forma escandalosa. Hay una estadística que señala que España fue uno de los países de Europa en los que la población más aumentó de peso durante la pandemia. Una media de 3 kilos, que es una cosa tremenda. Se ha incrementado mucho la ingesta de bollería, de alimentos no recomendados, de refresco azucarado y eso ha derivado en un aumento de peso que está por encima de la media europea. En definitiva, es un dato muy negativo que hay que intentar revertir, para evitar que vaya a más.

Tras 44 años de profesión, ¿con qué se queda?

Lo que más me voy a llevar es la satisfacción de saber que muchos pacientes están contentos y han mejorado su vida. Que muchas personas que estaban en una situación muy mala y no encontraban salida, lograron asumir su diabetes y supieran tirar para adelante. También es un orgullo formar parte de un servicio tan pionero y completo, que ha ganado dos años el premio a mejor servicio endocrino de España y que nuestra unidad de investigación sea un referente a nivel nacional e internacional.

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