Mirando atrás

Restauración en la plaza de la Imagen: un milagro del Barroco en El Perchel

El arquitecto malagueño Ignacio Dorao y Antica Rehabilitación recuperan para AVRA de la Junta el camarín barroco de 310 años de la Congregación del Rosario de la Aurora María, junto a la plaza de la Imagen

La intención es abrirlo al público con un centro de interpretación

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

«Esto es una restauración heroica», sentencia esta semana el profesor de Historia del Arte de la UMA Francisco Rodríguez Marín, autor de la tesis doctoralMálaga conventual’. Delante tiene uno de los objetos de esa tesis, que fue resumida en forma de libro en 2000, sólo que con todo el colorido y belleza del Barroco finalmente recuperados.

Como ya informó este periódico, la ‘heroicidad’ de la que habla la realizaron el año pasado el conocido arquitecto malagueño Ignacio Dorao, como director de obra, y la empresa cordobesa Antica Rehabilitación S.L y consistió en restaurar una olvidada torre en el corazón del Perchel, una obra costeada por AVRA, la agencia de vivienda de la Junta de Andalucía, que contó con un presupuesto de 154.082 euros, IVA incluido.

Yolanda González y Patricia García, en 2013 delante de la torre barroca, cuando estaba en total estado de abandono.

Yolanda González y Patricia García, en 2013 delante de la torre barroca, cuando estaba en un abandono total. / Gregorio Torres

Hace ahora una década, en 2013, La Opinión de Málaga sacaba a relucir el alarmante estado de abandono de esta centenaria torre octogonal, recubierta entonces con redes para evitar desprendimientos y con sus huecos enladrillados, dentro de una promoción de viviendas de AVRA, en la plaza de la Imagen, 6.

De la Aurora a las catalinas

La torre, realizada hacia 1713, era el único resto que quedaba de la ermita de la Aurora, de la congregración del Rosario de la Aurora María. En 1728 la congregación se trasladó de sitio y de la ermita se hizo cargo la nueva comunidad de monjas dominicas de la Divina Providencia (las catalinas) que la convirtieron en la capilla de su convento. 

Las catalinas a su vez dejaron El Perchel en 1775 para marcharse a su actual emplazamiento de la calle Andrés Pérez. El edificio perchelero, conocido como la Casa de las Monjas, fue utilizado entonces como casa de vecinos, hasta 1998, cuando, pese a contar con pinturas murales, fue demolido, aunque la torre octogonal resultó ‘amnistiada’ y se integró en el patio interior de un promoción de viviendas de la Junta de Andalucía, con el añadido de un antiestético y, por lo que parece, no muy necesario refuerzo de ladrillo y hormigón en su base. 

Francisco Rodríguez Marín (izq.), Alberto Rodríguez, Rosario Camacho e Ignacio Dorao, esta semana delante de la torre.

Francisco Rodríguez Marín (izq.), Alberto Rodríguez, Rosario Camacho e Ignacio Dorao, esta semana delante de la torre. / Alex Zea

Los trabajos en la torre han eliminado ese añadido y recuperado los paños, con diferentes colores para señalar las partes perdidas de las que permanecían. También se han mantenido los arranques de los muros en las distintas plantas y un arco, posible comunicación con otra zona del convento.

Además, se ha mantenido el máximo número posible de tejas originales de cerámica vidriada y se ha coronado el tejado con una discreta esfera

El arquitecto malagueño Ignacio Dorao, en pleno trabajo en la decoración de la cenefa.

El arquitecto malagueño Ignacio Dorao, en pleno trabajo en la decoración de la cenefa. / Archivo Ignacio Dorao

Con respecto a la decoración vegetal de la cenefa, se conservaban 5 de los 8 lados, pero todos eran distintos, así que Ignacio Dorao ha reinventado los tres restantes tras estudiar los supervivientes «y creo que merece la pena el resultado final», resalta. Como curiosidad, ha comprobado que la decoración fue realizada por varias manos, pues hay tanto diestros como zurdos, algo que también se observa en el interior.

El camarín

Como recuerda la catedrática jubilada de Historia del Arte de la UMA, Rosario Camacho, que esta semana visitó la obra restaurada, la torre conserva en su interior un camarín que habría albergado una imagen de la Virgen de la Aurora. 

«Al igual que en la Victoria, el camarín está por encima del altar mayor y los fieles están viendo la imagen. Los camarines son como la decoración para la imagen, porque desde la iglesia no sueles ver el camarín», explica la experta.  

Otra vista del camarín.

Otra vista del camarín. / Archivo Ignacio Dorao

En 1980, en un artículo para la revista 'Jábega' Rosario Camacho ya lamentaba que los elementos de esta cúpula decorada con preciosas yeserías con flores, frutos, cabezas de niños, lazos, hojas de castaño e imágenes de la Virgen, fueran «inapreciables por el hollín que la cubre»

«Al principio creí que se debía a un incendio, pero estaba todo igual. Utilizaron esta parte como cocina, todo se debió al humo», explica Ignacio Dorao, que detalla que gracias a fotografías tomada por Juan Temboury y a un estudio fotogramétrico ha recuperado una gran moldura circular desaparecida. 

Los trabajos de restauración han eliminado un forjado intermedio por donde hoy va la mencionada moldura y han recuperado gran parte de la belleza original de este camarín, una labor paciente y de precisión porque «el hollín es orgánico y se mete dentro del color»., señala Dorao.

Una de las imágenes de la Virgen de la Aurora, con la cartela con coplillas populares, antes y después de los trabajos de restauración.

Una de las imágenes de la Virgen de la Aurora, con la cartela con coplillas populares, antes y después de los trabajos de restauración. / Archivo Ignacio Dorao

Así que han vuelto el blanco, el añil, la almagra y hasta el pan de oro del cupulín central o ‘pinjante’ que cierra artísticamente el camarín. Y también han recuperado el color los ocho medallones con sendas imágenes de la Virgen de la Aurora, acompañadas de cartelas con coplillas populares, de las que se conservan cuatro, aunque se conoce el texto de las cartelas perdidas.

Detalle del cupulín central o pinjante, de pan de oro.

Detalle del cupulín central o pinjante, de pan de oro. / Archivo Ignacio Dorao

Estos medallones tienen como fondo elementos a los que aluden las coplillas como flores, pájaros o campesinos en plena labor. Todos ellos rodeados de yeserías muchas de ellas de estilo libre. 

Uno de los medallones, por cierto, es el único que muestra a la Virgen de la Aurora rodeada de potencias, frente a la puerta de entrada, lo que podría indicar que el altar mayor estaría debajo.

Detalle de la imagen de la Virgen de la Aurora con potencias.

Detalle de la imagen de la Virgen de la Aurora con potencias. / A.V.

Como recuerda el arquitecto malagueño, una de las primeras personas a las que mostraron la obra finalizada fue a una emocionada Yolanda González, vecina de la promoción de viviendas, que durante años ha cuidado de que esta joya no se echara a perder todavía más. Fueron Yolanda González y Patricia García, también vecina, las dos personas que en 2013 mostraron la torre olvidada a La Opinión. 

Yolanda González contempla por primera vez el camarín restaurado.

Yolanda González contempla por primera vez el camarín restaurado. / Archivo Ignacio Dorao

Los siguientes pasos

El gerente de AVRA, Juan Jesús Bernal, mostró su satisfacción a este diario por la obra y anunció que están a la espera de un nuevo presupuesto para convertir un local casi pegado a la torre, hoy un archivo, en un pequeño centro de interpretación. Y faltaría una segunda fase «para terminar de adecuar la torre»

En esa segunda fase, tanto Rosario Camacho como Francisco Rodríguez Marín confían en que de alguna forma se completen las cuatro cartelas que faltan con loas a la Virgen de la Aurora.