Protesta

Cuatro años sin aire acondicionado en el CAC Málaga

Los trabajadores del CAC llevan desde 2019 aguantando altas temperaturas durante todo el verano y no se les ha ofrecido ninguna solución definitiva

Ángela Antolín, vigilante del CAC soporta altas temperaturas durante su jornada

Ángela Antolín, vigilante del CAC soporta altas temperaturas durante su jornada / L. R.

Laura Rubio

El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC) lleva 4 años aguantando veranos de altas temperaturas sin aire acondicionado. Ni la sala de exposiciones, ni la recepción, ni la la librería, tienen las máquinas de aire en funcionamiento, aguantando durante todo el día sus trabajadores temperaturas superiores a 30 grados.

“Llevamos desde 2019 sin aire acondicionado y nadie hace nada por solucionarlo”, cuenta una de las vigilantes del Museo, Ángela Antolín, “es una situación inaguantable, ayer estábamos a 34 grados en sala”.

El horario tampoco favorece la situación, el museo está abierto de 9 a 14:00 y de 17:00 a 21:30, y sus trabajadores se encuentran durante toda la jornada enfrentándose a las horas más calurosas del día. Esto ha llegado a afectar, no solo al ritmo de trabajo, también a la propia salud de los empleados. “Gran parte de los trabajadores hemos sufrido golpes de calor, mareos, vómitos y bajadas de tensión”, afirma Antolín, la más perjudicada por la situación. “He estado dos años de baja debido a una úlcera en la espalda por el excesivo calor, me he sometido a tres operaciones y no puedo estar sudando por la zona. Tengo miedo de que me vuelva a salir otra úlcera por esto”, lamenta la trabajadora. 

Sin alternativas

Tampoco se les ofrecen ventiladores o máquinas de aire para aguantar la situación mientras el problema se solventa. “Estamos a base de agua y sprays de agua para hidratarnos. Eso es lo único que tenemos para refrescarnos, no tenemos nada provisional”, comenta Antolín, "por lo menos ahora podemos tener las puertas abiertas, pero en cuanto llegue el terral hay que cerrarlas y es insufrible".

Esto también afecta al tránsito en el museo, los trabajadores notan como en verano hay menos visitantes y en el caso de haberlos las visitan son más rápidas. “A la librería no viene nadie. Por la mañana vienen pocos, pero por la tarde nadie”, cuenta Crístofer Sanz, trabajador y gerente de la librería del museo ‘’La Brújula’’.

El termómetro marca los 30 grados dentro de la librería a las 11 de la mañana

El termómetro marca los 30 grados dentro de la librería del museo a las 11 de la mañana / Laura Rubio

Reclamaciones

Desde que comenzó la situación han hecho numerosas reclamaciones sin respuesta, e incluso se ha solicitado a los visitantes que presenten hojas de reclamación y reseñas quejándose del mal estar por las altas temperaturas. Crístofer presentó el pasado miércoles una queja formal a ‘’Gestión Cultural y de Comunicación S.L”, la empresa que es concesionaria de la prestación de servicios al museo por parte del Ayuntamiento.  

“Me respondieron a la queja diciendo que están haciendo todo lo posible por arreglarlo, pero eso me suena a contestación solemne”, afirma Sanz.  Este lunes, el trabajador de la librería se dirigió al Área de Cultura del Ayuntamiento de Málaga para presentar dos quejas formales, una como persona física y otra como perona jurídica. Esta última ha sido la que se ha tenido en cuenta por parte del Ayuntamiento, pero su única acción ha sido volver a emitir la queja a la empresa "Gestión y Cultura de Comunicación", a la que ya Crístofer Sanz hizo una reclamación que de nada sirvió. "Desde el Ayuntamiento me dijeron que ellos solo son intermediarios y los responsables son la empresa concesionaria del museo. Me da la sensación de que se están pasando la pelota unos a otros", cuenta Sanz.

Medida provisional

Según explican sus empleados, se ha establecido una medida provisional que consiste en introducir gas en el aire para dar sensación de menor temperatura. Sin embargo, esto solo se ha hecho con motivo de la visita de inspección de trabajo este martes. "No es la primera vez que pasa, se realizan este tipo de arreglos provisionales solo cuando viene inspección, pero esta medida no dura más de dos semanas, luego vuelve a estar todo como siempre", explica Sanz.

Los trabajadores no pueden más con la situación y nadie sabe quién es el responsable de solventarla. “Si esto sigue para adelante no sé cómo vamos a acabar. Muchos de los trabajadores que hay en la sala somos discapacitados, esto es inaceptable”, reclama Ángela Antolín. La desesperación de los trabajadores es tan palpable como las temperaturas que tienen que aguantar cada día, pero la solución definitiva, 4 años después, sigue sin llegar.