Entrevista | Ángeles Pérez Aisa Jefa en funciones de la unidad de Aparato Digestivo del Hospital Costa del Sol

«El SIBO se ha puesto de moda y parece que todo se quiere achacar a este sobrecrecimiento»

Las redes sociales han situado al sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO) como la enfermedad de moda y cada vez son más las personas, especialmente jóvenes, que creen padecerlo. No obstante, la doctora Pérez Aisa, especialista en el aparato digestivo, aclara que en la mayoría de ocasiones los síntomas asociados a ese síndrome se corresponden con otras patologías de sintomatología similar

La doctora Ángeles Pérez Aisa en su despacho del Hospital Costa del Sol.

La doctora Ángeles Pérez Aisa en su despacho del Hospital Costa del Sol. / La Opinión

Arancha Tejero

Arancha Tejero

«Todo lo que tienes que saber del SIBO», «Señales de que puedes tener SIBO», «Mi tripa antes de tener SIBO», «La dieta para el SIBO»... estos son algunos de los titulares que arrojan los miles de vídeos que aparecen en Tik Tok si introduces el término SIBO, un trastorno bastante desconocido entre la ciudadanía, pero que, en cuestión de meses, las redes sociales lo han llevado a los oídos de todos, siendo cientos los usuarios que cuentan su supuesta experiencia con la enfermedad, autodiagnosticándose o recomendando productos para tratar los síntomas. La facultativa y jefa en funciones de la unidad de Aparato Digestivo del Hospital Costa del Sol, Ángeles Pérez Aisa, advierte de los peligros de guiarse por estos consejos sin consultar a un médico. Asimismo, aclara que los síntomas del SIBO -dolor abdominal, hinchazón, gases, distensión, flatulencia o diarrea- no pueden atribuirse única y específicamente al SIBO, sino que pueden, y suelen, estar detrás de otras patologías.

Hace un año, prácticamente nadie sabía lo que era el SIBO y hoy parece que todo el mundo lo conoce. ¿En qué consiste esta enfermedad y por qué se ha vuelto la enfermedad de moda?

El SIBO, sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, corresponde a un estado donde se produce una alteración en la microbiota, en la localización de las bacterias intestinales. Nuestro intestino tiene muchas bacterias y lo que sucede es que, por algún motivo, se produce una especie de desequilibrio en esa mezcla. Realmente nosotros conocemos la enfermedad desde hace tiempo vinculado a unas entidades concretas. Lo que pasa es que ahora es cierto que se ha puesto de moda y parece que todo se quiere achacar a este sobrecrecimiento, que causa unos síntomas muy parecidos a otro tipo de patología, y entonces se mezcla una patología con otra.

¿Y cuáles son esos síntomas?

Los síntomas más habituales en la presencia del sobrecimiento bacteriano es la aparición de dolor abdominal, de diarrea, de meteorismo, que corresponde a la sensación de gases, y la distensión, que se corresponde con la sensación de que el abdomen se distiende, se hincha.

Pero no siempre que se den estos síntomas se trata de SIBO ¿no?

Lo más prevalente de hecho es que haya un síndrome de intestino irritable, pues es la entidad más prevalente. Hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones el sobrecrecimiento es una entidad que aprovecha otras condiciones subyacentes. Es decir, que se relaciona con una serie de enfermedades, como en el contexto de la enfermedad celíaca, de enfermedades inflamatorias intestinales o de un síndrome de intestino irritable. O bien en otro grupo de pacientes donde hay unas patologías ya establecidas, como es el haber sido intervenido quirúrgicamente de otro tipo de problemas o por tener zonas del intestino ya resecadas. Y todo esto puede hacer que aparezca una mezcla de unos síntomas con otros.

¿Se han encontrado en el Hospital Costa del Sol con muchos pacientes que acuden creyendo que tienen esta patología?

Nosotros trabajamos en esta entidad desde hace tiempo. Quiero decir, la conocemos, la tratamos cuando es necesario. Pero ahora sí que hay una especie de «boom social» por la difusión en grupos, en redes sociales, que hace que se maneje información dispersa. Y sí que es cierto que ahora se está teniendo más visibilidad a esta patología.

La doctora Ángeles Pérez Aisa en su despacho del Hospital Costa del Sol. | LA OPINIÓN

La doctora Ángeles Pérez Aisa en su despacho del Hospital Costa del Sol. / La Opinión

¿Es peligroso que una enfermedad se viralice en redes sociales como Tik Tok o Instagram?

Cuando eso ocurre sin una supervisión médica y sin un enfoque diagnóstico médico, tiene muchos riesgos. El primero es un sobre diagnóstico, un sobre tratamiento o una serie de dietas restrictivas que los pacientes empiezan a adoptar por culpa de, por llamarlos de alguna forma, los ‘gurús’ de este tipo de patología, pero que realmente no tienen una formación médica como para poder establecer ni un diagnóstico ni, por supuesto, un tratamiento.

¿Existe una tendencia a autodiagnosticarse y a tomar medidas antes de consultar un médico?

Pues probablemente sí. Eso es un poco lo que se nota. Además, este mundo a veces se relaciona también con intereses comerciales. Y puede haber cierto interés por una serie de test que tampoco tienen mucha evidencia científica, o por una serie de tratamientos que están en duda. Y eso creo que contamina y genera un conflicto de interés con muchos de estos grupos de pacientes, pues se produce desinformación y confusión.

¿Cree entonces que se está sobrediagnosticando a pacientes que tienen otro tipo de enfermedades por un interés económico?

No tengo información directa como que esto suceda, pero sí que estamos viendo que se están extendiendo una serie de test que tienen una validez diagnóstica bastante dudosa. Pues todos los test que se están haciendo de microbiota, u otra serie de cosas, no terminan de tener una evidencia científica como para poder extenderlo a todas las poblaciones. Por ejemplo, en el ámbito de la seguridad de la sanidad pública, solo están implementadas algunos test y es por ese motivo precisamente, porque no hay una evidencia sólida que sostenga que estas pruebas tengan validez diagnóstica.

¿Cuál es entonces la manera adecuada de diagnosticar el SIBO?

Realmente es una entidad en la que establecido completamente su diagnóstico no está bien definido, porque tenemos unos test que son insuficientes para poder establecer el diagnóstico. El test más validado consiste en hacer una endoscopia con aspirado yeyunal y cultivo de ese aspirado, pero eso ni siquiera es la dinámica normal y se reserva para estudios de investigación. Tenemos pruebas indirectas, pruebas de aliento, para analizar el hidrógeno y el metano que fermenta cada paciente, pero estos test tienen una serie de falsos positivos y de falsos negativos cuando no se hace la preparación e interpretación adecuada. Y luego además es que esta alteración en la flora intestinal incluso puede aparecer en pacientes normales sin síntomas. Los estudios nos dicen que puede aparecer hasta un 10-20% de las personas normales sin tener ni siquiera patología. De manera que hay que ponderarlo bien.

Explicaba antes que el SIBO suele ser una consecuencia de otra patología, ¿cuáles suelen ser esas otras enfermedades?

Es una lista bastante extensa, pero por orden serían más o menos el colon irritable o síndrome intestino irritable, la enfermedad de Crohn o las enfermedades inflamatorias intestinales, los divertículos, las resecciones intestinales, la celiaquía, u otro grupo de patología, como pueden ser los pacientes con patología autoinmune.

«Un tratamiento así, sin ningún tipo de supervisión médica, puede tener una serie de consecuencias importantes»

Y para las personas que realmente padecen este sobrecrecimiento bacteriano, ¿cuál es su tratamiento?

Solemos utilizar algún tipo de dieta restrictiva, pero ponderándola, y poner antibióticos que ajustamos en función de la fermentación que vemos en la realización del test.

¿Lo importante entonces es que, ante la duda, no se opte por el autodiagnóstico y se acuda siempre a un médico antes de empezar cualquier tratamiento?

Efectivamente, porque un tratamiento así, sin ningún tipo de supervisión médica, puede tener una serie de consecuencias importantes que pueden todavía generar más descontrol en lo que es las bacterias intestinales. Y luego, por supuesto, las dietas restrictivas sin control también pueden tener consecuencias importantes.

Por otro lado, varios estudios afirman que hasta un 20% de la población tiene molestias digestivas, ¿a qué se debe qué tantos españoles sufran dolores abdominales?

Es complicado de decir, pero sí que es cierto que hemos cambiado mucho nuestros hábitos alimentarios. Comemos mucha comida rápida, ultra procesada, y a lo mejor está detrás de esto. También el ritmo vital que llevamos es de un estrés y ansiedad que puede explicar un poco una percepción alterada de lo que es más o menos normal en la sensibilidad de un paciente. Este tipo de patología a veces también se mezclan manifestaciones de ansiedad, de depresión, a nivel del territorio abdominal, porque somos un ente completo y nuestro intestino no está separado de nuestro cerebro.

Mencionaba antes el tema del cambio de los hábitos en la alimentación, ¿comemos más de lo que realmente necesitamos?

La contestación es comprobar cómo la obesidad es una entidad que está ganando terreno, porque efectivamente hemos cambiado nuestros hábitos alimentarios, más calóricos, con menos movimiento y todo eso puede ir detrás de que efectivamente estemos haciendo un exceso en nuestra alimentación.

De manera general, ¿cuales son las principales patologías digestivas que se dan en Málaga?

Yo creo que no tenemos una prevalencia diferente de patología respecto a otras regiones del país y, por lo tanto, efectivamente todos los síntomas del espectro gastrointestinal, como dispepsia o síndrome de intestino irritable son muy prevalentes. Pero también por ser una zona donde el ocio es muy frecuente, vemos muchos casos relacionados con las transgresiones dietéticas y de consumo de alcohol, pues vemos complicaciones a nivel del páncreas, con pancreatitis agudas, pancreatitis crónicas y, sobre todo, todas las relacionadas con el consumo de alcohol y las hepatopatías, con las enfermedades del hígado. Por supuesto, otro de los factores muy importantes es el aumento de la patología oncológica, todo lo relacionado con el cáncer de colon sobre todo, por ser el más prevalente, pero también con el cáncer gástrico o el cáncer de esófago.

¿Ha habido entonces un aumento de las patologías oncológicas en los últimos años?

En los últimos años, como consecuencia de la pandemia, todos los programas de cribado de cáncer de colon, de seguimiento de los pacientes que tenían factores de riesgo para desarrollar cáncer de colon, han estado ralentizados, puesto que estábamos atendiendo otra serie de patologías. Y no es que haya habido un claro aumento, pero sí que probablemente haya condicionado que estemos ante un abordaje diferente. Justo en la época de la pandemia, en Andalucía se ha empezado a implementar el tema de estrategias de cribado de cáncer de colon, de manera que, es probable que, como buscamos más y se diagnostica mejor, estemos diagnosticando más casos que, por ejemplo, hace cinco años, por poner una referencia. Ahora se intentan diagnosticar tumores que están silentes, que no dan la cara a lo mejor en síntomas, pero que sí aparecen con determinación de sangre oculta en heces y que eso nos pone sobre la pista de que puede haber alguna lesión oculta.

¿Es cierto que está habiendo un aumento del cáncer de colon entre los jóvenes?

Bueno, hay datos que sugieren esto, pero no hay una certeza absoluta y sí que nos sitúa un poco más sobre la importancia de aumentar nuestro grado de sospecha también en pacientes que puedan estar por debajo de los 50 años, que era un poco nuestra referencia. De hecho, sí que se está cuestionando que, por ejemplo, en los programas de cribado se empiece a incluir pacientes con edad más temprana de la establecida. Lo que hay que tener en cuenta ante este tipo de decisiones de gran calado, que suponen un gran número de pacientes, es evaluar el coste-oportunidad, es decir, si hacemos colonoscopias de cribado a pacientes por debajo de los 50 años vamos a dejar de hacer a otros pacientes que también lo pueden necesitar.

Suscríbete para seguir leyendo