Entrevista | Miguel Ángel Romero Presidente del Smart City Cluster y CEO de la consultora de recursos humanos HRCS

«Málaga necesita 3.000 trabajadores tecnológicos al año y no podemos generarlos aún al ritmo suficiente»

Romero preside desde el pasado mes de mayo una alianza empresarial creada hace nueve años y que reúne a más de 230 compañías que trabajan en proyectos del ámbito de la ‘ciudad inteligente’. Su sede está en el PTA de Málaga

«Todo lo que se haga para formar a nuevos trabajadores es poco. Hay una guerra entre las empresas por contratar a estos perfiles». «El Cluster Smart City del PTA se ha convertido en una referencia a nivel nacional: aportamos valor a los territorios y nos centramos en los pueblos»

El presidente del Cluster Smart City, Miguel Ángel Romero, en la sede del Málaga TechPark (PTA).

El presidente del Cluster Smart City, Miguel Ángel Romero, en la sede del Málaga TechPark (PTA). / Álex Zea

José Vicente Rodríguez

José Vicente Rodríguez

El Smart City Cluster, creado hace nueve años, es una alianza de más de 230 empresas e instituciones que trabaja para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía mediante acciones encaminadas al desarrollo de ciudades ‘inteligentes’, entendidas como eficientes, sostenibles y confortables. Las empresas de este cluster, que tiene su sede en el Málaga TechPark (PTA), reúnen una facturación conjunta de 16.000 millones de euros y 110.000 empleados. Su actual presidente es Miguel Ángel Romero, que llegó al cargo hace unos meses y que analiza en esta entrevista, por un lado, las claves del Smart City Cluster, y por otro, su visión sobre los retos a los que enfrenta la exitosa Málaga tecnológica. Romero es también el fundador y CEO de la consultora de recursos humanos HRCS.

Llegó a la presidencia del Cluster en mayo, tras la marcha del anterior presidente, Vito Episcopo, a la política municipal de Granada. ¿Cuál es la línea que quiere imprimir ahora?

Una línea continuista, desde luego, porque las cosas se estaban haciendo muy bien. En los tres o cuatro últimos años, el Cluster Smart City se ha consolidado como un referente a nivel nacional, incluso para otros clústeres de mayor dimensión o con trayectoria más dilatada. Tocar algo que se está haciendo bien no tiene sentido. Por mi propio perfil, he dicho que se trabaje tanto con el cliente interno (los colaboradores) como con los propios socios del cluster, para que se sientan más partícipes del mismo. Así podemos saber qué nos pueden aportar y que podemos aportarles el resto de socios a ellos y tendremos más fuerza.  

Son, ahora mismo, más de 230 empresas y instituciones, ¿la idea del Cluster es seguir creciendo en número?

Creo que no hay que obsesionarse con las cifras. No se trata de ser más porque sí. Al final, el Cluster tiene una función, que es aportar valor a los territorios de los que somos socios. Si viene una empresa que no está en el Cluster ahora mismo y va a aportar ese valor, bienvenida sea, pero no tenemos una obsesión de crecer por crecer. No es ese el objetivo. Lo importante es que quien esté sea partícipe y colabore.

¿Qué perfil de compañías componen el Cluster? El tejido empresarial español está dominado por las pymes. 

Hay grandes empresas tipo Endesa, Iberdrola o Correos, junto a otras que son de un sólo trabajador. Y curiosamente, ahí es donde está la potencia, porque esta persona puede ser un auténtico referente en su área, y de ahí surgen unas buenas colaboraciones. En el Cluster pasa igual que en el panorama de la empresa española. De las 230 empresas, puede haber una decena de grandes empresas y luego muchas pymes de tamaño más pequeño. Y todos colaboramos con todos. Es importante aclarar que no todas las empresas del Cluster son tecnológicas. Para empezar, mi empresa, por ejemplo, es una consultora de recursos humanos. Usamos la tecnología, pero no somos generadores de tecnología. 

Según sus propios datos, el Cluster ha logrado 30 millones de euros entre fondos captados para las economías territoriales en sus nueve años de actividad.

En la empresa, los referentes los hacen las personas. En el Cluster tenemos un gran equipo dirigido por Daniel González-Bootello. En la convocatoria anterior fuimos el cluster que más proyectos consiguió de toda España (por valor de 5 millones de euros) para Agrupaciones Empresariales Innovadoras (AEI). Otros clústeres se han interesado por nuestro modelo de trabajo.

Miguel Ángel Romero, CEO de la consultora RR.HH. HRCS

Miguel Ángel Romero / Alex Zea

¿Qué proyectos más destacados ha desarrollado el Cluster?

Uno del que estamos especialmente orgullosos se ha desarrollado en Zahara de la Sierra (Cádiz), con la creación de una malla de Big Data para la integración turística que han permitido la creación de un coworking y de viviendas en coliving. También hemos hecho todo el plan director de innovación de Castilla-La Mancha, que tiene una inversión de 25 millones para todas la provincias de la comunidad. Además, hay iniciativas europeas, como el proyecto SMC Net Zero, encaminado al objetivo de «cero emisiones» de gases invernadero.

¿En qué territorios se están enfocando sobre todo?

En los pueblos de menos de 10.000 habitantes ¿Por qué? Porque son pueblos que por su estructura no tienen dimensión para presentar determinados proyectos, ya sea europeos o de otra clase. Pues esas localidades nos están llamando y nos están pidiendo todo tipo de soluciones. Es cuando nosotros tiramos entonces de las empresas del Cluster. No diría que somos «conseguidores», porque no nos llevamos ningún tipo de comisión y lo que hacemos es aportar valor añadido a los territorios mediante una labor de consultoría. Por ejemplo, podemos orientarles a determinados proyectos que están dotados de subvenciones y luego buscar entre las empresas del Cluster a ver quién puede estar disponible para realizarlo. También puede ocurrir al revés: una empresa del Cluster puede tener una solución concreta, y nosotros los ponemos en contacto con los ayuntamientos. Al final se canaliza negocio y se aporta valor al territorio.

Málaga está viviendo unos años de esplendor en cuanto a implantación de empresas tecnológicas. ¿Cuáles son a su juicio las claves del éxito de la capital y de la provincia?

Se han dado muchas circunstancias, entre ellas un plan estratégico de la ciudad donde se han tocado varios temas. La apuesta cultural por los museos hizo que a Málaga se la dejara de ver como un destino únicamente de playa y chiringuito. Y luego está el PTA, que ha sido todo un éxito, y el papel de la Universidad de Málaga, un gran semillero de perfiles técnicos muy bueno. Una de las primeras multinacionales que vino fue Oracle, hace ya 14-15 años, y encontró una enorme calidad de vida y una ciudad que cubría todas sus necesidades y donde sus trabajadores estaban a gusto. Y empezó a funcionar el boca a boca entre las empresas. Tras Oracle llegaron Ciklum, ITRS, Epam... Málaga es una ciudad ni grande ni pequeña, una mezcla perfecta, que provocó que muchas se decidieran a venir. Curiosamente, las empresas tecnológicas grandes tienen mucha más relación entre ellas de lo que pensamos. Entre los CEO y entre los propios directivos. Pueden estar tomándose un café en Londres o San Francisco y le dicen: «Oye, hemos abierto en Málaga, y es un sitio donde hay mucho talento, la gente está contenta y estamos sacando un buen rendimiento». Por eso hay firmas tecnológicas que tienen a más de 1.000 trabajadores en Málaga. Eso hace años no nos lo podíamos ni imaginar. Otro caso de éxito está siendo la industria del videojuego, que no existía en Málaga y que se ha desplegado en el Polo Digital de Tabacalera. En materia de innovación, ya somos un referente.  

Google abrirá este último trimestre del año su Centro de Ciberseguridad en Málaga. Otro gran espaldarazo que también tendrá su efecto arrastre.

Sí. Yo creo que ya lo viene teniendo porque, por ejemplo, ha habido una consultora especializada en seguridad (Capgemini) que se implantó en Málaga porque sabía que Google se venía.

El auge de Málaga ha despertado también recelo por la escalada del precio de la vivienda, inasumible para el ciudadano medio ¿Cómo ve ese debate?

Cuando como en el caso de Málaga se crece tan rápido, con la llegada de tantas compañías de fuera, viene también mucho personal de estas compañías procedente de otros países que vienen con sueldos altos, mayores de los que pagan las empresas locales. Eso está generando un problema de precios porque ahora mismo hay mucha mayor demanda de vivienda de la que hay disponible. ¿Cuántas viviendas hay ahora mismo para alquiler en la almendra de Málaga? Es como cuando un bar tiene mucho éxito y sube sus precios. Pues aquí está pasando con la vivienda. El precio se dispara por el éxito de Málaga y, claro, los sueldos de la población no están subiendo al mismo ritmo. Pero no es un problema sólo de Málaga, sino que está pasando en toda España aunque nuestro caso sea más particular.

"La llegada de tantas empresas también influye en la subida de la vivienda, pero ese no es problema sólo de Málaga sino de todas las grandes ciudades"

El sentir social es que el malagueño se va a tener que ir a vivir a la periferia, porque los precios en las zonas más céntricas están cada vez más disparados.

Lo que pasa es que el malagueño quiere seguir viviendo en el Centro, pero estamos viendo en todas las ciudades que nos llevan años de diferencia (Londres, Madrid,...) que el centro urbano, al final, o se convierte en lugar de oficinas o en un sitio muy caro y exclusivo. El éxito tiene sus partes positivas y negativas. Y el malagueño que antes se podía permitir vivir en zona céntrica ahora no puede. El otro día escuchaba que en Madrid se piden ya 1.500 euros por una habitación compartida. El desafío de la vivienda no es sólo de Málaga ¿Soluciones? Ahí yo me pierdo (risas)... esa no es mi parte.

Se habla también mucho de los problemas que tienen las empresas tecnológicas para encontrar todo el talento que necesitan. ¿No hay el suficiente personal en Málaga para satisfacer la actual demanda?

Es cierto, no lo hay. El año pasado comentaba que Málaga necesitaba unos 5.000 perfiles tecnológicos porque fue un ejercicio donde llegaron además a la capital hubs como los de Vodafone o el Santander. Y estos próximos ejercicios esa demanda seguirá siendo muy alta. Con el crecimiento normal que tienen las empresas, que puede estar en torno al 10% o al 15%, y teniendo en cuenta que el PTA, por ejemplo, tiene unos 20.000 perfiles tecnológicos, podríamos decir que Málaga requerirá entre 2.000 y 3.000 nuevos empleados de este tipo cada año. Si los tuviéramos estarían trabajando al día siguiente, pero no los tenemos. Las facultades nos los generan al ritmo suficiente y cuando llegan nuevas empresas, lo que hacen es quitarle personal a otras que ya están aquí, con lo cual el número de vacantes sigue siendo el mismo.

Habrá entonces una competencia feroz entre compañías.

Hay una guerra. Por eso se está haciendo tanto para fomentar las carreras STEM, coger personas, con iniciativas en el Polo Digital, en escuelas como EOI, en el Campus 42 de Telefónica: coger personas que no tienen nada que ver con la tecnología, darles la formación adecuada y reconvertirlas. Porque se necesita y se sigue necesitando. En Málaga y en España, en general, todavía no se ha bajado la demanda. Y todo lo que se haga es poco, porque únicamente con los alumnos que salen cada año de la Universidad no va a ser suficiente.

"Hay empresas de EEUU y Alemania que están pegando picotazos con ofertas espectaculares a diario a los programadores españoles"

-¿Existe el riesgo de que si las empresas no encuentran el personal necesario pudieran buscar otros horizontes?

Sin duda. Ésa es una de las claves de cuando hablamos del riesgo de morir de éxito. Está primero el tema que hemos hablado antes: que no encuentres vivienda para tu directivos o tus trabajadores. Y luego el problema de que una compañía tecnológica llegue, se ponga a buscar gente y al final no la encuentre. Las tecnológicas tienen la ventaja de que tiran mucho del teletrabajo y eso también es una competencia añadida porque hay empresas de Estados Unidos y de Alemania que están pegando picotazos y haciendo ofertas espectaculares a diario a los programadores e informáticos españoles para que trabajen en remoto con ellos.

Se dice que la batalla del futuro va a ser por el talento. ¿Málaga está bien posicionada para afrontar ese reto?

 En cuanto a ciudad y a lugar de concentración de talento, sí. Hace poco vimos un ranking de Savills donde se decía que Málaga era la segunda ciudad del mundo más valorada por los nómadas digitales. Tiene calidad de vida y es una ciudad que te da mucho. Hay ya bastante gente trabajando aquí para compañías extranjeras con sueldos de esos países, viviendo en casas y áticos de gran valor, aunque nos pasen totalmente desapercibidos.

Miguel Ángel Romero,

Miguel Ángel Romero, presidente del Cluster Smart City y CEO de HRCS. / Alex Zea

"Las pymes tecnológicas se especializan y desarrollan proyectos para las grandes"

Un cluster que potencia la colaboración entre empresas y ayuda a lograr proyectos conjuntos

 Hay ya varios clústeres en el PTA (ferroviario, Smart City, Blockchain, ciberseguridad...) ¿Existe ya una mayor vocación colaborativa en el empresariado? ¿Es mejor ese modelo que el de la simple competencia?

Por desgracia, en España nos cuesta mucho colaborar con la competencia o incluso en un proyecto. Por eso, nuestro Cluster hace una especie de dirección de proyectos para asegurarse de que exista una colaboración real por parte de las empresas ¿Por qué? Porque si el proyecto en un territorio no sale bien, el que queda mal es el Cluster. Hay que recordar que el concepto del cluster nace hace años porque la UE se da cuenta de que las pequeñas empresas tienen que formar parte de estructuras más grandes, especializadas por sector (en nuestro caso, el Smart City). De esta forma se pueden solicitar proyectos de forma conjunta a Europa y con un solo interlocutor.

España es país de pymes, ¿qué ventajas competitivas tienen sobre la gran empresa?

La flexibilidad, la posibilidad de entrar en nichos de mercados que a una empresa grande les resultan más difíciles. Las grandes compañías tienen que justificarlo todo en la cuenta de resultados. Por eso hay pymes especializadas en una materia que le trabajan a empresas mayores. Eso está pasando mucho en el campo de la tecnología. Las grandes se han convertido en especialistas de presentarse a megaproyectos, pero a su vez tiran de estas firmas de segundo nivel para desarrollarlos.

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