Crónicas de la ciudad
Del edificio de las angulas de Aguinaga y los garrulos
En el lateral de la calle Herrería del Rey, esta joya arquitectónica de Daniel Rubio con protección integral exhibe pintadas vandálicas desde hace al menos cinco años
San Adelmo, abad inglés de Malmesbury allá por el siglo VII y por poco contemporáneo de San Isidoro de Sevilla, escribía sus composiciones en latín y en una de ellas llama «garrulus» al gallo, porque para los latinos un ‘garrulus’ era alguien muy locuaz.
En la RAE subsiste, con esta acepción, la palabra ‘gárrulo’, con acento, en referencia a un ave que «gorjea o chirría mucho», una persona muy charlatana o una cosa que hace «ruido continuado».
Sin acento, el ‘garrulo’, según la RAE, es una persona rústica o zafia y su origen posiblemente tenga que ver con el ‘garrulus’ latino, apuntan los académicos.
Ciertamente, en la calle Herrería del Rey se aprecia un constante ‘ruido pictórico’ por la acción garrula de quien antepone su interés al general.
Para más inri, la actividad garrula ha dejado su huella en uno de los edificios más bonitos de la Historia de Málaga.
Estamos hablando de esa ‘proa de barco’ que parece buscar las ‘aguas del pasado’ próximas a las Atarazanas, el precioso edificio de 1925 de estilo neomudéjar de Daniel Rubio, el autor del mercado de Salamanca y de este inmueble, que también da a la calle Sagasta y de hecho, oficialmente es el número 5 de la vía.
Este inmueble, que durante muchos años fue conocido como el de las Angulas de Aguinaga, por el famoso establecimiento y su enorme cartel publicitario, ya retirado, con la clásica tipografía vasca, cuenta en el PGOU con un grado de protección integral, al igual que el Mercado de Atarazanas, lo que nos da una idea de su valía.
Pero los garrulos, bien los sabemos, no entienden de sutilezas proteccionistas y el Patrimonio de Málaga les importa tanto como el porvenir de las islas Kiribati, amenazadas por la subida del mar.
Porque la cuestión es que esta imperecedera obra de Daniel Rubio exhibe varias pintadas por la parte de la calle Herrería del Rey. Por testimonios gráficos se puede concluir que la más antigua de ellas, con el lema «Molero libertad» y una ‘A’ anarquista, es de 2018, precisamente el año en el que el mencionado Molero ingresó en la cárcel, pues todo apunta a que se trata del malagueño Francisco Molero, encarcelado entonces por las protestas de ‘Rodea el Congreso’ de hace una década.
Esta pintada, que permanece sin borrar desde hace 5 años, ha hecho de efecto llamada a otros garrulos, que poco a poco están colonizando este espacio con protección intregal. Lo de ‘protección’ en Málaga, claro, es un decir. Ahí siguen.
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