Guadalmedina

¿Es peligrosa para Málaga la presa del Limonero?

Los intervinientes en una mesa redonda sobre el futuro del río Guadalmedina, celebrada esta semana en el Ateneo de Málaga, discutieron sobre la potencial peligrosidad de la presa del Limonero, en el contexto actual de cambio climático. También se debatió si debe continuar la renaturalización actual hasta la desembocadura del río o seguir adelante con el proyecto municipal de los puentes-plaza

El embalse del Limonero y Málaga a sus pies, en una foto de archivo.

El embalse del Limonero y Málaga a sus pies, en una foto de archivo. / La Opinión

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En 1983, hace ahora 40 años, se construyó la presa del Limonero. ¿Es un equipamiento seguro o una espada de Damocles sobre la ciudad de Málaga?

En la mesa redonda ‘Málaga y el Guadalmedina. Historia, actuaciones y planteamientos en torno a su cauce’, celebrada el pasado lunes en el salón de actos del Ateneo de Málaga, se habló mucho de la seguridad del Limonero, además de la exitosa renaturalización que la Junta de Andalucía acaba de realizar en el cauce del río Guadalmedina, desde el puente de Armiñán hasta esta presa, éxito en el que coincidieron todos los participantes. 

En el debate intervinieron Tristán González, de Ecologistas en Acción; el comisario de Aguas de las Cuencas Mediterráneas Jorge Robles; José Damián Ruiz Sinoga, académico de Ciencias y catedrático de Geografía Física de la UMA y el arquitecto y urbanista Sebastián González

La presa del Limonero

El comisario de Aguas, Jorge Robles, que además informó de que era vecino del Guadalmedina desde hacía más de medio siglo, recordó que antes de la llegada de los Reyes Católicos «no había constancia de inundaciones». La deforestación que siguió a su llegada fue provocando escorrentías e inundaciones cíclicas que culminaron en la famosa riá de 1907 «que causó 21 muertos».

Pero, subrayó, «en el 83 se hizo la presa del Limonero, una presa de magnífica calidad y a partir de ahí el Guadalmedina no ha causado inundaciones».  

A este respecto, José Damián Ruiz Sinoga recordó, en el actual contexto de cambio climático, cómo en países como Grecia hace unos días «se produjeron 600 milímetros en un día cuando la precipitación anual es de 500 milímetros y en Libia, precipitaciones en un día de 474 milímetros cuando la media anual es de 276». En otro momento del debate recordó cómo la presa de Libia se había roto «en un cuarto de hora». Por eso, dijo que era necesario «repensar la presa» del Limonero, para que «hubiese una menor vulnerabilidad en una ciudad con 600.000 habitantes con una presa como la del Limonero a 200 metros»

Un momento del debate sobre el río, celebrado el pasado lunes en el Ateneo.

Un momento del debate sobre el río, celebrado el pasado lunes en el Ateneo, con el presidente ejecutivo Miguel Tello de moderador. / A.V.

Por su parte el arquitecto y urbanista Sebastián González resaltó que la ciudad tenía que estar preparada para una avenida extraordinaria del río. En este sentido abogó por seguir reforestando la cuenca del Guadalmedina, por instalar tanques de tormenta -grandes depósitos subterráneos para almacenar las primeras aguas de lluvia- «en sitios clave», mejorar el sistema de laminación del Limonero «y tiene que plantearse un ‘bypass’ -derivación- para evacuar en caso de emergencia, de una avenida extraordinaria desde la cuenca del Guadalmedina al río Campanillas, aguas abajo del embalse de Casasola e incluso haría otro ‘bypass’ de seguridad que aprovecharía esa traza potente que tiene la avenida de Valle Inclán buscando la desembocadura del Guadalhorce»

Además, en otro momento del debate se preguntó si con la reforestación, «un proyecto a 30 años», se podría controlar una avenida extraordinaria del río, ante la crisis climática a la que nos enfrentamos.

Discrepó de estos planteamientos el comisario de Aguas Jorge Robles, que aseguró que la presa «no es un problema, es la solución desde el año 83, está perfectamente gestionada, con un mantenimiento y una conservación permanente y exquisita y no va a ser un problema». Además, estimó que «en la mente de muchos malagueños» había «hecho mella» «la teoría catastrofista de la presa rompiéndose». «Málaga no tiene ningún peligro con esa presa», remarcó.

Por su parte Tristán González, de Ecologistas en Acción, dijo coincidir con Jorge Robles en que la presa del Limonero «aporta mucha seguridad a Málaga, no toda, pero aporta muchísima y ahí la historia le dio la razón», al tiempo que recordó que en las inundaciones del 89, «tampoco hubo que lamentar grandes complicaciones». 

Por último, Sebastián González contestó que si bien desde que entró en funcionamiento el Limonero no ha habido que lamentar desgracias, en las inundaciones del 89 el agua se quedó «a 30 centímetros del tablero del puente de Tetuán».

Renaturalizar o puentes plaza

También se habló de qué destino darle al río en su último tramo, tras la renaturalización llevada a cabo por la Junta, aplaudida por el representante de Ecologistas en Acción. Tristán González recordó que esta actuación ha costado en total 5 millones de euros, mientras que el coste del proyecto municipal de los puentes plaza sobre el río, «en el año 16 era de 250 millones y el plazo de ejecución en torno a 20 años; yo creo que no hay discusión», subrayó y destacó que «hacer puentes plaza, fomentar la solería y la restauración quizás no está tan enfocado a los malagueños como para el turismo».

El catedrático de Geografía Física, Damián Ruiz Sinoga, dijo «no tener claro» qué hacer en el tramo final, pero también planteó esta cuestión: «Si el tramo desde el puente de Tetuán a la desembocadura se tapa, ¿quién lo paga?, porque para eso la Unión Europea parece que no tiene fondos». 

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