Una abuela desahucia a su hijo y a sus cuatro nietos menores de edad

Antonio J. de 42 años, su mujer Cristina y sus cuatro hijos menores de edad fueron desahuciados en la mañana de ayer de un piso del que Antonio es coheredero en la calle Eduardo Carvajal, junto a la avenida de Andalucía, tras ejecutarse una sentencia judicial.

Lo llamativo es que la demanda de desahucio contra Antonio J. ha partido de su propia madre y de los cinco hermanos de Antonio, al tratarse de la casa familiar de la que los hijos y la madre son herederos tras fallecer el padre. Detrás subyace un importante conflicto familiar con acusaciones por ambas partes.

El juzgado no ha tenido en cuenta la situación de Antonio J., con máquina de oxígeno ocho horas al día desde que se contagió de Covid y en paro, al igual que su mujer.

El pasado 16 de noviembre, tras un primer intento de desahucio, la madre y hermanos de Antonio J. accedieron a darle de plazo hasta ayer, cuando una docena de policías nacionales, con la ayuda de bomberos, pudo entrar en la vivienda después de hora y media tratando de derribar la puerta, reforzada con barrotes y una segunda puerta metálica.

Traslado al Hospital Regional

Finalmente, los bomberos entraron a la vivienda por una ventana y abrieron el piso, momento en el que entraron los sanitarios del 061, pues la familia desahuciada alertó del empeoramiento de la salud de Antonio J, que fue trasladado en ambulancia hasta el Hospital Regional.

Numerosos vecinos presenciaron el desahucio e increparon a la madre de Antonio -que no estuvo presente- por echar a su propia familia: «¿Qué madre hace esto con un hijo y sus nietos?», se preguntó una vecina.

Como explicó Antonio el pasado mes a este diario, al morir su padre hace 13 años, «mi madre nos dijo que nos fuéramos de alquiler y ella también se fue». La casa permaneció cerrada aunque la utilizó un familiar que le causó importantes daños, contaba Antonio, algo que sus hermanos negaron con rotundidad también en este diario.

Varios vecinos señalaron ayer que, en ese periodo, la vivienda se convirtió en un problema para todo el bloque, «con yonkis en el rellano todo el tiempo», indicó una vecina.

Hace unos seis años, Antonio J. decidió volver a la casa familiar, aunque la madre se opuso a ello. Como ayer explicaba Manuel, otro vecino, él pudo acompañar a Antonio dentro del piso y se lo encontró con basura, colchones en mal estado, «papeles de plata en el suelo y el váter lleno de excrementos porque habían cortado el agua». Antonio J., cuenta Manuel, se encargó de arreglar la casa para poder vivir en ella con su familia.

Ayer, una de las menores, con lágrimas en los ojos, sacaba a la calle su cuenco con tortugas, una jaula con un loro y su perro.

Como explicó Cristina, la mujer de Antonio J., su familia se irá a casa de su madre - la abuela materna de los niños- hasta que puedan encontrar otro sitio.

No, a la ayuda al alquiler

La exconcejala del Ayuntamiento de Málaga Rosa Galindo, miembro del colectivo de mujeres Derecho a un Techo, explicó ayer que su colectivo no entra en el conflicto familiar, «pero aquí vuelve a pasar que hay cuatro niños que se van a la calle».

La exconcejala informó de que, gracias a la colaboración de la Oficina municipal de Intermediación Hipotecaria, el Ayuntamiento ofreció a la familia de Antonio J. una ayuda al alquiler por tres años pero esta se negó a aceptarla. «Era tiempo suficiente para que se vendiera la casa o se diera otra situación para que las dos partes pudieran salir beneficiadas», lamentó.

La versión de la familia

Los hermanos de Antonio lo consideran una persona de carácter «conflictivo», contaba su hermana Dolores, que al ocupar la casa familiar tiró «todas las ropas de mi madre, que se ha quedado sin ropa y sin muebles». Otro hermano, Emilio, explicó a este diario que su hermano ha intentado agredir varias veces a su madre, a la que los hermanos ayudan a pagar el alquiler porque tiene una pensión de 700 euros y «porque le han quitado la casa».

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