Emblemas y blasones malagueños

Blasón de Gallegos

Esta familia, por enlaces matrimoniales, entroncó con otras importantes de la ciudad pujante y comercial de Málaga, como fueron los marqueses del Castro, el condado de Montijo, Cabarrús, Kirkpatrick, Neoman o Lesseps

Túmulo funerario de Gallegos, en la Alcazaba de Málaga.

Túmulo funerario de Gallegos, en la Alcazaba de Málaga. / Archivo Antonio Lara Villodres

Antonio Lara Villodres

Antonio Lara Villodres

Casa solar originaria de Marbella, cuyos representantes más conocidos fueron las hermanas Rafaela y Antonia Gallegos y Delgado, hijas de Vicente Gallegos González, natural de Baena (Córdoba) y de Francisca Delgado Guerra, de Marbella, heredera de un respetable patrimonio basado en fincas rústicas y urbanas.

Esta familia, por enlaces matrimoniales, entroncó con otras importantes de la ciudad pujante y comercial de Málaga, como fueron los marqueses del Castro, el condado de Montijo, Cabarrús, Kirkpatrick, Neoman o Lesseps.

Rafaela Gallegos y Delgado fue esposa del coronel Teodoro Martínez de Beltrán y Carentii, marqués del Castro. El matrimonio falleció durante la cruel epidemia de fiebre amarilla de 1803, que diezmó a la población malacitana.

Según algunos historiadores locales, la capital sufrió una gran mortandad, cercana a las 20.000 almas. Aquella catástrofe dejó un largo y amargo recuerdo en la ciudadanía a lo largo de varias décadas.

Antonia Gallegos contrajo matrimonio en Marbella el 26 de marzo de 1768 con el industrial y hombre de negocios belga Enrique Grivegnée y Housse de Nemot y Salik, hijo del noble burgomaestre de Lieja y regidor de Romsbery Andrés de Grivegnée y Dolores de Housse. La pareja tuvo varios hijos: Enrique, Manuela, María Dolores, Catalina y Francisca.

Enrique Grivegnée fue hijodalgo notorio de la villa de Macharaviaya, de la que fue diputado del Consejo en 1786 y 1787. Al siguiente, probó su hidalguía en la Real Chancillería de Granada.

Los Grivegnée Gallegos establecieron su residencia habitual y familiar en la desaparecida plaza de los Moros, por cuestiones logísticas y comerciales, pues el emprendedor de Lieja había constituido, junto a otros conocidos socios, la compañía llamada Grivegnée y Cía dedicada a la exportación e importación de productos del país.

La familia Grivegnée Gallegos tuvo, como indicamos anteriormente, una gran fortuna en posesiones rústicas entre las que podíamos citar la Hacienda Platero, en Churriana, en la que la familia pasaba largas temporadas en época estival.

Enrique Grivegnée, el nuevo e importante miembro de la colectividad extranjera de comerciante, asentados en Málaga a inicios del nuevo siglo XIX, llevó a cabo la construcción de una fábrica de jabón así como la compra de fincas y parcelas en la localidad de Marbella y algunas pedanías así como en Granada, para dedicarlas al fructífero negocio del azúcar.

Incluso para potenciar esta empresa, solicitó del corregidor de Marbella la compra de un trapiche en mal estado, donde al tiempo, Enrique Grivegnée levantó una industria moderna, de alta tecnología para la época, por las grandes inversiones económicas que se llevaron a cabo.

A finales de este siglo XVIII, el industria belga afincado en nuestra ciudad solicitó ser miembro de la prestigiosa orden de Caballero de Carlos III, distinción que le fue concedida por decreto de 1 de febrero de 1795.

Como en otros casos, la concesión fue dispensada de las correspondientes pruebas nobiliarias por el rey Carlos, debido a que Bélgica, país de origen del pretendiente, se hallaba en guerra y ocupada por Francia y por ello era imposible acceder a los documentos probatorios de su genealogía.

Al frente de los negocios prosiguió su primogénito Enrique Grivegnée y Gallegos, quien ostentaba el título de regidor perpetuo de Málaga y cónsul de los Países Bajos en nuestra ciudad, por su ascendencia paterna y materna.

La quiebra

Enrique contrajo matrimonio con la malagueña Justa Ariza, con la que no tuvo descendencia. Tras la Guerra de Independencia los diversos agentes externos e internos que influyeron en aquellos años en contra de la economía local llevaron a la quiebra económica a la familia Grivegnée.

Muchas de las propiedades rústicas que habían sido compradas en Marbella y zonas limítrofes para hacer extensivo el cultivo de la caña de azúcar fueron absorbidas por la Casa de Leseeps y posteriormente, pasaron a manos del general Manuel Gutiérrez de la Concha, creador años más tarde de la colonia agrícola de San Pedro de Alcántara en nuestra provincia.

El blasón de Gallegos.

El blasón de Gallegos. / Archivo Antonio Lara Villodres

Descripción

Blasón atribuido al linaje Gallegos, radicado en la localidad de Marbella desde el siglo XVII, perteneciente a Rafaela Gallegos y Delgado, hermana de Antonia, casada con Enrique Grivegnée, padre. Su sobrino ordenó levantar un monumento funerario en piedra, donde se inscribe su blasón:

  • «Partido en pal. 1º, de gules un castillo de oro; 2º, de plata, un león rampante de gules».
  • Al timbre, morrión terciado y abierto su grilleta, con penacho. Acolada lleva cuatro banderas y cuatro gallardetes. Bajo su barba, se alojan otros elementos alegóricos a su pertenencia al estamento militar.
  • Aunque este blasón no esta considerado como piedra armera al uso, sí la he considerado a título descriptivo por su interés histórico local.

Juan Temboury, el salvador

Como apunte final a este pequeño artículo, hay que indicar que en el monumento funerario en honor a los marqueses del Castro: Teodoro Martínez de Beltrán y Rafaela Gallegos, se encuentra, esculpido en la piedra, un largo epitafio mandado por su sobrino Enrique, cónsul de los Países Bajos.

Este singular enterramiento, se situó en su día en una de las naves de la iglesia de la Merced y fue salvado de su desaparición por el conservador Juan Temboury Álvarez. Depositado durante muchos años en la Alcazaba, pasó hace poco a ser pieza del museo de Málaga.

Localización

Museo Arqueológico de la Aduana de Málaga, almacén.