Mirando atrás

Instituto Cultural Español: 50 años de la enseñanza de las lenguas de España en Irlanda

En febrero de 1974 el embajador malagueño Joaquín Juste Cestino y el ministro de Educación irlandés inauguraban en Dublín el Instituto Cultural Español. Su promotor, José Antonio Sierra, cuenta cómo fue esa aventura, que incluyó enseñar gallego, euskera y catalán

José Antonio Sierra, fundador del Instituto Cultural Español de Dublín, en su casa de Málaga esta semana con un cartel de promoción de esta entidad.

José Antonio Sierra, fundador del Instituto Cultural Español de Dublín, en su casa de Málaga esta semana con un cartel de promoción de esta entidad. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Recuerda José Antonio Sierra (Villanueva de Gómez, Ávila, 1936) que el embajador de España en Irlanda, el cercano y afable malagueño Joaquín Juste Cestino, estaba exultante aunque en el momento en el que a él le tocó intervenir en inglés, el embajador agachó la cabeza, «por mi fuerte acento español», ríe. 

De izquierda a derecha, el malagueño Joaquín Juste Cestino, embajador de España en Irlanda, junto al ministro irlandés de Educación, el director general español de Relaciones Culturales y José Antonio Sierra, en la inauguración del Instituto en 1974.

De izquierda a derecha, el malagueño Joaquín Juste Cestino, embajador de España en Irlanda, junto al ministro irlandés de Educación, el director general español de Relaciones Culturales y José Antonio Sierra, en la inauguración del Instituto en 1974. / Archivo José Antonio Sierra

Ocurrió hace medio siglo, en febrero de 1974. Se trató de la inauguración del Instituto Cultural Español en Dublín, la primera institución de este tipo en Irlanda, por eso el propio ministro Irlandés de Educación, que acudió a la inauguración, se asombró en su discurso de bienvenida de que hubiera tardado tanto tiempo en llegar. 

Se hizo realidad gracias al tesón de José Antonio Sierra, que es vecino de Málaga desde hace dos décadas y que como recuerda, tras estudiar Magisterio y Filosofía y Letras, especialidad de Pedagogía, terminó recalando en Irlanda. 

José Antonio Sierra, en su juventud, a comienzo de los 60, camarero en un hotel de la isla de Wight, en Inglaterra.

José Antonio Sierra, en su juventud, a comienzo de los 60, camarero en un hotel de la isla de Wight, en Inglaterra. / Archivo José Antonio Sierra

Por el camino, fue friegaplatos y camarero en la isla de Wight en el sur de Inglaterra, a comienzos de los 60, «porque no sabía inglés», cuenta. 

Tras unos años como profesor de español en Francia y profesor en cuatro colegios del Reino Unido, en 1968 solicitó plaza como lector de español en varias universidades y escogió la Trinity College de Dublín. 

Arribó a la capital irlandesa en septiembre del 68 y en marzo del 69 ya ideó poner en marcha un centro de español en un país en el que «lo único que existía, fundado en 1945, era la Dublín Spanish Society, una sociedad de amigos de España que organizaba actividades culturales». Como anécdota, recuerda, ni siquiera se exigía entonces saber español para estudiar Filología Española. 

Por eso, en 1970, gracias a la generosidad de la directora de una academia privada en la que enseñaba español, obtuvo un aula y puso en marcha el llamado Centro Español de Documentación e Intercambios Culturales. Por ese tiempo y gracias a gestiones con el periodista Luis Ángel de la Viuda, Radio Nacional de España ofreció un reportaje de 20 minutos sobre sus actividades, «el primero que se hizo en la radio sobre la importancia internacional del español». Como curiosidad, entre sus alumnas estuvo la mujer del ministro de Asuntos Exteriores de Irlanda. 

Una de las cartas de Adolfo Suárez, en 1970, recibidas por José Antonio Sierra en sus gestiones para poner en marcha el Centro de Documentación en Dublín.

Una de las cartas de Adolfo Suárez, en 1970, recibidas por José Antonio Sierra en sus gestiones para poner en marcha el Centro Español de Documentación en Dublín. / A.V.

Para este iniciativa, consiguió 30.000 pesetas del Gobierno de España. La ayuda oficial vino consignada en una carta con la siguiente advertencia:«Sin que sirva de precedente». 

Además, destaca que esta novedad cultural en Dublín recibió el apoyo de toda la prensa irlandesa. No hubo reticencias por la situación política de España, aún una dictadura, debido a que a José Antonio Sierra le conocían todos los medios: «Como necesitaba dinero mandaba crónicas al diario Informaciones, que me nombró corresponsal y luego me pasé a la Agencia EFE. Recuerdo que asistía a los debates en el Parlamento y siempre me sentaban con la agencia soviética TASS. Él me preguntaba por la situación de España y yo por la de Rusia».

José Antonio Sierra, con prensa irlandesa que se hizo eco de la inauguración del Instituto Cultural Español.

José Antonio Sierra, con un especial a gran formato del Irish Times en 1976 sobre la España de la Transición. / A.V.

Su siguiente paso fue lograr que en Irlanda hubiera un Instituto Cultural Español, como existían en otros países europeos: «Cuando iba a Madrid me iba al Ministerio de Asuntos Exteriores, allí me conocían todos los bedeles, me hice amigo de ellos y me apoyaban: me decían la hora en la que estaba el director y cómo tenía que hacer», recuerda.

Finalmente, el Instituto Cultural Español de Dublín fue autorizado en 1971, comenzó su andadura en 1972 y la inauguración oficial no se produciría hasta dos años más tardes. De esa puesta en marcha recuerda cómo despachaba todas las semanas con el embajador malagueño, pues el Instituto dependía de la Embajada de España en Dublín. «Aunque me llamaba de usted me trataba como a un hijo, tenía un gran sentido del humor y nunca me impuso nada», recuerda. 

Una ingente labor cultural

La sede de la nueva institución, en el 58 de Northumberland Road, fue la antigua Embajada de Alemania durante la II Guerra Mundial, un inmueble en el que José Antonio Sierra desarrolló una labor ingente de promoción del español y a partir de 1976, con la inclusión del resto de lenguas españolas (catalán, euskera y catalán) a disposición de los estudiantes irlandeses.  

Además, creó un servicio de información turística y comercial y entre sus primeros pasos, en 1973 propuso la firma de un convenio cultural entre España e Irlanda que se llevó a cabo, sin olvidar otro acuerdo por el que creó «cien secciones del libro español en toda Irlanda, sin costar un duro al contribuyente».  

También se encargó de colaborar en la organización de una gran exposición sobre España en la Royal Dublin Society que recibió más de 10.000 visitas. 

José Antonio Sierra, delante de la sede del Instituto Cultural Español.

José Antonio Sierra, delante de la sede del Instituto Cultural Español. / Archivo José Antonio Sierra

Con entre 700 y 800 alumnos, fue el primer instituto cultural español del mundo en seguir una política de autofinanciación:«Cada año reducía los gastos, al punto de que el instituto pagaba a todos los profesores y al personal administrativo con el dinero de los alumnos y todos tenían seguridad social, algo que, cuando se integraron en el Instituto Cervantes, no tenían». 

Su labor fue tan buena que, en 1975, la Embajada de España en Dublín le nombró agregado cultural, cargo en el que estuvo 20 años

En 1986, José Antonio diseñó para el programa electoral del PSOE relativo al español en el mundo. El abulense presentó un proyecto con las líneas maestras del futuro Instituto Cervantes, cuya primera sede fue la que propuso: Alcalá de Henares. En 1991 nació su ‘criatura’ en todo el mundo y por eso se convirtió en el primer director del Instituto Cervantes de Dublín. 

Su relación con el instituto acabó en 1994, cuando cesó. Tuvo la satisfacción de dejar una entidad más que saneada, la felicitación del gremio de editores y libreros de Irlanda y el haber podido explicar su labor de promoción del castellano y el resto de lenguas de España a dos presidentes del Gobierno: a su paisano, el abulense Adolfo Suárez y a Felipe González.