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Víctimas del intrusismo sanitario ofrecen su ayuda a los afectados del falso doctor de Málaga

La asociación AIMS anima a denunciar y pone a disposición de las víctimas toda su experiencia del caso Coté

La presidenta de AIMS, Esther Fontán, en una imagen de archivo.

La presidenta de AIMS, Esther Fontán, en una imagen de archivo. / FRAN MARTÍNEZ

La Asociación de Afectados de Intrusismo Médico-Sanitario (AIMS) se pone a disposición de las víctimas del falso médico que fue detenido recientemente en Rincón de la Victoria por la Guardia Civil tras ejercer la profesión durante 30 años sin titulación. La organización, creada en Galicia durante la primera década del siglo como consecuencia del caso Coté, apodo de un falso doctor de Ferrol (A Coruña) que suma 10 años de prisión con dos sentencias por intrusismo, estafa, falsedad de documentos oficiales y lesiones, anima a todos los posibles afectados del caso de Málaga a que den el paso para denunciar y ofrece gratuitamente su experiencia en un momento «tan delicado» como son los primeros pasos tras destaparse el escándalo.

La presidenta de la asociación y víctima de Coté, Esther Fontán, que durante los trece años de proceso ha representado a cerca de 150 afectados, conoce de primera mano «el calvario», «la indefensión» y «el miedo» que puede sentir una persona que ha puesto su salud en manos de un profesional que de repente es un impostor. «Sabemos por lo que pueden estar pasando, la ansiedad que produce enfrentarse a algo desconocido, pero vale la pena dar el paso», asegura Fontán. Contacto en victimas.intrusismo@gmail.com o teléfono 636702992.

El caso de Málaga se conoció la pasada semana, cuando la Guardia Civil informó de la detención de un hombre que presuntamente ejercía la medicina en una consulta privada que tenía en una vivienda de Torre de Benagalbón, en Rincón de la Victoria. La denuncia de dos pacientes, a uno de los cuales le habría cobrado a lo largo de los años 240.000 euros y a otro 60.000, fue el detonante de una investigación que apunta a que el sospechoso, de 56 años, podría llevar tres décadas ejerciendo. En el registro de la consulta, los agentes hallaron diversa documentación, informes médicos, análisis de sangre, ecografías y resonancias magnéticas de varias personas, así como dos agendas que contenían citas de clientes y los posteriores cobros. Como ya informara este diario, los agentes estiman que solía recibir a entre ocho y diez personas al día con las que recaudaba entre 400 a 600 euros por jornada. El juez que le tomó declaración lo investiga por intrusismo, estafa y lesiones.