Opinión | Cartas de los lectores

Enric Barrull Casals

Signo de extrema debilidad

 No hubo error de protocolo en el desplante del presidente de Turquía a Ursula von der Leyen. El feo gesto de Erdogan al relegar a la presidenta de la Comisión Europea a un sillón apartado, mientras se sentaba con el presidente del Consejo, Charles Michel, es su última muestra de autoritarismo populista, pero también de las debilidades de la propia Unión Europea. Michel pudo haberse plantado. Y la Comisión pudo haber reaccionado de forma mucho más enérgica. La realidad, sin embargo, es que la delegación comunitaria llegó a Ankara en una posición de extrema debilidad. No hay acuerdo entre los Veintisiete sobre cómo responder a las provocaciones turcas a Grecia y Chipre. Y Europa necesita continuidad en el acuerdo por el que Turquía frena la llegada de migrantes y refugiados a cambio de 6.000 millones de euros. Pocas lecciones en derechos humanos puede dar en esa situación Bruselas.