Opinión | El Palique

Jose María de Loma

Pájaros cantando

Las coladas de lava destruyen todo a su paso

Las coladas de lava destruyen todo a su paso / Reuters

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, va a solicitar que Sierra Bermeja sea declarada zona catastrófica. Aunque si la zona no es ya una catástrofe, que venga Dios y lo diga, aunque Dios está ocupado en que no pase nada en La Palma, si bien ya podría haber estado más atento al pirómano de Sierra Bermeja, al que habría que aplicarle una pena del demonio.

La Sierra Bermeja es ahora negra, de una negritud luctuosa, teóricamente yerma, triste y horripilante, pero los que van por allí aseguran que la vida se impone, que las piñas de los pinos se abren, que las viborillas, conejos y demás fauna vuelven y que los pajaritos canturrean nuevamente. «Y yo me iré y se quedarán los pájaros cantando», que decía Juan Ramón Jiménez. Nos pasará a todos, pero hay que confiar en que el pájaro que cante en nuestra ausencia aún no haya nacido.

Fue apagarse el incendio y comenzar a rugir el volcán, todos lo oímos, las desgracias nunca vienen sordas. Hasta La Palma ha viajado Pedro Sánchez, que no tuvo a bien venir a Sierra Bermeja. Muy mal, aunque bien es cierto que con tanto político como había en el bermejo puesto de mando habría pasado desapercibido. O inadvertido. Habría sido un pajarito más piando declaraciones. Con chalequito. Lo de La Palma es muy llamativo y copará, copa, más portadas y minutos televisivos. Los expertos en geología han entrado en erupción. Los tertulianos estudian vulcanología, la lava se extiende y la naturaleza se lava las manos cada tres por dos recordándonos que puede enfadarse mucho. Hay que insistir con denuedo, aunque solo sea para resucitar la palabra denuedo, en que Sierra Bermeja ha de ser declarada zona catastrófica. No por el placer de bautizarla así o darle ese título y sí por el hecho de que eso trae aparejado ayudas, dinero, parné, manguerazos de inversiones.

Los que necesita también el Infoca, tanto tiempo pecuniariamente maltratado. Pero de momento, la nueva catástrofe que sufre la zona son los domingueros. Los muy domingueros también van los sábados. No son tan pesados como algunos políticos, que en esto se llevan la palma.