Opinión | Zona press

Conmigo siempre

Hace muchas semanas que tenía que haberte escrito esto. Pero era incapaz. No podía. Y es que sabía que cuando me pusiera delante del Mac a escribirte se me iba a partir el corazón. Y eso no podía hacerlo delante de Ana. No quería que ella me viera así. Ahora que vivo solo era más fácil para mí porque nadie me ve mientras te escribo.

Todo fue muy jodido. La primera llamada de Sergio contándome lo que te pasó. Saber que estabas luchando por no irte y estar yo en Bilbao trabajando. Me costó horas llamar a tu madre porque no podía hablar con ella sin llorar y eso no le iba ayudar a ella. No sabes lo que me costó, pero finalmente lo conseguí y ella me fue contando lo que luchabas en el hospital por seguir con nosotros. Que me llamaran para decirte que te ibas cuando yo nunca perdí la esperanza de que te recuperaras también fue duro. Y no te digo estar en tu despedida, llena de gente que te quería. Ver a tus padres y a tu hermano. Y a todos tus amigos pasándolo muy mal pero allí, como si fueran hombres ya, sin faltar a ese tu último adiós.

Todo muy duro porque no estamos acostumbrados a que se vaya tan pronto alguien que es más joven que tú. Mucho más si era tan fuerte y deportista como tú. Pero la vida tiene estas cosas tan injustas, tan jodidas y que no tienen razón de ser. Por eso sé que, mientras podamos, hay que exprimirla al máximo sin perder ni un minuto. Y por eso yo quiero que salga una sonrisa en mi cara cuando me acuerdo de ti y no una lágrima.

Pues claro que te echo de menos. Echo de menos esas conversaciones sobre mi equipo de chicas de Alhaurín y lo que te alegraste cuando ascendimos. O tus preguntas sobre dónde jugar la temporada siguiente. O esas locuras que te entraban de venirte a jugar a Alhaurín si yo entrenaba al equipo júnior... no olvido cuando me dijiste que ibas a venir a verme jugar aquí a Burgos. Porque a ti te daba igual en qué equipo entrenara yo. Tú eras de mi equipo fuera cual fuera. Pues que sepas que yo soy de ti estés donde estés ahora. Te metiste en mi corazón cuando eras un moco, que el balón era casi más grande que tú, y ya no te saldrás de ahí dentro jamás.

Eso quiero, quedarme solo con los maravillosos momentos de los que llenaste mi vida. Verte luchar jugando en mi equipo; verte mejorar como jugador aunque tú no te dieras cuenta de lo que progresabas; verte reír cuando ibas a los campus; verte siempre en la grada cuando entrenaba a Pape y compañía; ver esa cara de ilusión cuando te llamaba para venir a entrenar con ellos; y tener la suerte de estar presente en ese proceso en tu vida dejando de ser Manulín, ese niño, para convertirte en Manu, ese hombrecito.

No pienses que te has ido. La gente como tú no se va. Tú estás presente en todos los que te conocemos y te queremos. Tú no te vas. Tú nos haces mejores y formas parte de nosotros. Un poquito de ti está en mí, Y en Mario, Jorge, Narváez, Alvarito, Muñoz, Anaya... y todos esos compañeros que han compartido equipo contigo. Tú serás un ejemplo a transmitir para nuestros jugadores por los entrenadores que hemos tenido la suerte y el privilegio de entrenarte. Es imposible no hablar de ti con ellos. Es imposible olvidar tu cara con esos ojillos achinados con el 10 en tu camiseta del CB Marbella o del CAB Estepona. Y es que la mejor manera de que aquellos que no te conocían se den cuenta de como eras, es comprobar la de homenajes que te hace el baloncesto español.

Me quedo con la pena de no verte en la grada del Plantío viendo a mi equipo jugar. Pero sé que donde estés, estarás pendiente de cada partido que juguemos disfrutando de ver defender y tirarse al suelo a mis jugadores, disfrutando de lo que son capaces de hacer como si fueras el fan número uno del CB Tizona.

Ya no tendremos más conversaciones. Ya no me harás más preguntas sobre mi equipo. Pero siempre te recordaré cuando nos vaya mal para saber que siempre puedes luchar más y sacar fuerzas de donde tú las sacabas. Y, sin duda, siempre te recordaré cuando tengamos la suerte de celebrar algo porque tendré que agradecerte que me hiciste mejor cuando te entrené y porque mis equipos tienen algo de ti desde que te conocí.

Conmigo siempre, Manu.