Opinión | Tribuna

Francisco Palma Usagre

«Semillas sociales»

Comienzo haciendo mías las palabras de Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, durante la pasada celebración del Día Mundial de la Radio: «Es un medio joven de 110 años de edad que se reinventa sin censar para difundir todas las culturas, los saberes y la información. Estés donde estés, la radio te acompaña. Una herramienta muy valiosa para asegurar la transmisión de la información, bien común de nuestras sociedades». Con ese mismo espíritu y de forma más modesta, el equipo de la Asociación Arrabal-AID abre cada 15 días desde la emisora comunitaria Onda Color una ventana para mostrar a la ciudadanía otra realidad, temas sociales contados a pie de calle e historias de superación de personas en situación de vulnerabilidad que difícilmente encuentran cabida en otros medios.

Semillas Sociales, como así se llama el espacio emitido gracias al apoyo de Fundación la Caixa, pretende construir un punto de encuentro entre entidades sociales y las personas beneficiarias de los distintos programas que desarrollan las ONGs, dando voz a personas que normalmente pasan desapercibidas sin ser escuchadas, hombres y mujeres en situación de exclusión social.

Este espacio se integra dentro de un proyecto mucho más amplio de inclusión social y laboral dirigido a personas muy vulnerables, especialmente personas sin hogar, que ni siquiera tienen asegurada la cobertura de sus necesidades más básicas. Una iniciativa denominada Semillas digitales para convertir en protagonistas a personas invisibles para gran parte de la ciudadanía, cuya vocación es compartir información y recursos de todo tipo para lograr su empoderamiento, ofreciéndoles apoyo y seguridad para construir su propio camino. En este punto, se presta especial atención al acceso a los recursos digitales tras constatar la brecha existente y la necesidad de alcanzar cierto manejo de las TICs para consolidar su proceso de inclusión. Impresiona la energía con la que personas con grandes dificultades en su día a día preparan cada emisión, la ilusión que muestran en la búsqueda de información y en compartir sus conocimientos y saberes, en muchos casos arrinconados en su interior tras otras preocupaciones vinculadas a su propia supervivencia. Quizá sientan la magia de la radio que nos hace iguales a todas las personas, la resiliencia y capacidad de innovación de un medio al que recurrimos desde Arrabal-AID como elemento motivador para que las personas sin hogar no decaigan en su empeño por salir de la exclusión.

Y termino como empecé, con Azoulay expresando mucho mejor que yo cuánto seguimos necesitando a este medio «universal, humanista y portador de libertad»: «Sin la radio, el derecho a la información, la libertad de expresión y, con ella, las libertades fundamentales, se verían debilitados; también la diversidad cultural, ya que las radios comunitarias son las voces de quienes no tienen voz».