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La cultura pasa a segunda fila

La cultura pasa a segunda fila

La cultura pasa a segunda fila / Víctor A. Gómez

Hace unos años, titulé un artículo 'Ya sé qué es lo del turismo cultural'. Perdón por la autocita, esto fue lo que escribí entonces: «Esta temporada, una vez más, no habrá ni una sola galería malagueña en ARCO, la feria más popular de arte contemporáneo de nuestro país. ¿Cómo es posible algo así en la ciudad donde habita el arte, en la urbe de moda, la de los taytantos museos, la que ocupa el cuarto puesto en pujanza cultural del Estado (según la Fundación Contemporánea)... Pues muy sencillo: porque en Málaga no se habla de cultura, sino de turismo cultural». Estos binomios siempre se nos venden como alianzas simbióticas y bla bla bla, pero hay una manera rápida y eficaz para dilucidar qué es lo que prima en esas supuestas uniones win-win: la primera palabra es más importante que la segunda, por eso se coloca en primer lugar. O sea, que el turismo cultural es turismo, no cultura. O sea, que la Consejería de Turismo, Cultura y Deportes de la flamante Junta de Andalucía de Juanma Moreno es, ante todo, first and foremost, como dicen los anglos, la Consejería de Turismo. Vamos por puntos.

Así que la primera tarea, y urgente, de la Consejería de Cultura (como institución propia que ya no lo es en términos organizativos) va a ser más que desagradable: convencernos a los andaluces de que a pesar de lo que muestra el organigrama de la Junta no se va a maltratar o ignorar a la cultura como segundona en una macrocartera, que el empuje y el presupuesto serán los suficientes y debidos, apropiados y responsables, que se esté a la altura de la cultura, el patrimonio y el legado que se nos ha confiado a los andaluces. O sea, desdecir lo dicho por Juanma Moreno con su decisión. Perdónenme el pesimismo.

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