Opinión | SOL Y SOMBRA

El juego presupuestario

El techo histórico del gasto presupuestario de España en medio de las amenazas que se ciernen sobre la economía y en un año electoral no puede dejar a nadie indiferente. El déficit público, incluso con una subida a buen ritmo del PIB, solo hace que arrojar nubes de incertidumbre sobre el panorama. Los empresarios se quejan de la falta de atención por parte del Gobierno y los impuestos inflados parece como si estuvieran destinados a sufragar el 25 por ciento de aumento del gasto de Defensa, algo que el socio de la extrema izquierda populista no preveía pero que sin embargo acepta como un hecho «vergonzoso» que no le hará romper con el Partido Socialista. Hasta ahí podríamos llegar. Los pensionistas parecen ser los beneficiados de esta crecida del gasto público en medio del frenazo económico, también los funcionarios y los diputados, que ven la manera de justificar el aumento de sus salarios en la necesidad de «dignificar la política». Pero la política no se dignifica solamente cobrando sino ennobleciéndola desde las instituciones, cosa que no suele ocurrir sino más bien al contrario.

Todo este juego que consiste básicamente en esquilmar a los contribuyentes para aumentar un gasto público que únicamente se justifica a medias tiene como principal las elecciones. El resto es pirotecnia variada que de la noche a la mañana puede empeorar dependiendo de las exigencias que pongan PNV o ERC para aprobar las cuentas. En ese sentido, estamos con las espaldas abiertas frente a la incontinencia abusiva del nacionalismo y la incongruencia de los socios de la izquierda que todavía años después siguen discutiendo sobre la famosa «ley mordaza» de la etapa de Rajoy, que por lo que se ve aún no ha sido abolida. ¿Pero no era algo absolutamente capital y decisivo acabar con la ley mordaza? Ya ven cómo esto no está ni mucho menos resuelto, ya no solo en el capítulo de la eficacia sino también en el de la dignidad de los propósitos.

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