Opinión | La señal

Nos queda Tamara Falcó

Íñigo Onieva y Tamara Falcó.

Íñigo Onieva y Tamara Falcó. / EP

Hay quienes mienten más que parpadean, aparte del Gobierno. Por ejemplo, ahora hay datos de la Policía de Grande acerca de que esta no aprecia indicios de sumisión química en 200 pinchazos que se denunciaron, ¿recuerdan? Hace unas semanas hubo lo que en politiqués se llama alarma social porque cientos de chicas denunciaron pinchazos en lugares de ocio nocturno y concentraciones de masas. Pues nanay. Por ejemplo, una denunciante declaró que sudaba más de lo normal y que parecía que estaba borracha, pues pudiera ser, pinchazo desde luego no hubo, y suma y sigue. Esto también es la posverdad, Irene querida, que te voy a contar que tu no sepas, tú que lo sabes todo.

Pero el Papa Kirchner le guiña un ojo a la izquierda y pide una «sociedad inclusiva y justa», por eso ha abierto el Vaticano a los sin techo, los okupas, los mendigos… Se llama coherencia. Le sigue Úrsula von del Leyen, la presi de la Comisión Europea, que se atreve a decir que «vigilaremos a Italia», ¿está al frente de alguna clase de Gran Hermano o superestado policial?, a ver si vamos a tener que protegernos de los que dicen que nos protegen.

Por aquí abajo, ya se sabe, detenidos diez taxistas por acosar a dos conductores de VTC durante la huelga, en el aeropuerto de Málaga, claro, que es donde se juegan las carreras más largas, la pasta gansa que dicen algunos. Lo que es seguro es que esos taxistas no eran seguidores de Gandi. En el otro extremo están los demonios yihadistas, en Melilla y Marruecos acaban de detener a trece. No, si nos la tienen jurada, lo intentan, alguna vez tiran a puerta y meten gol, otras los defensas interrumpen su jugada, es un partido interminable, como la misma historia, que diría Michael Ende, que escribió aquello de que «existen uno o varios mundos más, no detectados por nuestros sentidos, pero tan reales como el nuestro, o quizá más». Cada día que pasa estoy más seguro. De hecho, acaban de otorgarle el Nobel a Aspect, Clauser y Zellinger, los padres de la tecnología cuántica. Han profundizado en los misterios de los estados cuánticos entrelazados, en los que dos partículas se comportan como una sola unidad, incluso cuando están separadas, se despeja así el camino para una tecnología basada en la información cuántica, que algún día se estudiará en mi Facultad.

Pero el viejo cowboy lo estropea todo, ahora se le escapa a Biden que contra un huracán conviene vacunarse, se equivoca al abandonar la tribuna en una rueda de prensa y se pierde, quiere agradecer a una congresista demócrata su participación en una campaña, Jackie Walkoski, y resulta que está muerta desde hace dos meses. Y su ayudante lleva de la mano el maletín nuclear. Kim Jong-un es peligroso -lleva varios misiles lanzados en una semana-, Putin es peligroso, y ahora Biden, por Dios ¿quién nos queda? Un estado mental tan deteriorado debería dar lugar al impeachment y su destitución inmediata. En unos momentos de crisis internacional -Ucrania, Taiwan- con el amigo americano así estamos vendidos. Alguien le tiene que decir al emperador que está desnudo. Pues no, los gregarios siguen su juego cómplice, desenfocando. Me preguntaba que quien nos queda, pues nos queda Tamara Falcó, por supuesto, que ha mandado al carajo al infiel y esperará este otoño como se pone antes el sol mientras que un príncipe azul se le acerca de puntillas. Estoy convencido de que el futuro es suyo, no sé si de Feijóo, de Bendodo desde luego que, como en un cohete de Elon Musk -que, por fin, se queda con Twitter-, ha subido hasta Madrid después de tocar con su índice a Patricia Navarro aquí en casa. Noelia Losada y Guillermo Díaz, los últimos de Ciudadanos, también quieren un papel en esta película, ¿Con la muerte en los talones, Lo que el viento se llevó, Matar a un ruiseñor o Sonrisas y lágrimas? Podemos elegir. Si se portan bien, los morenos los pueden colocar en el Consejo Audiovisual Andaluz, como a Rocío Ruiz. Pero solo si son buenos chicos y entregan el carné. Ya lo advirtió mi querido Rudyard Kipling:

Un hombre hay entre mil -Salomón dice-

que os será más amigo que un hermano.

De entre mil hombres todos, menos uno,

te verán como el mundo te ha juzgado,

más el uno entre los mil irá contigo

hasta el pie y más allá de tu cadalso.

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