Opinión | TRIBUNA

Fernando Granda

El autobús de la ayuda mínima vital

Una mesa plegable de camping, una silla de lona, un cuaderno y un bolígrafo. El muchacho se sentaba en un rincón a la entrada de un garaje de la calle y atendía a la gente que necesitaba presentar los papeles en la oficina cercana. Se situaba ‘a la espalda’ de las oficinas de la Seguridad Social, en el barrio ‘delcorteinglés’, en el comienzo de la avenida de Andalucía, en Málaga. Era la oficina del pobre.

Ya no está el muchacho que ‘se ganaba unas perrillas’ ayudando a mucha gente que se perdía en la tramitación de los muchos papeles que exigía la Administración para cualquier gestión. La presentación de los trámites a través de internet, la gestión on line de los documentos ha retirado al gestor de los pobres de su ‘oficina’ portátil de la calle Hilera, a dos pasos de la sede de la Seguridad Social. Lo ha retirado del batiburrillo del papeleo del legendario ‘vuelva usted mañana’ que ya popularizó Mariano José de Larra hace unos dos siglos atrás.

La tramitación de las gestiones para percibir el Ingreso Mínimo Vital (IMV) puesto en marcha por el Gobierno no parece muy fácil por lo que una gran mayoría de quienes tendrían derecho al mismo como presuntos receptores no lo percibe aún. Ya sea por exigencias de la farragosa burocracia, ya sea por ignorancia, ya por otras causas, el caso es que solamente el 40% de los hogares que tienen derecho al mismo lo recibe. Por esta razón, desde el pasado lunes 17 de octubre el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha puesto en marcha ‘la ruta del autobús del IMV’. La montaña y el profeta…

Personalmente he comprobado que muchos funcionarios de la mencionada oficina administrativa ayudan a quienes no tienen medios para acudir a un gestor profesional a realizar la tramitación y facilitan el farragoso acto burocrático de presentar algún papel en un organismo público, estatal, autonómico o municipal. Pero no todos los funcionarios son tan serviciales y amables. Además, para llegar a los funcionarios es necesario pedir cita o aguardar en cola un buen rato tras coger su número correspondiente con la incertidumbre de que lleves todo ‘en regla’. El Ministerio informa de que la ayuda ha llegado hasta el momento a «casi 510.000 hogares» (1,4 millones de personas, de las que el 43% son menores). «Directamente desde el Ministerio… vamos a ir por toda España con un autobús publicitando el IMV», destacó el ministro José Luis Escrivá, quien señaló que «llegar a los 650.000 hogares» el próximo año parecía un horizonte «factible».

Cuento todo esto cuando se señala que el 38% de los andaluces está en o al borde del umbral de la pobreza. Me fijo en Andalucía por estar a la cabeza del ranking de desempleo. El País Valenciano y Madrid le seguirían en número de posibles beneficiarios. Insisto porque han quedado o quedan vacantes para cobrar el subsidio o derecho a cobrar el ingreso mínimo vital, una gran mayoría porque no saben de su existencia, desconocen el alcance de ese derecho y, fundamentalmente, por desconocer o no saber tramitar los documentos necesarios para solicitarlos, por dificultades burocráticas para conseguirlos o alguna que otra circunstancia como la falta de documentos que le certifiquen oficialmente su situación de precariedad.

El departamento que dirige José Luis Escrivá, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, está poniendo toda la carne en el asador pero según puntos de vista de algunos grupos de personas en estatus de precariedad, sobra burocracia y falta facilidades para completar las medidas que el Gobierno va implementando para paliar esa falta de recursos, de información, desterrar la muchas veces farragosa tramitación de una simple comunicación del estado vital de muchas personas. Porque no todo es fácil de gestionar. Ha tenido que salir a los medios la reclamación de un jubilado bien preparado para que bancos y otras entidades administrativas pusieran los medios (¿provisionales?) para facilitar a los mayores, poco o menos ágiles en cuestiones informáticas, la gestión de cajeros automáticos, la tramitación de cambios y funciones telefónicas o telemáticas de numerosas empresas que funcionan a través de operadores o robots.

Si a principios de verano eran 380.000 hogares los que recibían el IMV, la próxima meta (¿volante? ¿habrá otras más adelante?) será alcanzar los 850.000 hogares, casi unos dos millones y medio de beneficiarios. Son algo más de un millón los que podrían percibir dicha ayuda. Ahora el Ministerio, además del recorrido del ministro en el autobús, parece que se coordina con las ONG que han resaltado las trabas burocráticas para tramitar el subsidio para colaborar y resolver que este llegue a los pertinentes hogares.

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