Héroes a balón parado

El llamado espíritu humano es terrible en su resiliencia. Harto de la indiferencia hacia las causas nobles de las mayorías, entregadas al narcisismo y la hiperconductividad de la nada vía redes, se va entregando uno también a la indiferencia (pedaleando solo lo justo para no caer) cuando de pronto asoma la cabeza, por aquí o por allá, el viejo espíritu heroico de los mejores días de la humanidad. Esta vez ha sido la selección de Irán, unida por los hombros y con gesto grave en su primer partido en la olimpiada futbolera de Qatar, al mantener cerrada la boca para no cantar el himno de su país en protesta por la represión del régimen teocrático. Estremece imaginar cómo se habrá formado la voluntad colectiva del equipo, hablando en voz baja, venciendo miedos y afrontando con dignidad la persecución que de un modo u otro para ellos se avecina. Ellos han ganado el Mundial.

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