Manifiesto para el último día

El clarividente Stephen Hawking, heredero de la estirpe científica que robó a los dioses el fuego atómico, intuyendo tal vez el escaso futuro de La Tierra proponía en sus últimos años (de Stephen) una gran fuga a otros planetas, algo ya anticipado en el género de la ciencia ficción. El metaverso es asunto distinto, una fuga a la mismísima mente virtual, que redondea el ciclo de la ciencia ficción al hacer que la propia ficción, por medio de la ciencia, se convierta en lugar para vivir. En cierto modo esa vida en el relato creado sería el triunfo definitivo de la literatura, pero a la vez su muerte, pues si todo es creación nada es ya creación, sino simple vida descarnada. Por eso un sindicato de escritores digno de tal nombre debería declarar cuanto antes la guerra al metaverso. Título del primer manifiesto: sin carne y sin versos no somos nada. Pancarta: mejor verso que metaverso.

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