Viento fresco

De la Torre sigue nadando

Reunión del PP.

Reunión del PP. / L. O.

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Ya se ha hecho popular el chiste: Francisco de la Torre le ha dado la mano a todos los malagueños y ahora se dispone a llamarlos por su nombre. Llamadme Paco se dispone a ser candidato por sexta vez. Hay quien no ha enfrentado un solo reto en su vida y quien, quién sabe, podría afrontar siete. Carolina España ha dicho de él que es «un ejemplo a seguir por su gestión y por su pasión incombustible por esta tierra», cuando en realidad es la combustión prodigiosa que logra cada mañana lo que le ha hecho avanzar y avanzar y pasar los años. No hay descanso. Con todo, es trabajador fatigable. Ya no lleva el ritmo de antes. Nadador pero no como el de John Cheever. Aunque De la Torre, al igual que el protagonista del mítico relato, supo pronto, «como todos los exploradores, que tendría que manejar con cautela las costumbres y tradiciones hospitalarias de los nativos si quería llegar a buen destino».

La principal oposición que parece tener el alcalde de Málaga está en su casa: le dicen que no se presente. O eso dice que le dicen. Este rasgo de indisciplina hace asomar un carácter levantisco que bien disimula y que algunos de sus colaboradores sufre. Que uno de sus grandes rasgos que todo el mundo destaca es el de ser muy educado nos deja en mal lugar a sus convecinos, tal vez maleducados. Sin embargo, conoce uno casos insólitos de gentes que dan los buenos días incluso todos los días. De la Torre, persona querida, ha despertado a la ciudad, que una vez despierta, ha desarrollado un espíritu crítico que le recrimina su afición al ladrillo y a las alturas, el mogollonismo turístico, el terraceo incontrolado. El abandono de los barrios. Es lo que tiene despertar a alguien. Ha subido la autoestima hasta límites sospechados y ha llenado Málaga de oferta cultural. La expo 2027 es su nuevo leitmotiv, la nueva combustión, por ahí arde el puro. La guinda. Málaga en órbita. No ha logrado en 23 años que Málaga esté limpia. Pero vive Dios que refulge en algunas zonas y brilla en toda España. Aquí no paran de instalarse empresas y eso es mérito de las empresas. Del alcalde, del sol y de nuestro carácter hospitalario. A lo mejor no damos los buenos días pero no le recriminamos a nadie de donde viene y qué apellidos tiene.

De la Torre es el gran activo del PP, un partido al que a veces ignora y a cuyos dirigentes soporta y trata. A veces desprecia y no los considera, a ninguno, digno de sucederle. Mira fuera del municipio. De la Torre está lleno de virtudes pero nadie es infalible en 23 años. No es hora de hacer balances ni él querrá leerlos. Prefiere el futuro. En Málaga, las municipales no son torre del puerto sí o no; tráfico y limpieza, modelo de ciudad. Son De la Torre sí o De la Torre a su casa. Lo que viene siendo un plebiscito, que suena a pueblecito de Uruguay. A medicamento, no. No se puede recetar un plebiscito cada ocho horas. Cada cuatro años, sí. Aquí.

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