Cada cual debe saber

«Nadie es más que nadie», frase sin autor ni dueño, es un alto principio de la vida social. Aunque el legítimo ego de cada uno suela alimentarse de la pasión de ser más que otros, el principio anima a contenerlo y a revertir en lo posible lo que uno sea en la ayuda a los otros. La vida en sus distintas dimensiones, el trabajo, la economía, la política, la actividad social, los deportes, las artes y hasta el amor, trabajan cada día en dirección contraria a aquel principio, que a veces parece simple placebo estoico para soportar el caldo de supremacismos en que braceamos. Además del de la muerte, solo hay un día, a cada tanto, en que de veras nadie es más que nadie en algo, y el poder de voto del encumbrado y el humillado, el poderoso, el sometido o el marginado, valen igual. Cada cual sabrá el mejor modo de mantener más allá de ese día el sentido originario del voto.

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