Málaga de un vistazo

Tapa, siesta, guita

La jornada escolar a turno partido está sobre la mesa.

La jornada escolar a turno partido está sobre la mesa. / GVA - Archivo

Angelines de Lorenzo

Angelines de Lorenzo

Existen directrices de cómo debemos vivir nuestra vida desde organismos hasta supra nacionales (OMS, FMI…). España no sabe diagnosticar la enseñanza para mejorar el fracaso escolar y lo encargó a la OCDE. La educación (cuyas directrices nunca consensúan nuestros políticos) nos preocupa, especialmente en lo conductual que realmente se aprenderse en casa. Parece que el fallo viene de ahí, pero sorprende que la solución principal sea instar a España a imponer la jornada partida escolar, con el caramelo de una mejor retribución a profesores y la daga de valorar sus habilidades socioemocionales. Y llegan los sobrepagados gurús mundiales y nuevamente maquillan ideas arcaicas como soluciones a medida. Todo se puede estudiar, pero: ¿Son sus propuestas tan certeras? Si el fracaso escolar proviene principalmente de la precariedad laboral, falta de integración social y de formación de los progenitores, ¿No sería mejor exigir por subsidio asistir a charlas/formación/colaboración…? ¿Y combatir la precariedad laboral y que funcione realmente el INEM? ¿Y promover la adaptación de los extranjeros a nuestros usos y costumbres, como restringir el velo y comprender la democracia…? Si el horario escolar fuese partido: ¿Qué pasaría con el deporte de competición infantil, los conservatorios, etc? Tampoco instan al control del despilfarro del dinero público, ni de la corrupción política... Será casualidad que las empresas comienzan a suprimir el teletrabajo, porque los ‘lobbies’ de siempre no hacen sus cajas de antes. Toca adaptar los horarios escolares sin debate. Hay sugerencias muy obligatorias para la membresía de un club. Estos gurús nos conminan a la resiliencia, esfuerzo, disrupción… pero entiendo que buscan convencernos de trabajar más horas, que consumamos como se espera y que pasemos por caja sin cuestionar su sabiduría. Maniqueos descargan su retórica contra nosotros. ¡Malaguita, despierta, estudia y critica; que ni tapa, ni siesta, ni guita!

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