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UNICEF y el metaverso

El metaverso puede convertirse en una poderosa herramienta científica.

El metaverso puede convertirse en una poderosa herramienta científica. / Diego Gómez-Zará / Universidad de Notre Dame

Enrique Benítez

Enrique Benítez

La misma semana que ha circulado en España la noticia de que en Suecia se plantea el regreso a los libros de texto y el abandono paulatino de las pantallas en las aulas, porque la inmersión digital de los más jóvenes parece perjudicial para su atención y capacidad de concentración, UNICEF presenta un informe sobre los riesgos asociados al uso por parte de niños y adolescentes de herramientas de realidad virtual y realidad aumentada, con el foco puesto en el metaverso.

La carrera tecnológica tiene adeptos y detractores. Hay quien considera que los jóvenes no pueden permanecer ajenos a las nuevas tecnologías, ya que en el futuro las van a tener que utilizar, sea cual sea su trabajo. De hecho, ya se dice que la inteligencia artificial sólo amenaza a quienes no sepan cómo manejarse con ella. Al mismo tiempo, es evidente que todas estas aplicaciones y herramientas son recolectores masivos de datos de carácter personal, y que la privacidad, que ya ha dejado de existir, es inexistente en el llamado metaverso. En este mar de dudas e incertidumbre, todos parecen tener razón. No se puede dar la espalda a la tecnología, pero tampoco se puede dar un cheque en blanco a quienes acaparan información -es decir, poder- gracias a su control sobre nuestras vidas, nuestros gustos y nuestras debilidades.

Sostiene UNICEF que en los entornos virtuales y a través de las tecnologías de realidad extendida (XR) podrían recopilarse enormes cantidades de datos, incluso sobre el comportamiento no verbal (gestos, expresiones faciales, movimientos oculares y ritmo cardíaco), lo que permitiría a las grandes empresas tecnológicas facilitar la creación de perfiles hiperpersonalizados, la publicidad individualizada y una mayor vigilancia, lo que afectaría a la intimidad de los niños y a otros derechos y libertades. También afirma UNICEF que aún no sabemos cómo los niños pueden experimentar las tecnologías XR de forma diferente a los adultos, ni cómo puede afectar a las distintas etapas de desarrollo de los niños y a sus capacidades físicas, cognitivas, emocionales y psicológicas el tiempo que pasan en entornos virtuales. Hay que ser prudentes y seguir investigando, finaliza.

La realidad virtual, aumentada y extendida tiene muchas utilidades y aplicaciones relevantes en el mundo empresarial, laboral y educativo. No hay nada que objetar a su desarrollo y mejora. Pero su uso para entretener a los más jóvenes no parece inocuo. El futuro de todos se está construyendo hoy.