Huérfana

Puede describirse como estado de desolación difícil de superar. Quedar sin el amor y protección de madre, padre o ambos es traumático, especialmente de pequeño. Conozco unos héroes que acogieron a su casi desconocida nieta huérfana, pese a encontrarse ellos mismos en un delicado momento. Los lazos de sangre no siempre implican cercanía y la caridad no es sólo dar alimento, sino acompañar o ayudar a superar obstáculos a propios y ajenos. Debemos recapacitar y reconducirnos cuando sea posible, ejemplar o sutilmente.

Puede parecer frívolo traer a colación de una huérfana otros tipos de orfandad, pero imprime carácter y seguro que muchos ciudadanos la experimentamos actualmente: No te protege el Gobierno central, ni tu comunidad autónoma, ni las decisiones ilógicas, a destiempo o las no decisiones de tu propio ayuntamiento, que desplaza al contribuyente del eje central de las mismas. Apoyas ciertos temas de la derecha y otros de la izquierda y te atreves a hablar en alto sobre pros y contras… por lo que para los de derechas resultas de izquierda y viceversa. Te estremeces al ver cómo juegan con los votos para rellenar carteras ministeriales, como consejerías y concejalías, sin el más mínimo pudor, con ardides y embustes, como los que estamos presenciando estos días conformando el gobierno de España, que retrata un clásico de la literatura patria: El esperpento de Valle-Inclán.

En muchas familias y grupos de amigos se respira un ambiente enrarecido; dogmáticos de izquierda que excusan las críticas; destemplados de derecha que no se sacuden tiempos pretéritos. Ni la ‘autoadjetivación’ vacua de la izquierda como ‘progresista’, tal que de ‘facha’ hacia quien les cuestiona, hará de su relato una realidad. Si te reconoces así, bienvenido a mi ‘Partido del Sol’ porque brillamos con luz propia.