La paradoja del momento político

La paradoja política que rige este momento viene dada por la debilidad de los interlocutores del posible pacto: un soberanismo debilitado y fracturado tanto en su base -4.500 manifestantes el 1º de octubre- como en sus enfrentados aparatos, unos restos dispersos del antiguo ‘podemismo’ y comunismo, cada día más difíciles de identificar, y un partido socialista que cuida las formas, atado por su larga historia, pero tiene en casa un terrible ajuste de cuentas pendiente, tras la humillante y devastadora derrota territorial del pasado mayo. La paradoja reside en que esa misma debilidad es la fortaleza del pacto que se fragua: ninguno de sus interlocutores sobreviviría a su fracaso. Puesto que lo saben, no dejarán que se les escape, por muecas y envites que hagan en una negociación al límite -en la que Sánchez es maestro absoluto- para mejorar cada uno su imagen en la foto-finish.

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