Tribuna

El poder del agua

Amparo López

El agua tiene mucho poder. Entendiendo poder como «tener expedita la facultad o potencia de hacer algo», como dice la Real Academia Española, hay que reconocer que el agua tiene mucha potencia para hacer mucho.

El agua se encuentra delante y detrás del progreso humano, se encuentra dentro de nosotros y en todo lo que hay a nuestro alrededor. El agua permite el desarrollo agrícola, industrial y urbano, posibilitando el avance de la humanidad. Y desde siempre el ser humano ha utilizado su ingenio para obtener todo el poder que tiene el agua, a través de ciencia y tecnología, para trasladarlo a la sociedad. Los que nos dedicamos a esto, hacemos Ingeniería del Agua.

La Ingeniería del agua se enfrenta a grandes desafíos, entre otras cosas por el cambio climático y el crecimiento de fenómenos extremos. Estas grandes variaciones afectarán la intensidad y distribución de las precipitaciones, al derretimiento de la nieve, modificarán los caudales de los ríos y la presencia de las aguas subterráneas. Mientras que millones de personas se encuentran sometidas a enormes inundaciones, el suministro para toda la humanidad no está asegurado por las pertinaces sequías.

El agua puede generar energía. Hay mucha energía contenida en nuestras masas de agua (grandes y pequeñas). La ingeniería del agua hará que se obtenga. Esta energía es limpia, renovable y ha sido la fuente de desarrollo de comunidades locales que han vivido al abrigo de sus turbinas, que primero fueron molinos. Mediante la combinación de centrales hidroeléctricas con estaciones de bombeo, se eleva el agua a embalses más altos cuando no se requiere producción hidráulica, para turbinarla cuando sí se necesita. El agua embalsada será así una gran batería. Incluso el agua que circula por las tuberías contiene mucha energía, recuperable a base de pequeñas turbinas instaladas en las redes de distribución. El agua que se encuentra en los mares también tiene mucho potencial: corrientes, olas, mareas o la propia diferencia térmica contienen energía, esperando a ser recuperada.

El agua puede suministrar nuestras necesidades de hidratación e higiene. Hemos de captar el agua de donde se encuentre y llevarla a los puntos de potabilización, para tratarla, llevarla a nuestras casas y distribuirla (con presión, caudal y calidad adecuadas). Hay que dirigirla a los puntos de depuración, y dejarla en el medio en condiciones seguras. Todo ello requiere tecnología, conocimientos y mucho ingenio.

El agua puede mantener las condiciones sanitarias de las comunidades humanas, es precisa para mantener un saneamiento adecuado y puede transmitir enfermedades si no se mantienen estas condiciones sanitarias, y evitarlas si se gestiona adecuadamente.

Sin embargo, el acceso al agua no es igualitario. Para las mujeres, los suministros de agua inadecuada suponen cargas de trabajo adicionales. Según la ONU, en un solo día en 25 países del África subsahariana, las mujeres pasan 16 millones de horas recogiendo agua para sus familias, mermando su tiempo para escolarización o mejora de sus condiciones laborales, implicando riesgos para su salud por transportar repetidamente cargas pesadas a grandes distancias, incrementando su ya enorme vulnerabilidad.

El agua también puede diferenciar la higiene de las personas. Las mujeres hemos tenido mucho que ver en la ingeniería ambiental. Por ejemplo, la química Ellen Henrietta Swallow Richards (1842, Dunstable Massachusetts) es denominada la madre de la ingeniería ambiental por sus estudios sobre la calidad del agua en Massachusetts. Ya en 1870 desarrolló métodos para asegurar el suministro y la calidad del agua que han sido fundamentales en este ámbito.

El agua riega los cultivos que alimentan a la humanidad. En nuestro país, el regadío supone aproximadamente entre el 70 y el 80% del consumo total: la Ingeniería del Agua aquí es crucial para asegurar regadíos adecuados, consumos energéticos controlados y una sostenibilidad integral.

El agua puede condicionar el desarrollo industrial de las regiones. La dependencia industrial del agua puede hacer que una región sea rica, o que simplemente no pueda desarrollarse porque los recursos hídricos disponibles no permitan su implementación.

El agua puede mantener los equilibrios climáticos en el planeta a través de su ciclo hidrológico. El agua puede inundar regiones y cultivos, puede congelar ciudades y detener su vida completamente. Por contra, la ausencia de agua puede dejar a comunidades enteras sin posibilidad de obtener energía, suministros, higiene, industria o alimento. La falta de agua puede desencadenar guerras, mientras que la ingeniería puede llevarla donde no la hay, proporcionando paz y progreso.

En verdad el agua tiene mucho poder. Las generaciones jóvenes preocupadas por el cambio climático, la sostenibilidad y la resiliencia en los recursos, pueden encontrar en la Ingeniería del Agua las respuestas tecnológicas a todas las preguntas que se hacen sobre cómo contribuir a que todo ese poder del agua se utilice (con el ingenio de hombres y mujeres) de forma sostenible para el bien de la humanidad.

Universitat Politècnica de València y AMIT

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