Lectores

Cartas al director

'La pirotecnia', por Miguel Sánchez Trasobares

Al igual que viene sucediendo cada año cuando las diversas celebraciones y fiestas populares/tradicionales hacen su acto de presencia, el manido debate entre nosotros de la utilización o no de la pirotecnia empieza a revivir con una fuerza verdaderamente inusitada.   Porque, mientras los que están a su favor enarbolan los argumentos de que se trata de una actividad lúdica, aparte también de un arte y de una cuestión folclórica/cultural que es necesario respetar, los que están en su contra, resaltan el claro peligro que su uso supone ¡ojo¡ tanto en la integridad física de las personas como en la seguridad de sus bienes.   Aún estamos profundamente sobrecogidos e impresionados del cohete pirotécnico que entró con gran estruendo por una ventana de una torre de viviendas en la bella ciudad guipuzcoana de Renteria esta última Nochevieja, provocando un voraz incendio así como desatando el pánico y el horror, afortunadamente sin fallecidos.   Y es que, no deja de ser ciertamente curiosa la paradoja que se produce respecto a su venta, uso y manipulación, ya que al no estar prohibida en la mayoría de las ordenanzas de nuestros municipios españoles, parece haber una mínima exigencia, excesiva tolerancia o demasiada permisividad/ benevolencia, dicho sea en roman paladino: una «vía libre o manga ancha» respecto a este tipo de explosivos.