La señal

Lilith nos ha dejado

Vicente Almenara

Vicente Almenara

El ministro de Diáspora y Lucha contra el Antisemitismo de Israel, Amichai Chikli, envió una carta al ministro de Exteriores español, Albares, en la que le pedía medidas concretas contra las actividades que desarrollan en nuestro país organizaciones terroristas palestinas y de su entorno, como el FPLP, Samidoun o Masar Badil. De hecho, estos grupos hasta convocan sin problemas manifestaciones en Madrid. Y es que la capital de España se ha vuelto cómoda -por eso, la culpa la tiene Ayuso- para Bildu, Junts, ERC y ahora para estos terroristas extranjeros, todos en clara competencia por ganarse los favores del Gobierno progresista. Las víctimas son las que se sienten un poco incómodas, claro.

Después, se tropieza uno con que el susodicho Albares mira para otro lado de la participación de empleados de la URNWA, agencia de Naciones Unidas, en los atentados terroristas del 7 de octubre en Israel. Por supuesto, Antonio Guterres está más callado que todas las izas, rabizas y colipoterras, que diría don Camilo para referirse a ese «drama con acompañamiento de cachondeo y dolor de corazón». Él, Guterres, que tanto habla de los conflictos de los demás, pues del suyo calla. Pero es que el ínclito Albares se pone de perfil con los agricultores franceses canallas que atacan a los camioneros españoles y nuestras mercancías tras cruzar los Pirineos. Eso sí, faltaría más, pide levantar las sanciones internacionales a la dictadura de Venezuela. Qué ponderación la del cónyuge de Heléne Davo, ahora colocada por el Gobierno como consejera en Hispasat. Quien no se coloca es porque no tiene un Albares en su vida, le digo a mis compis.

Mientras, hay quienes libran otra guerra para conseguir su botín. Dos marroquíes, de 21 y 24 años, intentaron violar a una joven a la que salvó un conductor de VTC -otro servicio público de estos profesionales-, los chicos fueron detenidos a la entrada del Cercanías de Comandante Benítez. Otro compatriota de los anteriores, pero más precoz, de solo 16 años, le clavó un cuchillo en la cabeza a un hombre que paseaba a su perro en Mijas. A quien se le ocurre, por Dios, pasear solo al perro por la noche sin llamar a la División Acorazada Brunete, es imprudencia. Les presento el globalismo, la mundialización, queridos amigos.

Pero no solo pasan cosas en el frente exterior. En concreto, en la Comunidad, el pasado lunes se inició un juicio a destacados dirigentes de UGT Andalucía por el desvío (presunto siempre) de 40,7 millones de euros de subvenciones de la Junta destinadas a los cursos para parados. Adivinen durante qué gobiernos tuvo lugar el expolio (si lo hubiera o hubiese), y es que lo difícil es hacer las cosas fáciles.

Cochina envidia sí que sienten algunos nacionales cuando se enteran por la prensa que dos auto tituladas activistas alimentarias arrojaron sopa sobre la Gioconda en el Museo del Louvre. Les robaron la idea, mecachis, pero todo sea por el internacionalismo, arriba parias de la tierra. Esto y que se haya marchado sin despedirse Lilith Verstrynge lo llevo mal, para que les voy a decir una cosa por otra, y lo vamos a notar, se lo aseguro a ustedes, todos los españoles, y después el propio partido. Como pasa con Vox, que en su Asamblea del pasado día 27 se reelige a Abascal sin votaciones ni esas gaitas de la democracia, no había siquiera otros candidatos, como debe ser. Por eso, no se entiende la rebelión de sus tropas en el Parlamento balear, que toman el control del grupo, expulsan a la presidenta del partido y también le dan una palmadita al presidente del mismo Parlamento. Los descabalgados eran los fieles a Abascal. No es como en el PSOE, que Espadas mete en la Ejecutiva del partido a Josele Aguilar y ya se han acabado las tonterías con el PSOE en Andalucía, entrándole ipso facto el canguelo a Juanma Moreno, visiblemente preocupado y que tiene tiempo, tras unas palabras de admiración a Felipe González, de bailar la danza de la lluvia como nuestros hermanos indios para que llueva, porque otra cosa no hace por el agua, no. Miguel de Cervantes escribía esta redondilla.

Cuando dejaba la guerra

libre nuestro hispano suelo,

con un repentino vuelo

la mejor flor de la tierra

fue trasplantada en el cielo;

y, al cortarla de su rama,

el mortífero accidente

fue tan oculto a la gente

como el que no ve la llama

hasta que quemar se siente.