Viento fresco

Celoso de su intimidad en gayumbos

Nuestros actos dicen mucho de nosotros, digamos nosotros lo que digamos

Balcones del edificio de Gerónimo Cuervo de la calle Granada, 33

Balcones del edificio de Gerónimo Cuervo de la calle Granada, 33 / Carlos Criado

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Hay quien se dice muy celoso de su intimidad, y se queja de que las redes sociales y las empresas quieran sus datos personales, que no piensa ceder, pero luego cuelga sus calzoncillos verde pistacho en el balcón. En un tendedero portátil de esos. Un día te cruzas con él en por el barrio, trajeado y serio, consultando su móvil y agarrando su elegante maletín de cuero, y no puedes dejar de pensar si lleva calentitos sus atributos en el gayumbo verde pistacho o si hoy ha optado por el fucsia, el negro o un tanga animal print. No solo somos lo que parecemos y lo que decimos, nuestros actos hablan por sí mismos de nosotros. También.

De hecho, este vecino suele salir a colgar su ropa al balcón ataviado con una bata rosa que le llega por las rodillas y unos calcetines de rombos. No es que yo me fije o espíe a este hombre, es que está todo el día en el balcón, fumando principalmente, debe ser que su otro yo no le deja fumar en el salón. Vive solo.

En dicho tendedero también suele haber una camisa azul, parece ser siempre, cada día la misma, o sea que mucho maletín caro y corbata de seda pero de camisas vamos justos.

A lo mejor él piensa de mí que siempre estoy en la ventana, cosa difícil, dado que entre mi trabajo, mis obligaciones de esposo y padre y mi querencia por el paseo, los bares y las librerías paso todo el día fuera.

-Oiga, no se justifique.

Tiendo la ropa en el patio, al que él no tiene acceso visual. Mis vecinos sí, pero mi colada despista bastante y tal vez creen que esas camisetas tan pintureras y molonas de mi hijo son mías. Desde mi ventana veo a lo menos treinta balcones, con lo cual tengo tema para treinta artículos, sin descartar que cuando haya hecho los treinta, o sea, transcurrido un mes, alguna vivienda haya cambiado de inquilino. Alguno será piso turístico. También puede ser que yo tenga prejuicios y este vecino mío sea algo muy distinto a lo que yo pienso, que por cierto, no sé qué pienso. Tendría que pensarlo. Si acaso, ¿dónde comprará los calzoncillos? Voy a la ventana.

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