Málaga de un vistazo

Mercachifles

Esta semana se iniciaban las obras del parque del Campamento Benítez.

Esta semana se iniciaban las obras del parque del Campamento Benítez. / L. O.

Angelines de Lorenzo

Angelines de Lorenzo

Los que trabajan, contribuyen y ya difícilmente ahorran, están cansados de que los políticos (charlatanes mercachifles de idearios de laboratorio para manipulación de masas) despilfarren sus aportaciones en lo que nunca constituyó parte de sus programas. Siempre prometen lo mismo: empleo, sanidad, vivienda… y nunca cumplen sus supuestos retos, pero ser político es el único empleo que no se pierde si trabajas mal, mientes o no consigues los objetivos, una suerte de funcionariado sin oposiciones pero grandes tragaderas; sólo actúan por conveniencia electoral, entonces extirpan cualquier miembro ‘gangrenado’, al que si sigues la pista, encontrarás injertado en otro ‘cuerpo’: miembro de un consejo asesor, eurodiputado… La política actual dibuja un horizonte veleta, cuyos vientos les sopla promulgar leyes para hacer historia. No digo nada nuevo, sólo recuerdo que lo hemos normalizado (y que el ‘NeoPSOE’ ha elevado a nivel pro) y no deberíamos tolerarlo.

Aquí, de vez en cuando llegan buenas noticias sobre gestiones con sorprendentes miras de servicio publico: Reforestar el Campamento Benítez; remozar calle Lagunillas; biblioteca en calle La Era; próximos alquileres donde las fallidas Tecnocasas; agilizar licencias de obra; posible coto a la incontrolada vivienda turística; nuevos carriles bici… Pero la ‘okupación’ ‘renta’, el menudeo se respira en la calle, la falta de civismo impera… El horizonte veleta, en Málaga, para colmo dejará de ser horizonte si consiguen plantarnos el hotel rascacielos catarí que apagará La Farola. No hay justicia cuando ésta no resuelve en tiempo y forma, igualmente ocurre con la gestión política. El gobierno municipal tiene margen para replantear ciertos proyectos y avanzar en los de mayor interés ciudadano, demostrar que una mayoría se ejerce con humildad y altas miras para Málaga, sin tener que subir a cualquier rascacielos, ni esperar a ejecutarlos sobre nuestros inertes huesos.