Cartas al director

'La palabra es luz' por Venancio Rodríguez Sanz

En Génesis dice:» En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Haya luz, y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas». Y más adelante dice:» Haya lumbreras en el firmamento de los cielos para separar el día de la noche. E hizo Dios las dos grandes lumbreras: la alumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas». Luego, se está refiriendo a dos tipos de luces. En el evangelio de Juan dice:» En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió». Las tinieblas, el abismo y la luz a las que se refiere el Génesis están en la mente del ser humano. Entonces ¿Cómo puedes ser que la luz y las tinieblas puedan convivir si en Génesis dice que no lo recibió? Pienso que es porque uno puede vivir en la oscuridad si así lo desea. Dice un cuento sufí: «Un hombre rogaba a Dios que lo sacase de la cárcel. Dios le envía la llave de la puerta. Éste la coge, la cuelga en la pared y la adora». En el cuento, la llave es el lenguaje. La cárcel es la idolatría. La llave es el camino que abre la puerta a la libertad. Pero, nos quedamos en la prisión adorando a la llave (lenguaje).