Opinión | Viento fresco

Que si puedo llenar la piscina

Mejor que tener piscina es tener un amigo con piscina

Mejor que tener piscina es tener un amigo con piscina.

Mejor que tener piscina es tener un amigo con piscina. / L. O.

Más que tener un barco, lo bueno es tener un amigo con barco. Con las piscinas pasa lo mismo. No así con un aguacate, con un gato o con un tenedor. Los que tienen piscinas están que no viven. Los que no tenemos piscinas estamos la mar de frescos. Y más frescos que estaremos cuando nos inviten a bañarnos. Los Administradores de Fincas insiste en que hay que clarificar la intrincada normativa municipal y autonómica respecto a si se podrá o no llenar la piscina. O llenarla a media o medio llenarla o llenarla un tiempo. O vaciarla. El agua escasea pero hay quien prefiere bañarse a beber, quien no es solidario y quien por empatía no piensa llenarla. Hay tantos pensamientos sobre las piscinas como piscinas. Andalucía ha ido a la ITB de Berlín a decirle a los turistas que el consumo de agua está garantizado este verano. Es una predicción dudosa pero una vez que ya saben que no va a deshidratarse querrán saber si también pueden chapotear. Quien tiene una piscina puede tener un problema, más que un tesoro, y los envidiosos que no tenemos vamos a verlo desde la barrera. Con la toalla preparada. En un artículo sobre las piscinas hay que recomendar el ensayo ‘La España de las piscinas’, de Jorge Dioni López en el que cuenta que en el boom inmobiliario se construyeron cinco millones de viviendas en los suburbios, viviendas de periferia y bienestar, adosado y piscina, un modelo urbanístico neoliberal que ha influido en lo político y en lo social. La clase aspiracional.

Prohibir llenar las piscinas es una medida impopular, piensa el gobernante, tal vez mientras apura un mojito en una piscina.

Los municipios echan la pelota a las autonomías y éstas a los ayuntamientos. Al final pasará una cosa muy española: cada cual hará lo que le salga de las piscinas. Lo bueno para Andalucía sería que lloviera a mares un par de meses y aquí paz y después piscina. Siempre nos quedará la mar, que no va a secarse ni está sujeta a normativas de vaciado o llenado. Y donde iremos a parar -ya lo advirtió el poeta- como ríos que somos.