Pregón de la Semana Santa de Málaga 2022

González de Lara anuncia la Semana Santa del "corazón en vilo" tras dos largos años de vacío

El pregonero ensalza la labor asistencial de los cofrades, en el especial durante la pandemia, asegura que las imágenes de Cristo y de la Virgen estuvieron en las calles de Málaga aunque no pudieron salir y subraya que las procesiones son manifestaciones de fe “y no otra cosa” en un texto asequible, en prosa versada al final, y en el que nombró a todas las cofradías

Con el primer decreto de Estado de Alarma nacional, el 14 de marzo de 2020, la actividad cofrade, como la de todos, se vio colegiada y subsidiariamente interrumpida. Dos años después, tras tiempos muy duros y de incertidumbre, es hora de que las cofradías vuelvan a conquistar el espacio urbano y hacerlo nazareno. Javier González de Lara ha estado estos mismos dos años aguardando para poder pronunciar su pregón, que, en realidad, han sido tres. Un pregón que sirve para anunciar la anhelada Semana Santa del emocionado reencuentro tras dos años de vacío, «la del corazón en vilo».

«Tenemos puesto a cero el contador de las emociones. Con el corazón en vilo, dispuesto a recuperar la senda de los latidos que perdimos. Por eso, esta vez apreciaremos como nunca el canto de la saeta, los sonidos de nuestras bandas, los olores de la pasión. Compartiremos y agradeceremos como nunca. Soñaremos como nunca. Rezaremos como nunca. Nos querremos como nunca». 

Tenemos puesto a cero el contador de las emociones. Con el corazón en vilo, dispuesto a recuperar la senda de los latidos que perdimos

Con esa misma emoción, el pregonero ha querido transmitir en el Cervantes, a quienes ocupaban sus butacas o a quienes escuchaban su intervención a través de los medios de comunica, que aunque las imágenes de Cristo y de la Virgen no pudieron salir, sí que estuvieron en las calles de Málaga junto con quienes más los necesitan. 

Han sido dos años dramáticos, plagados de malas noticias y de acontecimientos difíciles de encajar ante una pandemia global que nos obligó a modificar de un día para otro nuestra forma de vivir, de sentir y de relacionarnos. El coronavirus no solo ha traído consigo una crisis sanitaria, también otra, puede que incluso más duradera en el tiempo, de carácter social y económico. Hemos sufrido encierros, nos hemos visto apartados de nuestras rutinas, padecido el aislamiento de quienes más queremos, sufrido la enfermedad... cuando no, hemos llorado su triste muerte y encima desde la distancia… hay quien ha perdido el trabajo, quien, de repente, pasa hambre y necesidad, y quien ha visto aún más agravada su ya de por sí complicada situación de vulnerabilidad. Ahí también han estado las cofradías, sensibles con la coyuntura que les ha tocado vivir. Y por eso, el pregonero, se siente especialmente orgulloso. «Ante el dolor provocado por la pandemia, las cofradías malagueñas han logrado, en mitad del desierto, hacer brotar la esperanza».

Ante el dolor provocado por la pandemia, las cofradías malagueñas han logrado, en mitad del desierto, hacer brotar la esperanza

Pero, ni más ni menos, en eso consiste la vida, «trenzada de momentos de tristeza y de dicha, de tiempos de cruz y de fiesta, experiencias de muerte y de luz deslumbrante». Y de este modo, González de Lara también comparaba el Calvario sufrido por Cristo y el desenlace de su gloriosa Resurrección.

En un discurso en que la nostalgia por el tiempo transcurrido se dejaba entrever en expresiones como «otra vez», «al fin», «renombrado», «demasiado» o «volver a», el presidente de los empresarios andaluces, ante el atril, haciendo uso de la palabra como herramienta nuclear, quiso dejar claro que la Semana Santa es una manifestación de la fe del pueblo de Málaga, «y no otra cosa», en referencia a aquellos que pretenden convertir la celebración pasionista en una simple verbena laica.

Acto del pregón de la Semana Santa de Málaga 2022

Acto del pregón de la Semana Santa de Málaga 2022 / Gregorio Marrero

«Sirvamos de excusa para proclamar la grandeza del Señor, cada día de nuestra vida. Seamos un hermoso pretexto para encontrar a Dios en el rostro de nuestro prójimo. Justo en aquel que más nos necesita. Cerca del que sufre enfermedad, desamparo, necesidad o desarraigo», dijo al principio de su discurso. Y más adelante:«(...) es nuestra Semana Santa: La forma de expresar nuestra Fe, a través de claves culturales propias, antropológicas, de nuestra historia, bajo la evolución de nuestras costumbres y nuestro arte, es lo que ha ido configurando con el paso del tiempo la Semana Mayor que hoy conocemos».

Sirvamos de excusa para proclamar la grandeza del Señor, cada día de nuestra vida. Seamos un hermoso pretexto para encontrar a Dios en el rostro de nuestro prójimo. Justo en aquel que más nos necesita

En el texto, con constantes alusiones al Papa Francisco y su magisterio, nombró a todas las cofradías agrupadas, sin ningún orden definido, mezclando las advocaciones como mejor encajaban para mantener el hilo conductor. Pero sí que se detuvo especialmente en la Esperanza («(el) cielo que, en Málaga, suele tener color verde. Pues en él habita el anhelo al que toda una ciudad se aferra día tras día. Su Virgen alcanzable. El consuelo pluscuamperfecto que surca de madrugada las calles donde su gente lamenta, ofrece e implora»), el Cautivo, para el que reivindicó un lugar de culto más digno y apropiado que su capilla en la girola de San Pablo («(...) su gente, necesita tenerlo en un lugar predilecto. Un espacio en el que esté al alcance de todos. Cercano. Sin condiciones. Sin barrotes»), o el Rocío ( «Sobra la plata y la filigrana ante aquélla que hicieron soberana de un reino que no es de este mundo, pero al que ella desciende para ser consuelo de todos nosotros. La pura y limpia madre de los victorianos: ¡La Virgen del Rocío!»)

Por supuesto, también tuvo un destacado recuerdo a su cofradía del Monte Calvario y, sobre todo, al vía crucis que cada Viernes Santo reza, como desde que era niño («los recuerdos mejores casi siempre suelen estar alojados en las habitaciones de la infancia»), mientras asciende ante cada una de las cruces que marcan la Vía Sacra. Y en el apartado de la memoria a quienes ya no están, tuvo palabras para el padre Gámez, fallecido en octubre de 2019, y promotor de su cofradía. «El ‘Benigne fac Domine’ es la banda sonora de aquél que decidió ofrecer su vida al engrandecimiento de nuestra Semana Santa». Aunque también se acordó de todos aquellos que, de forma anónima, «son imprescindibles para nuestra grandiosa puesta en escena». «Somos pueblo, somos sociedad, somos ciudad, somos barrio, somos gente».

Somos pueblo, somos sociedad, somos ciudad, somos barrio, somos gente

Por eso, el pregonero quiso ver también la Semana Santa a través de los ojos de varios personajes ficticios: Paula, Rodrigo, Marina, Daniel, Irene... de los que contó sus historias y su relación particular con las cofradías. 

No olvidó cantar a la ciudad de Málaga, «que ya está lista». «Huele a clavel, a romero, a azahar, a lirio y a jazmín. Desde Gibralfaro a la Farola, desde la Alcazaba a la Victoria, desde Huelin hasta la Cruz Verde. Desde la Trinidad al Molinillo. Desde la Malagueta al Perchel». 

También protagonizó un circunloquio reivindicativo del sector empresarial y de la responsabilidad social que desarrolla. De hecho, defendió también la Semana Santa como una gran empresa colectiva, de todo, en la que se produce una multiplicación de esfuerzos y una puesta en escena desorbitantes de sensaciones y emociones y recalcó que si las cofradías tienen peso social, «con sus debilidades, sí, y también sus virtudes, como cualquier organización formada por personas», es porque «el pueblo las siente tan suyas» y vertebran la sociedad de manera firme y duradera. 

Las cotas más altas de emoción se concentraron al final del pregón, cuando abandonó el discurso más asequible para hilvanar unos párrafos en prosa versada que dotaron el epílogo de versatilidad y ritmo. 

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