Sábado de Pasión

Traslados populares y barrios en la calle

El Sábado de Pasión se vivió con tres traslados multitudinarios por la tarde: Misericordia, Zamarrilla y Sentencia, que completaron una víspera grande 

El Sábado de Pasión es día de grandes traslados en dos barrios de raigambre popular y amplia tradición cofrade. A las seis de la tarde se abrían las puertas de la Iglesia del Carmen para el inicio del traslado de la Misericordia. Largas filas de hermanos con velas precedían a sus titulares en una jornada donde los vecinos aprovechan para ver de cerca y en un ambiente familiar al Chiquito y a la Virgen del Gran Poder. El primero salió con túnica blanca, de caída fina y movimiento grácil en cada mecida del trono de traslado, llevado por oficiales del Ejército del Aire. La Banda de Cornetas y Tambores de Bomberos acompaña con ímpetu al Señor de la Misericordia, que recibía el cariño constante del público y era seguido por una amplia presencia de promesas.

La Virgen del Gran Poder, portada por hermanas de la cofradía, lucía en el trono con su saya y manto corto bordados en oro, diferente de los bordados en plata que la iluminan cada Jueves Santo. Manuel Molina no quiso faltar a su cita con sus titulares, mientras lucha contra la enfermedad. Ilusionado, con una sonrisa en el rostro, acompañaba a su Virgen: “Hoy estoy muy bien”.

Mientras, no muy lejos, en el vecino barrio de La Trinidad, Zamarrilla salía en su traslado con muchísimo público a su alrededor. A las 18.30 horas sonaron las campanas de la ermita de la calle Mármoles y las puertas se abrieron. Las filas de nazarenos se desplegaron y la música de la capilla musical del Carmen Doloroso empezó a sonar imponiendo el silencio. El Cristo de los Milagros salía a hombros de hermanos de la cofradía, con guantes blancos para respetar la integridad de la talla y como signo del profundo respeto hacia su encomienda.

La Virgen de la Amargura (Zamarrilla) salió con las hermanas de la cofradía portándola en sus hombros. La Banda de Música de la cofradía interpretó primero el himno nacional, para continuar con “Amargura Coronada”. Los aplausos recibieron a la Virgen, que aportaba otro tono a la sobriedad del Cristo. Con la marcha “Zamarrilla…” entró en la avenida de Barcelona.

Traslados matutinos

El Dulce Nombre y el Sepulcro completaron un Sábado de Pasión que comenzó con la Misa del Alba y el traslado del Cautivo y la Trinidad. Mientras gran parte de la atención se desplazaba hacia el barrio de la Trinidad, en Capuchinos el Dulce Nombre realizaba su tradicional traslado, recogido, sencillo y con un profundo mensaje evangélico. Rodeando la plaza de Capuchinos y con la imagen de la Inmaculada como eje, este traslado atrae a un público que busca otra cosa alejada del bullicio.

Algo parecido pasa en el traslado del Sepulcro desde la iglesia de Santa Ana, del antiguo monasterio del Cister. Silencio y respeto en un traslado que es lo que pide, siendo la hermandad muy consciente de su papel. El Centro, lleno de público y actividad, se paralizó durante unos minutos en el entorno del Cister para recibir al Cristo del Sepulcro y a la Virgen de la Soledad. 

Sentencia cierra la jornada

Las demoras en las procesiones llevan al público a tomarse la espera de otra forma. Cuando se cumplían 30 minutos de retraso respecto al horario indicado, el público que esperaba a la hermandad de la Sentencia comenzó a aplaudir a una puerta que se mantenía cerrada. El estruendo se repitió al abrirse las puertas y mientras el cortejo salía. En el interior, despacio, paso cadencioso, mientras los cirios esperaban su momento para ser encendidos, el trono atravesó las naves de Santiago con 'Anima Christi' y 'Cantemos al amor de los amores'.

Tras salvar el dintel de la parroquia de Santiago, el cortejo buscó las estrecheces de calle Granada. Allí sonó 'Entrando en Jerusalén', casi en las cercanías de calle San Agustín. El pregonero de la Semana Santa, Augusto Pansard, acompañó al hermano mayor y otros hermanos con un cirio tras el guion.

Uno de los momentos más esperados llegó al acceder a calle Niño de Guevara. El Señor lucía túnica lisa y cerrada junto a una Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos a la usanza hebrea. Despacio continuó el cortejo con doblete de marchas para entrar en Cañuelo de San Bernardo con un clásico: 'La Saeta'. De puntillas llegaron a este especial momento algunos de los hombres de trono más jóvenes que iban en la cola.