Cofradías

El Calvario, a otro ritmo

La cofradía victoriana demuestra que ir sin prisa, pero sin pausa, es la clave del crecimiento sostenido y este Viernes Santo, ante las previsiones del tiempo, se puso en la calle pero con una marcha más para cumplir con sus reglas sin riesgo a mojarse... aunque al final le cayeron unas gotas que no alteraron, en absoluto, la comitiva

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

La hermandad del Monte Calvario va a otro ritmo. Como a velocidad de crucero, como con una marcha de más, aunque no precisamente procesional. Aquí no hace faltan cornetas para que los cuerpos se pongan derechos. Ni siquiera un redoble para marcar el paso. En el Calvario se va sin prisa, pero sin pausa, y este es un ingrediente maestro para crecer de manera sostenida en el tiempo. Ya no solo en la estación de penitencia, ganando metros cuando la situación lo requiere por la inestabilidad meteorológica, como este Viernes Santo, sino todos los días. Ya sea arriba, en la ermita, o abajo, en Fernando el Católico.

De este modo, a priori sencillo pero tremendamente complicado de poner en práctica, esta cofradía está afrontando los mejores episodios de su aún breve pero intensa historia. Sabiendo hacer bien lo que mejor sabe hacer. Y dando una vuelta de tuerca precisa a todo lo que se le puede dar para perfeccionarse. 

Este Viernes Santo ha decidido ponerse en la calle asumiendo todas las consecuencias pero consciente de que lo que planteaba era factible. Arturo Fernández, su hermano mayor, lo tenía claro ya desde el día anterior. Solo faltaban que se confirmaran las previsiones meteorológicas. Calvario iba a salir a su hora. Iba a ganar tiempo en el camino de ida a la Tribuna. Quería hacer lo propio en el recorrido oficial y prácticamente, en un visto y no visto, con los condicionantes propios de cualquier comitiva procesional, plantarse en la Catedral a hacer estación de penitencia. Así las cosas, podrían estar de vuelta en la Victoria antes de la anunciada lluvia.

Monte Calvario | Viernes Santo 2024

Ignacio A. Castillo

Y dicho y hecho. A las tres, con suma diligencia, después de un Viernes Santo de tradición renovada subiendo al Calvario, de estaciones del vía crucis y de cañadú y limones cascarúos, la imagen del Yacente de la Paz y la Unidad era trasladada en silencio, por la vía dolorosa, desde la ermita hasta el Santuario de la Victoria, desde donde la cofradía se puso en marcha a las 16.02 horas de la tarde.

Monte Calvario | Viernes Santo 2024

El misterio de la Mortaja malagueña. / Álex Zea

El sonido del muñidor abría camino y avisaba de la presencia de la cruz guía relicario de la hermandad, que era convenientemente inciensada. Sin solución de continuidad, al instante, se hacía a la luz de la tarde del Viernes Santo el trono con el misterio de la Mortaja. Salía a los sones del Miserere ‘Benigne Fac Domine’. Como siempre. Esta vez a cargo de la banda de Santa Cecilia. El completo grupo escultórico, que asiste al entierro de Cristo y consuela a la Virgen de Fe y Consuelo, espectacular en su atuendo, avanzaba sin necesidad siquiera de tambor, imponiendo carisma propio.

Tras la sección de nazarenos, era la Virgen del Monte Calvario la que comenzaba a recorrer los primeros metros de la plaza del Santuario. La banda de la Paz atacaba ‘Flor del Calvario’, de Fran Criado, en la bajada. El adorno floral del trono, exquisito. Qué necesario equilibrio ante tanta desproporción y atiborre floral. Rosas rosas y solo rosas rosas, pinchadas en las jarras de manera primorosa en piñas cónicas. Y San Juan, que ni rozarla quería, pero sin dejarla un instante sola, en un escorzo definido sobre el trono y bajo un palio que es una de las grandes obras del bordado reciente de las cofradías de Málaga.

Monte Calvario | Viernes Santo 2024

Nubes amenazantes en la tarde del Viernes Santo sobre la Virgen del Calvario. / Álex Zea

La cofradía cumplió con lo que dijo. Y con los horarios. Y con sus reglas. Y con su carácter. Hizo estación en la Catedral y tuvo tiempo de regresar a la Victoria a su ritmo. Para ello, aprovechó que no había salido el Sepulcro para ir lo más directamente posible por Císter y Alcazabilla. Diez minutos tuvo, sin embargo que auguardar a que los efectivos de seguridad autorizaran este itinerario alternativo, según fuentes de la propia cofradía, que aseguran que habían comunicado con tiempo esta opción. Diez minutos que resultaron claves para que, aunque no mucho, la cofradía terminara mojándose con las primeras gotas de lluvia de una borrasca que se aproximaba peligrosamente por el litoral occidental de la provincia. Con todo, subiendo la plaza del Santuario con cierta diligencia, con 'Cristo de la Agonía' entró el misterio, prácticamente sin notar la lluvia, y algo más tarde, la Virgen del Monte Calvario, cuando sí que comenzaba a ser más intensa.