Habemus nuevo proyecto. El consejo de administración del Unicaja dio ayer un golpe encima de la mesa, demostró que aquí mandan ellos -por encima de recomendaciones de terceras personas- y dio carpetazo a la etapa anterior acordando no renovar en sus cargos a Berdi Pérez y a Juanma Rodríguez.

Una revolución es siempre sinónimo de crisis. Y ésta se ha llevado por delante dos cabezas. La del director general era tan esperada como necesaria. La del director deportivo, tan contundente como sorprendente.

Si digo que no siento lo de Juanma, mentiría. Son muchos años de relación -muy correcta, por cierto-. He discutido mil y una veces con él de éste o ése jugador. A veces el tiempo me ha dado la razón a mí. Otras veces, las más, a él. Lo normal en estos casos. Pero sinceramente creo que dejar el cargo de director deportivo es lo mejor para él a estas alturas de la película. Eso sí, me hubiera gustado que siguiera ligado de alguna manera al club. Es de la casa y siempre lo será, tome ahora el rumbo que tome.

Sobre Berdi Pérez sería hoy muy fácil hacer leña del árbol caído. Pero no me muevo yo nada bien en ese registro. He dicho cienes y cienes de veces que pienso que ha sido un mal director general. Que no ha aportado nada bueno para este club en tres años. Ni en lo deportivo ni en lo ejecutivo. Pero no dudo para nada de su profesionalidad. Berdi no ha venido a Málaga a living la vida loca ni a ganar dinero a cambio de nada. Eso lo tengo muy claro. Simplemente es que le ha podido el cargo. No ha sabido desempeñar la función para la que fue contratado hace ahora ya tres veranos. Por eso era necesaria su salida. Por eso la afición pedía a gritos aire nuevo en los despachos. Por eso se va sin ser siquiera la sombra del extraordinario director deportivo que fue en su época de ejecutivo en Las Palmas.

Por último quiero dar mi humilde aplauso al consejo por el paso adelante. Duro, incluso traumático, pero necesario para el cambio de rumbo.