­María Dolores de Cospedal cumplió y abrió ayer el congreso del PP andaluz que eligió como presidente del partido a Juan Manuel Moreno Bonilla, pero no se deshizo en elogios con el candidato ni se quedó mucho tiempo para arroparle. Fue a Sevilla, básicamente, a ponerle deberes.

Dieciocho días han pasado desde que Moreno presentase su candidatura con el aval de la dirección nacional presidida por Mariano Rajoy, echando por tierra así todas las quinielas que daban como nuevo líder al secretario general saliente, José Luis Sanz, con la bendición de Cospedal y del aún presidente regional del partido, Juan Ignacio Zoido.

La presencia de la secretaria general era la más esperada ayer, porque en todos estos días Cospedal apenas ha hablado de Moreno, no ha dicho si era buen o mal candidato, tardó una semana en llamarle -desde que anunció su candidatura- y ha llegado a sugerir «intrigas» en el partido en torno a esta designación. Así que todas las miradas estaban puestas en ella. Y todos los oídos también.

Llegó Cospedal con cierto retraso al Palacio de Congresos, y en la rampa de la entrada la esperaban ya Moreno y la futura secretaria general regional, Dolores López Gabarro, así como los tres vicesecretarios -Javier Arenas, Esteban González Pons y Carlos Floriano-. Con una sonrisa se fotografió junto a todos ellos y los ministros Cristóbal Montoro y Fátima Báñez, y entró en el recinto acompañada en todo momento por Moreno Bonilla, junto al que se sentó en primera fila antes de intervenir.

Cuando subió a la tribuna, Cospedal no hizo esperar a los impacientes, y tardó poco en dirigirse al malagueño. Si alguien esperaba elogios al candidato se quedó con las ganas, porque no los hubo. Cospedal prefirió poner su empeño en decirle a Moreno que tiene el apoyo de todo el partido, tanto en Andalucía como en el conjunto de España. Y después llegaron los deberes. Le dijo que no se «desoriente», y que ni «lo que ha pasado, lo que pase, o lo que pasará» le desvíe de su principal objetivo, que es trabajar por los andaluces.

Fue un aviso a navegantes pero sobre todo al propio Moreno: si ha habido tensiones en este proceso sucesorio, si las sigue habiendo o si las habrá, el presidente del PP andaluz tiene que estar por encima de ellas, y tiene que liderar con la vista puesta en las próximas elecciones para dar la batalla a la socialista Susana Díaz.

Y puesta la tarea, a otra cosa. Cospedal continuó su discurso hablando de elecciones europeas, de la salida de la crisis, de ETA, de Navarra... Y de Andalucía, claro.

Eso sí, sus primeras y mayores palabras de cariño y reconocimiento fueron para Juan Ignacio Zoido y José Luis Sanz. Al primero, le agradeció «de todo corazón» su trabajo por haber liderado el partido en un tiempo «difícil» y por haber decidido ceder el testigo, y del segundo subrayó su labor al frente de la dirección como secretario general.

Cospedal estuvo en el palacio de congresos poco más de una hora, y poco después de acabar su discurso -que duró 35 minutos- se marchó camino del AVE.