¿Por qué algunos animales como la salamandra mejicana o el pez cebra son capaces de regenerar al completo partes perdidas de su cuerpo y, por contra, el ser humano no? Ésa es una de las preguntas a las que el profesor Juan Carlos Izpisúa busca respuesta. El experto impartió ayer una conferencia en el XXII Congreso Nacional de Transfusión Sanguínea y Terapia Celular (Sets) que se desarrolló en el Palacio de Ferias de Málaga hasta ayer.

¿En qué se basan sus investigaciones?

Existen algunos animales capaces de generar todos sus órganos y tejidos y, en cambio, el ser humano no. Tratamos de desarrollar cómo lo hacen, cómo es posible que utilicen determinados genes para regenerar órganos porque eso nos puede dar una idea de por qué nosotros no lo hacemos. Y en este campo se han descubierto algunos conceptos y técnicas que pueden ayudar a que eso ocurra.

¿Cuáles son esos animales y cuáles son esas conclusiones?

El campeón de los regeneradores es una salamandra mejicana que se llama ajolote mexicano, pero existen muchos otros animales, nosotros por cuestiones de idoneidad y espacio –es pequeño– trabajamos con el pez cebra, capaz de regenerar todos sus órganos. Pensar en que somos capaces de regenerar un órgano hoy es una ilusión. Los intentos que hacemos de genocopiar esos procesos son todavía muy burdos y están en un estado muy primitivo. Pero hay dos experimentos en los últimos años que han ayudado a que entendamos mejor ese proceso. Uno de ellos es que se ha conseguido sacar fuera del organismo unas células que son las células madre y ponerlas a cultivar en una placa petri, que pueden estar vivas fuera del organismo si le damos de comer.

¿Cuál es la importancia de las células madres?

Las células madre son importantes porque dan lugar a todos los órganos, a todas las células del organismo. Ha sido un paso realmente clave para empezar a entender esto. El problema es que para obtener células madres hay que destruir embriones y eso genera controversias éticas. Y también hay problemas inmunitarios. Si quisiéramos crear una estructura, un órgano con unas células madre, al implantarlo en la otra persona quizás sería rechazada porque no pertenecen a esa persona. Por lo tanto hay dos problemas con las células madre el ético y el inmunitario. No obstante el trabajo con células madre está empezando a darnos ideas de cómo se desarrollan los órganos.

¿Y ese segundo experimento del que hablaba?

Sí, le decía dos experimentos. El primero es el ser capaz de cultivar las células madre en un laboratorio y el otro recientemente desarrollado por un equipo de investigadores japoneses consiste en la transformación de células adultas en las equivalentes a células madre. Ese proceso elimina los dos problemas de las células madres embrionarias. Ahora mismo lo podemos hacer con un simple pelo. Cogemos un pelo y lo podemos convertir en una célula madre. Lo publicamos nuestro propio grupo hace dos años y fue el descubrimiento del año en la revista Science. Realmente es espectacular que una célula adulta, una célula de piel, un pelo, lo podamos transformar en un célula madre y pueda dar lugar a los más de 250 tipos celulares del organismo.

¿A qué otras cuestiones se enfrentan para llegar a la meta?

Existen muchas enfermedades que son debidas al mal funcionamiento de un determinado gen, mutaciones en un gen. En los ratones, en los laboratorios, estamos siendo capaces de transformar su genoma. En un ratón podemos modificar cualquier gen y hacer un ratón a la carta. En cambio, en el ser humano nos ha sido muy difícil manipular su genoma, no se corrigen todos esos defectos tan fácilmente. No importa que tengamos células madres, si al final no podemos corregir la mutación, la enfermedad sigue presente. Otro reto es tratar de manipular, editar, el genoma humano y corregirlo.

¿Qué experimentos han hecho en este sentido?

Hace dos semanas nuestro grupo descubrió una metodología que nos permite editar el genoma humano, cortar un trozo de ADN, e introducir el trozo adecuado. Lo hemos hecho en una enfermedad que se llama Hutchinson Gildford, del envejecimiento prematuro. Son esos niños que parecen mayores. La enfermedad está relacionada con la vejez y lo que tienen es una mutación en un determinado gen. Lo que hemos hecho es corregir esa mutación. Esas células tienen un número de división «x» y cuando la corregimos el número de divisiones es normal.

¿Cuál es el futuro en este sentido?, ¿se podrá corregir cualquier enfermedad genética en humanos?

El problema es que aparecen tumores. Tendríamos que controlar y restringir la potencialidad de esa célula para que sólo dé lo que queremos, ése es el reto que nos tendrá ocupados los próximos años. Lo práctico sería tratar de entender qué es el envejecimiento. Las enfermedades siempre aparecen principalmente a mayor edad. Si detuviéramos el proceso de envejecimiento celular eso incidiría muchísimo sobre el desarrollo de las enfermedades. Enfermamos cuando envejecemos. Ya somos capaces de manipular el envejecimiento. Esto serviría para fabricar fármacos que impidieran o retrasaran el envejecimiento. Soy optimista, creo que podemos obtener compuestos químicos que alteren el proceso del envejecimiento, lo que ayudaría a la no aparición de muchas enfermedades.